Venezuela encabeza las listas negras gracias al chavismo

El espectro es amplio. Venezuela es como un adolescente descarriado que raspa en todas –o casi todas– las materias. El listado de rankings en los que el país figura crece, no precisamente para bien. Ya ni siquiera es el segundo país más feliz de Latinoamérica –posición que ocupó entre 2012 y 2013, solo por detrás de Costa Rica, según el Reporte de la Felicidad del Mundo publicado por la Universidad de Columbia. El hambre, la inseguridad, la falta de medicamentos y la inflación desatada hacen que Venezuela ocupe los primeros puestos entre lo peor de lo peor.
Narco de alto calibre
Antes de que el vicepresidente de Venezuela, Tareck El Aissami, fuese incorporado a la Lista de Narcotraficantes Activos (Kingpin Act) de Estados Unidos, al menos otros nueve funcionarios del Estado venezolano ya formaban parte del conteo.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro (OFAC, por sus siglas en inglés) señaló en 2008 a dos colaboradores de la organización terrorista Hezbolá, radicados en Venezuela: al diplomático venezolano Ghazi Nasr Aldin y la ciudadano libanés Fawzi Kan’an. En 2011, se sumaron los nombres de Amílcar Figueroa, representante de Venezuela en el Parlamento Latinoamericano; el general del Ejército Cliver Alcalá Cordones; el ex alcalde y diputado Freddy Bernal y el funcionario del Sebin, Ramón Madriz, por asistir a las FARC y a narcotraficantes; y en 2013 apareció el capitán retirado de la Guardia Nacional Bolivariana Vassyly Kotosky Villarroel Ramírez, quien ayudaba a movilizar cargamentos de droga y garantizaba protección a narcos por sus conexiones gubernamentales, según el Tesoro de EEUU.
Ahora, los dos más altos responsables de la seguridad ciudadana, Tareck El Aissami y Néstor Reverol, ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, también están sancionados por narcotráfico.

Luis Izquiel, abogado penalista y criminólogo, no se sorprende ante las acusaciones del Departamento del Tesoro. Recuerda que en 2010 un reporte de las Naciones Unidas ya alertaba que 51% de los cargamentos de cocaína que intentaban ingresar a Europa vía marítima salían de puertos venezolanos. Un lustro más tarde la ONU posicionó a Venezuela como el quinto país de donde sale más droga hacia el mundo. “En 2013, Air France decomisó 1,3 toneladas de cocaína pura, contenidas en maletas que no pertenecían a ningún pasajero. Las autoridades francesas no informaron a las venezolanas que esa carga estaba siendo monitoreada. Eso te habla de dos cosas: desconfianza y el perjuicio general de la imagen del país. Estamos evidentemente mal parados en la lucha contra el narcotráfico mundial”.
Amordazados
En 2017, Venezuela apareció por primera vez como un país “no libre”, de acuerdo con el informe anual de la organización Freedom House. Hasta el año anterior, había sido ubicada en el segmento de países híbridos, o «parcialmente libres». Pero la evaluación cambió. “En Venezuela no hay una independencia de instituciones, no hay un respeto a los derechos humanos, no hay un respeto a los principios democráticos, no hay rendición de cuentas, no hay un gobierno que tome decisiones basadas en el respeto institucional, no hay ningún tipo de estructura realmente posible del ciudadano para defender sus derechos, sino un poder judicial que obviamente no solo está siendo usado para bloquear el funcionamiento de la Asamblea Nacional, sino que es usado como una herramienta de represión contra los ciudadanos. Hay derechos que se están violando en Venezuela, que ni siquiera en Cuba se están violando. Es una situación realmente caótica”, explicó Carlos Ponce, director de los Programas Latinoamericanos de Freedom House, al diario El Nuevo Herald.

Para Reporteros Sin Fronteras, desde 2015 la nación sufrió el mayor deterioro del continente para que los periodistas puedan ejercer su trabajo. En 2016 el país cayó otros dos peldaños, lo que lo ubica en una “situación difícil” en lo que tiene que ver con el respeto a la Libertad de Prensa, a un solo paso de la “situación muy grave”, el estatus más crítico que identifica la ONG. Venezuela se ubica en la posición 139, en una medición que abarca 180 países.
“No hay libertad para ejercer el periodismo y el derecho a informar. La situación es compleja por las limitaciones que hay en el acceso a la información pública, opacidad que afecta también a los ciudadanos; sino también por las agresiones físicas y los ataques a periodistas y medios. El periodista se ha ido retrayendo de la calle, que es su terreno natural”, explica Mariengracia Chirinos, directora de Libertades Informativas del Instituto Prensa y Sociedad (Ipys) de Venezuela.
Las mediciones de la ONG además señalan que son precisamente los actores del Estado los principales victimarios, en la figura de los cuerpos de seguridad y los ministerios y sus dependencias. “Hay otros actores al margen de la ley, como la delincuencia organizada y los colectivos”, apunta Chirinos. El discurso agraviante y las detenciones arbitrarias se suman a la lista de padecimientos que deben soportar los trabajadores de los medios de comunicación al hacer su trabajo. “Eso tiene consecuencias en el ciudadano, que no se siente representado por la información que difunden los medios y se limita su posibilidad de tomar decisiones acertadas sobre su cotidianidad”.

Embarazo en rojo
Es una cadena interminable de problemas. Jorge González Caro, representante auxiliar del Fondo de Población de las Naciones Unidas en Venezuela (Unfpa), informó en julio de 2016 que Venezuela ocupa el primer lugar en Latinoamérica y el Caribe en casos de ​embarazo precoz: existen 101 embarazos de cada mil adolescentes entre 15 y 19 años. La tasa en la región es de 76 por cada mil parturientas.

