Investigación

Cirugías cardíacas: latidos silentes

Las listas de espera para operaciones cardíacas se abultan. La de muertos también. Un macabro Godot. En clínicas y hospitales los bolsillos ya no cuentan. La espera y el miedo es transversal. Desde abril no llegan insumos médicos especializados al país. Los galenos tragan grueso y los pacientes esperan el milagro

Texto: Patricia Marcano
Publicidad

“Uno estudió para salvarle la vida a los pacientes, no para verlos morir. Tener enfrente a una persona, saber qué tienes que hacer para salvarla pero no tener cómo hacerlo es una de las cosas más frustrantes”. No han sido pocas las veces que Jesús Velásquez ha sentido esa frustración. Está por finalizar el tercer año del postgrado de Cardiología en el Hospital Universitario de Caracas (HUC) y en los últimos dos años la resolución de casos, a través de las cirugías del corazón, han sido pocas. Sus pacientes, los que atiende y diagnostica en la consulta de Cardiología, no siempre llegan a operarse.

En julio de este año, el servicio de Cirugía Cardiovascular del HUC fue declarado en cierre técnico por la carencia de insumos básicos para operar, y aunque el Ministerio de Salud ha anunciado en varias oportunidades la llegada de los materiales para este y otros hospitales, así como la reactivación de esas cirugías, la realidad demuestra que el problema persiste y que la capacidad de respuesta está lejos de ser óptima.

“Este hospital normalmente hacía entre 450 y 500 cirugías de corazón abierto y unos 1.200 cateterismos al año. Eso era casi el doble de lo que hacía el Cardiológico Infantil en su mejor momento. Pero en los últimos dos años la situación ha empeorado y no llegamos a 50 cirugías por año ni a 400 cateterismos. De operar dos casos diarios  pasamos a dos o tres semanales, y en los últimos 15 días han sido operados dos pacientes solamente”, relata Iván Machado, jefe del servicio de Cardiología del HUC.

La situación es grave –apunta el especialista-, porque a pesar de las buenas intenciones de la directiva del hospital para llevar insumos al centro asistencial, como resalta Machado, sigue faltando lo básico: válvulas, suturas, medicamentos para procedimientos cardíacos y oxigenadores (componentes desechables que usa la bomba de circulación extracorpórea, equipo conocido como “corazón-pulmón”, al cual se conecta el paciente durante la cirugía y se encarga de oxigenar la sangre).

cita4

Este hecho toma un cariz aún menos alentador cuando se sabe que solo tres hospitales del país realizan cirugías cardiovasculares (el HUC, el Hospital Miguel Pérez Carreño -dependiente del Ivss- y el Hospital Militar Carlos Arvelo, todos en Caracas) y que las clínicas también están suspendiendo estas intervenciones porque no tienen insumos. La falta de oxigenadotes es el denominador común en el sector público y privado. “No hay en Venezuela”, es la respuesta que reciben los médicos.

Un “buen morir”
Con el cierre técnico del servicio de Cirugía Cardiovascular del HUC, en julio de este año, los pacientes hospitalizados fueron dados de alta bajo el compromiso de llamarlos cuando llegaran los insumos y de mantener el contacto con el hospital. Varios se negaron.

María Bello es uno de esos casos. Carlos Ravines, uno de los hijos que la acompaña en el hospital, explica que decidieron quedarse por miedo a perder el turno quirúrgico. “Al parecer hay una lista de espera de 600 pacientes. Si uno se va capaz no lo llaman, por eso no quisimos irnos. Tenemos tres meses aquí. Hemos sabido de casos menos graves que ya fueron operados y de personas que tienen más tiempo en espera y no los han llamado”. Ella tiene 61 años. En octubre de 2014 le dio un ataque cardíaco y la llevaron al Hospital Vargas de Caracas. “Ahí no la trataron como debían, decían que no era nada del corazón sino de los pulmones y al final salió del hospital con una tuberculosis. Está en tratamiento”, detalla Carlos.

Él y su hermana han ido hasta el Ministerio de Salud, Asamblea Nacional y otros entes para tratar de agilizar la operación o conseguir lo que falta. No han logrado nada. Hace ocho días les dijeron que había llegado el kit y la válvula, y que la operarían en menos de una semana. No ocurrió. María requiere un cambio de la válvula mitral. “La atención es muy buena, el problema es que pareciera que hay un juego con los pacientes. Esto es triste y lamentable, no sé si es que hay un chanchullo pero lo que uno pide es que hablen claro, lo que dicen son promesas y promesas”. En estos tres meses, el funcionamiento del corazón de María ha bajado 30%. Carlos sabe que no mejorará si no la operan, y que mientras más tiempo pase alguna complicación nueva aparece.

