En una entrevista, publicada en 1934, Muir llegó a afirmar: “No tengo ningún deseo de perder mi tiempo aquí. Si no puedo hacer un gran trabajo en las películas, no me voy a quedar en Hollywood”. Así, después de un puñado de actuaciones sobresalientes en películas mediocres filmadas en la costa oeste de los Estados Unidos, regresó a Broadway. Allí, la intelligentsia la recibió con los brazos abiertos. En 1950, cuando decidió volver al mainstream, todo estaba listo para que protagonizara el seriado televisivo The Aldrich Family. Pero dos horas antes del estreno del programa, éste fue cancelado por su principal patrocinante. El nombre de Jean Muir apareció en la lista negra del senador Joseph McCarthy, como una supuesta simpatizante del partido comunista. Entonces, Muir se convirtió en una de las primeras desterradas de la industria del entretenimiento por estas acusaciones infundadas.
Tras negar su simpatía con los ideales rojos, y una temporada entregada al alcohol, Jean Muir se dedicó a la docencia y dirección de teatro. Irónicamente, uno de sus trabajos más recordado es la dirección del grupo de teatro del Stephens College en una versión de The Crucible ─1953─, el drama de Arthur Miller sobre los juicios de Salem en el siglo XVII, la historia de una cacería de brujas literal y figurada.
La bella modelo y animadora venezolana Andrea Matthies, con su blonda cabellera arreglada en unas perfectas “ondas al agua” y con un impecable maquillaje expresionista, bajo las dramáticas luces, todos los ingredientes de los retratos clásicos del Hollywood pre–McCarthy, se convirtió en una versión contemporánea de Jean Muir circa A Midsummer Night’s Dream ─1935. Pero, a diferencia de Muir, Andrea únicamente podría aparecer en la lista de las mujeres más bellas y talentosas.
David González – Fotografía
Bárbara Marín TFR Studio – Maquillaje – Estilismo
Yorman Toscano – Estilismo
Daniel Leal – Textos – Vestuario
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