José Félix Oletta, ex ministro de Sanidad, subraya que en el país entre 20% y 25% de los embarazos se produce en mujeres menores a 19 años de edad, lo que se transforma en un problema de salud pública que escala en magnitud. De manera que, además de aumentar el riesgo de gestaciones complicadas, hay más incidencia de hipertensión asociada a la gravidez, de niños que nacen pesando menos de 2,5 kilogramos y prematuros, y de aumento en la mortalidad materna y neonatal. La cifra que ofrece Oletta es lapidaria: entre 2015 y 2016, la tasa de muerte materna pasó de 132 por cada 100.000 niños nacidos vivos a 170, “según cifras oficiales no divulgadas”, aclara el médico.
“Hay un trabajo educativo arduo que debe hacerse en las casas y en las escuelas sobre el sexo seguro y el sexo responsable. A esto se suma la escasez de métodos anticonceptivos, que aumenta los embarazos no deseados y el riesgo de abortos. Es grave el silencio que hay en el Ministerio de Salud, si no se difunden los indicadores la gente tiende a pensar que no hay factores de riesgo, ni problemas; pero lo cierto es que tenemos casos como el de la difteria. Han pasado 11 meses sin un boletín epidemiológico, sobre una epidemia que está en desarrollo. El problema sigue y no está controlado”, alerta.

Más homicidios per cápita
Hasta diciembre de 2016, Venezuela se ubicaba en el segundo lugar de los países con mayor violencia letal en el mundo, de acuerdo con el Observatorio Venezolano de Violencia, solo por detrás de El Salvador. En enero de 2017 ya ocupa el primer peldaño. El abogado Luis Izquiel aclara que el informe del OVV se difundió antes del cierre del año, y cuando el país centroamericano hizo sus mediciones se encontraron con que en ese país ocurren 81 homicidios por cada 100.000 habitantes; mientras en Venezuela suceden 92. La tasa es 3,6 veces mayor que las de Colombia y Brasil.
Ante el cierre de las fuentes oficiales, el informe pronosticó que hubo 28.479 fallecidos en todo el territorio nacional. “En Venezuela se ha expandido la violencia, en sus modalidades y en su gravedad”, señala el observatorio. A eso se añade el deterioro de la función social de la policía y la aparición del hurto por hambre.

“Venezuela se ubica como el quinto país donde ocurren más secuestros en el mundo y es el primero en Latinoamérica, según una controladora de riesgo internacional llamada Control Risks. Otro informe de las Naciones Unidas nos ubica como el país con más muertes por explosión de granadas. En 1999 el Gobierno prometió convertirnos en una potencia y lo logró”, afirma Izquiel.

Cada vez más miserables
En Venezuela se hurga en la basura para encontrar comida. También se persigue a los camiones contenedores de desechos en búsqueda de algo que sacie, o al menos disimule el hambre. Es una economía dolorosa para vivir, trabajar y subsistir. La academia lo confirma: Venezuela por tercer año consecutivo encabezó el Índice de Miseria Mundial, por ser el país con el peor desempeño económico. El ranking lo publica el Instituto Cato, elaborado por Steve Hanke, profesor de la Universidad Johns Hopkins.
La nación alcanzó una puntuación de 573.4; muy por encima del siguiente en Latinoamérica: Argentina, con 83,8 puntos. El profesor de Economía Domingo Sifontes aún no se fía de las variables que toma en cuenta este reporte. Alega que todavía le faltan algunos años para ganar legitimidad. Sin embargo, no niega que cualquier medición que incluya datos como la inflación va a dejará al país muy mal parado. “Venezuela tiene la inflación más alta del mundo y por mucho; y eso es porque la mayoría de los países han entendido cómo hacer que no sea un problema; porque esa es una de las peores enfermedades de la economía”, asevera.

Sifontes toma como ejemplo otras mediciones en las que el país lleva las de perder. “El periódico The Wall Street Journal y Heritage Foundation elaboran el índice de libertad económica desde 1995, el país solía aparecer en el medio de la tabla. Desde 2003 estamos al final. Tenemos una economía reprimida. El índice del Banco Mundial sobre la facilidad para hacer negocios también nos ubica mal; así como el del derecho a la propiedad que elabora el economista peruano Hernando de Soto”. En innovación y competitividad, Venezuela también lleva las de perder: “Es muy difícil que en la actual situación económica, el país salga bien posicionado”.

Primeros en corrupción
En una escala del cero al 100, donde el cero es sumamente corrupto y el 100 es muy transparente, Venezuela sacó 17, y se ubica como el más corrompido de América Latina. La medición corre por cuenta de Transparencia Internacional, que difundió en enero de este año el Índice de Percepción de la Corrupción. Vaya Odebrecht de por medio.
Eduardo Páez Pumar, ingeniero y director de la Asociación Integral de Políticas Públicas, señala que desde el año 2007 en el país se encarga la construcción de obras públicas a dedo, lo que favorece la opacidad. Indica que los contratos de la constructora brasileña en Venezuela están paralizados antes del escándalo de sobornos en los que está envuelta, debido principalmente a falta de pagos: “Se acabaron los fondos del gobierno”, recalca.
El especialista apunta que “desde 2007, cuando aumentaron los precios del petróleo, se crearon los fondos como el Fonden y el Fondo Chino, que no necesitaban de la aprobación de la Asamblea Nacional; eso le otorgó al Gobierno más discrecionalidad”.
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