Jesús Velásquez aclara que, más allá de que no estén los insumos, las veces que ha llegado el material médico solo alcanzan para tres, cinco o cuando mucho 10 casos. La lista de espera es de 400 personas en promedio. No hay dotación continua que permita reducirla, pues lo poco que llega suele usarse en emergencias y alcanza para algunos pacientes del listado. Por ello, en lo que va de 2015 el HUC ha realizado 40 cirugías y eso ha sido “rasguñando”, comenta Velásquez, quien además es presidente de la Sociedad de Médicos Residentes e Internos.

cita3

Otro detalle, precisa el residente de Cardiología, es que las cirugías cardiovasculares tienen un “tiempo quirúrgico” para ser efectuadas. “Cuando es un caso quirúrgico es porque el corazón es una bomba de tiempo. Por más pastillas y tratamiento que se indique, el músculo cardíaco se va deteriorando, el bombeo baja y al llegar a una insuficiencia severa ya el paciente no es candidato a cirugía”. Cuando esto pasa, detalla Velásquez, la persona se queda con sus síntomas pero se intenta mejorar la condición, y “en algunos casos eso significa darle un buen morir dentro de lo que se pueda. Pero no es lo mismo darle un buen morir a una persona de 85 años que a una de 40 o 50. La situación es compleja y muy frustrante”.

Los jóvenes también

Hasta ahora, el Universitario es el único hospital donde el área de cirugía cardiovascular se ha declarado en cierre técnico pero en el caso del Pérez Carreño no es mejor.

Susana Blanco, jefe de Cardiología de ese centro de salud, informó que las cirugías cardiovasculares están paradas porque no hay bandejas de tubo, oxigenadotes, válvulas, prótesis intracardíacas ni implementos para la bomba extracorpórea. “Ya no recibimos pacientes de otros estados ni de otros hospitales. Tampoco los recibimos en triaje y a todos les decimos la verdad, que no hay cómo operarlos. Por ética yo no puedo callarme, si lo hago es complicidad. Yo no los opero pero son mis pacientes, cuando llegan descompensados yo los atiendo. Todos nos duelen”, señala Blanco.

Aclara que en el Pérez Carreño el problema existe con las cirugías a corazón abierto, no en el campo de la hemodinamia (cateterismos) ni en la colocación de marcapasos; ambos se siguen realizando, van más de 1.100 cateterismos realizados este año y no tienen lista de espera para marcapasos. “50% de mis pacientes resuelven su situación con la hemodinamia pero el otro 50% no. Muchos pacientes han fallecido fuera del hospital y otros aquí adentro. Nuestra lista de espera es de 700 pacientes”, detalló.

Obtener cifras precisas de fallecidos no es sencillo. Los médicos relatan que cuando comienzan a llamar a los pacientes del listado a veces los familiares respondes y dan la mala noticia pero otros no contestan; allí no se sabe si fallecieron, cambiaron de número o les robaron el celular. En el HUC, cuando se actualizó la lista de espera entre octubre de 2013 y octubre de 2014 los pacientes que habían muerto en ese lapso fueron 70, recuerda Velásquez. Ahora el doctor Machado está haciendo una nueva tabulación, y aunque no maneja un número, no olvida que hace poco más de 15 días vio morir a uno.

cita1

“A mi la gente se me está muriendo”, dice con tristeza el también jefe de la cátedra de Cardiología de la escuela de medicina Luis Razetti, quien hace la confesión frente a un paciente con el que hablaba previamente, un venezolano con una cardiopatía congénita, “una de las primeras tetralogías de Fallot que se operaron en el país. Tiene 41 años, 8 meses esperando la cirugía y 8 meses sin trabajar. Es un drama. La gente se me está muriendo”, reitera Machado.

Blanco recuerda que no todos los pacientes coronarios son adultos mayores. Los diagnosticados con estenosis aórtica y estenosis mitral son jóvenes. “Los pacientes coronarios y valvulares son los que no están teniendo solución”. La edad promedio de los pacientes que requieren una operación cardiovascular es 50 años, agrega Nassour Aboukheir, cirujano cardiovascular de Clínicas Caracas. De hecho, el año pasado el equipo con el que trabaja intervino a unos 36 pacientes con enfermedades coronarias con edades entre 30 y 35 años. “Todas las cirugías cardíacas son, en teoría, una emergencia. La situación actual es lamentable. En los ocho años que tengo operando no había visto algo así”, acotó.

