Investigación

Devastación del sistema de salud

Los indicadores que presentó el Ministerio de Salud en su Memoria y Cuenta son espeluznantes: aumentó la mortalidad general y neonatal y las camas de los hospitales fueron desaprovechadas en 60% de los casos. Las empresas farmacéuticas del Estado no produjeron lo que debían, aunque recibieron los fondos

Fotografía e Infografías: Oriana Milu L.
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Las cifras que presentó el Ministerio de Salud en la Memoria y Cuenta de 2015 son alarmantes. Pero el desastre no se corresponde con la calma que ha guardado el despacho ante lo que la Asamblea Nacional (AN) decretó como una crisis humanitaria.

El primer ejemplo, la mortalidad, se ha ido incrementando sostenidamente desde 2012 cuando ocurrían 2,96 muertes por cada 100 altas, en 2013 había 3,66 muertes y en 2014 murieron 4,98 personas por cada 100 dadas de alta. En 2015, el aumento fue espeluznante: ocurrieron 31,12 decesos por cada 100 altas, de acuerdo con el propio informe del ministerio. “Si estos números son reales estaríamos ante una de las debacles más notorias de la salud venezolana y probablemente de toda la historia del continente. Es posible que se trate de un error y que el número que hayan intentado reflejar sea 3,1 de cada 100 altas. Esperemos que, si es así, y al tratarse de un error tan significativo, el Ministerio confirme las cifras entregadas”, dice el infectólogo del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela, Julio Castro.

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Desde la semana pasada, se ha intentado hablar con Luisana Melo, Ministra de Salud, para aclarar esta y otras dudas. Solo una vez su asistente atendió el teléfono para indicar que sería imposible establecer el contacto. Desde principios de año, solo en el Hospital Central de San Cristóbal han muerto 30 recién nacidos, según cifras extraoficiales que ofreció en febrero la alcaldesa de esa región, Patricia Gutiérrez de Ceballos. Nada más entre el viernes cinco y el lunes siete de febrero murieron cinco recién nacidos. Los médicos denunciaron en una asamblea que los niños se les mueren “como pollitos” porque no tienen surfactante pulmonar.

La Memoria y Cuenta, que evalúa la gestión de Henry Ventura a cargo del despacho, revela que el año pasado la mortalidad neonatal aumentó 100 veces su incidencia, al pasar de 0,050 muertes neonatales por cada 100 altas a 2,010 muertes de recién nacidos por cada 100 altas. Lo que ocurre en San Cristóbal pareciera indicar que la cifra no va a disminuir en 2016.

La mortalidad materna, aunque bajó, sigue estando en niveles superiores a los de 2012. En 2015, ocurrieron 0,11 muertes de madres por cada 100 altas, cuando en 2012 había 0,020. Para Julio Castro esos registros representan un gran retraso, y regresan a la salud en Venezuela a los valores de hace 30 años.

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Sin atención

El resto de los indicadores de funcionamiento de los 241 hospitales del país no son mejores. En 2015, dejaron de hacerse 87.384 cirugías con respecto al año anterior. Solo se operó a 253.245 personas y 58% de esas intervenciones fueron de emergencia, apenas tres operaciones diarias por cada centro asistencial. “Es la cifra más baja en 11 años. Se hicieron 26% menos intervenciones que en 2005, cuando comenzaron las reparaciones en los hospitales tipo IV del ministerio”, recuerda José Félix Oletta, exministro de Sanidad. En total, en los últimos 11 años, 437.384 operaciones estarían en deuda.

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El porcentaje de ocupación de camas pasó de 90% en 2014 a 40% en 2015. La escasez de medicamentos, que el año pasado cerró en 80% en todo el país según la Federación Farmacéutica Venezolana, podría ser una de las razones para que en los hospitales ni siquiera se ingresara a los pacientes. Cada cama de hospital, según el propio Ministerio, pasó ocho días vacía en 2015. “Eso significa que del total de camas —25.909 en toda Venezuela—, muchas están disponibles y no se usan. ¿Las razones? No hay personal, no hay recursos, no hay insumos ni medicamentos, muchos servicios están cerrados. Lo ideal es que estos indicadores se mantengan alrededor de 85%, para tener un margen de acción ante situaciones de emergencia. Pero aquí se están subutilizando los recursos”, indica Oletta.

Empresas improductivas

En un acto reciente, donde se destacó el nuevo sistema de procura de medicamentos el 0800SALUDYA, la ministra Melo dijo que la “única manera” en la que el estado venezolano podría garantizar los fármacos era si los doctores recetaban genéricos. Lo que no dijo la titular de Min-Salud es que la empresa estatal encargada de producir el 15% de los genéricos del país no produjo ni media pastilla.

Profármacos —antes ProULA, empresa farmacéutica expropiada— se reactivó en diciembre de 2014. El informe admite que no se elaboró ni un solo producto, a pesar de que le liquidaron 36% de los fondos destinados para esa actividad (99.655.568 bolívares). En total, Profármacos recibió 213.079.198,38 bolívares entre presupuesto ordinario y créditos adicionales. Lo que sí hizo la empresa fue distribuir cuatro medicamentos: ácido fólico, ibuprofeno, captopril y furosemida. “Cuando menos, todo esto tiene un color muy turbio, es absolutamente oscuro”, lamenta Oletta.

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El Servicio de Elaboraciones Farmacéuticas, Sefar, tampoco produjo lo que debía. En 1998 se elaboraban 30 medicamentos. De los siete que se hacían en 2014, el año pasado solo produjeron dos: suero oral y cloroquina, para la malaria.

A principios de febrero, cuando el diputado José Manuel Olivares intentó realizar una inspección en el Sefar, una empleada dijo al diario El Nacional que el fenobarbital, uno de los anticonvulsivos más utilizados y más escasos del país, dejó de producirse hace meses por falta de materia prima. En esa visita se encontraron cajas vencidas de iodopovidina provenientes de Farmacuba y cajas con guantes también expirados importados de China. Los contratos con esas empresas se mantienen.

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Otro aspecto en el que no se avanzó en 2015 fue el fondo de abastecimiento de insumos especiales para la salud. El escrito indica que hubo 0% de avance físico, aunque se ejecutaron 38.686.965 bolívares, 97% del dinero proyectado para este plan. Las actividades que se habían planificado incluían actualizar el formulario terapéutico nacional, realizar una campaña publicitaria para el uso racional de medicamentos, consolidar el fondo de abastecimiento e implementar un programa de concientización sobre uso de medicamentos esenciales en su denominación común internacional. Ninguna presentó algún avance. Por si fuera poco, de los seis hospitales planificados ninguno fue construido y, a pesar de que la ejecución física admitida por la Memoria y Cuenta fue de 0%, la presupuestaria alcanzó el 24%.

Con estos indicadores tan deficientes, cabe preguntar en qué se invirtió el dinero que recibió Min Salud el año pasado. No hay una respuesta certera en el documento, que como mayor obstáculo de la gestión presenta el argumento manido de la “guerra económica”. Entre créditos adicionales y presupuesto de la nación, el despacho recibió 148.664.149225,43 bolívares, que a dólares preferenciales para insumos y medicamentos que regía en el momento de 6,30, son 23.597.484.004,03 verdes.

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Por cierto, el 0800SALUDYA pareciera ser una copia del Sistema Integral para el Acceso a Medicamentos, Siamed, que el año pasado atendió a 29.614 personas nada más y que el propio presidente Nicolás Maduro calificó de “fracaso”.

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