Clínicas restringidas

Si bien el Hospital de Clínicas Caracas ha sido noticia en las últimas dos semanas por suspensión de este tipo de cirugías por la ausencia de material médico quirúrgico, no es la única. La Policlínica Metropolitana, el Centro Médico Docente La Trinidad y el Centro Médico de Caracas, por mencionar algunas, también enfrentan dificultades.

En esta última no han suspendido las cirugías cardíacas pero la ausencia de válvulas y materiales para el reemplazo valvular y recomposición de arterias, así como los stent, ha sido recurrente y se ha agravado, y ha retrasado varias intervenciones. “Para nosotros es difícil. Decir que no va en contra de nuestra misión primordial”, asegura Aquiles Salas, director del Centro Médico. “Este déficit está presente en varias clínicas, el sector privado ha tenido una alta demanda por las dificultades en los hospitales y eso también suma. Además el proceso inflacionario ha elevado muchísimo los costos”, señaló el también vocero de la Asociación Venezolana de Hospitales y Clínicas.

La familia de María Bello lo sabe. Los presupuestos que solicitaron para el reemplazo de la válvula mitral marcaban una cifra superior a 1 millón de bolívares. Un monto mayor recibió Armando Rodríguez: Bs 2 millones por un reemplazo de válvula aórtica. Él tiene cinco semanas en el HUC recibiendo tratamiento por una endocarditis pero ya los médicos le informaron que al controlar esa infección deben operarlo.

“Cuando pasen las seis semanas del tratamiento los médicos deberían tener los insumos y operarlo. Sabemos que no están recibiendo ingresos de ningún tipo, eso nos tiene desesperados, pero tenemos fe. Esperamos que se agilice el proceso. Él es un hombre joven, tienes 36 años, tres hijos y una esposa que no se quiere quedar sola. Ya pedimos ayuda en varios entes públicos y privados y esperamos respuesta, a ver si por esa vía conseguimos la operación”, expresó Melisa Barreto, su esposa.

cita2Alexis Bello, cirujano cardiovascular de Clínicas Caracas, comenta que tras la suspensión de las cirugías han operado a tres personas que consiguieron el kit en Estados Unidos o lo importaron individualmente con su dinero, pero son casos muy contados. “Es duro, quienes nos dedicamos a esto hemos aprendido a negociar con la muerte y muchas veces salimos con éxito. Pero ahora no podemos hacerlo y esa oportunidad que tenían los enfermos, en este momento, no existe. Espero que esta sea una crisis transitoria. La salud se debe excluir de la diatriba política, un pueblo enfermo no tolera la pobreza”, manifestó Bello, quien tiene 60 pacientes en espera.

Un directivo de la Asociación Venezolana de Distribuidores de Equipos Médicos y Afines (Avedem), que pidió resguardar su identidad, informó que actualmente no se está importando ningún insumo médico quirúrgico porque persiste la deuda con los proveedores (hay facturas de 2010 y 2011 aún sin pagar) y las líneas de crédito siguen suspendidas. El último lote importado llegó al país entre abril y mayo y solo alcanzaba para tres meses. “El Cencoex se comprometió a pagar la deuda vieja este año, que asciende a 300 millones de dólares, y nos engañaron. En la última reunión dijeron que dudaban de esa deuda, eso es llamarnos delincuentes. ¿Quién va a querer importar así?”, manifestó la fuente.

A ese monto se suman $ 83 millones correspondientes a los insumos adquiridos este año y que llegaron hace seis meses, donde había materiales para todas las especialidades, incluyendo los necesarios para cirugías del corazón.

Mientras la escasez de divisas persiste, los pacientes cardiópatas, cirujanos cardiovasculares y cardiólogos viven la angustia de la carestía en un país donde las enfermedades del corazón son la primera causa de muerte. 30.467 venezolanos fallecieron en 2012 por este motivo, precisa el Anuario de Mortalidad del Ministerio de Salud.

No hay estadísticas más recientes pero sí existen otros datos que perfilan el universo de afectados. “Conociendo la incidencia de la enfermedad coronaria podemos estimar que entre 5.000 y 6.000 adultos a nivel nacional necesitan una cirugía cardiovascular. A eso se suman 2.500 o 3.000 niños. Y si tomamos en cuenta los que no necesitan operación pero sí medicamentos, tenemos que entre 13% y 15% de la población es hipertensa y que la mitad necesita medicación. Esto no miente. Más de 2 millones de venezolanos necesitan medicamentos cardiovasculares y no hay. Ni siquiera hay Isodril para ponerlo bajo la lengua cuando llega un paciente con dolor en el pecho”, detalló el cardiólogo Iván Machado.

Publicidad