Moda

Suukala engalana

De caraqueños andares, Eugenia Toth se sincera. Sus ambiciones, siempre gruesas, cortan y zurcen los trajes de su nuevo oficio: diseñadora de moda. Estrena colección. Según ella Suukala es “para la gente que busca no vestir igual a todo el mundo”

Fotografía: Anabella Padula y Oriana Milu Lozada
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Eugenia Toth la señalaban con el dedo desde pequeña. Los vestiditos que le cosía su mamá eran una sensación en las piñatas. Todos volteaban. “Ahí vienen las Toth”, decían. Entre capas, faralaos y flecos las hijas de Rosita eran las más originales de las fiestas. La menor de las hermanas, Eugenia, creció en medio de retazos. También entre máquinas de coser. Después de graduarse en comunicación social les dijo a sus padres: “sacaré una colección de ropa, esa es mi verdadera pasión”.

En el 2011 nació Suukala —que en guayú significa “azúcar”. Una marca de ropa que coquetea con el ethnic chic y los colores. Busca hacerle honor a quienes se atreven a vestirse diferente y resaltar entre muchos. Un tributo al estilo personal. Rindiéndole honores a los sabores de la vida se estrena con la colección: “Dulce tradición”. “Comencé con trajes de baño. Era fácil entrar en el mercado y no había mucha gente haciéndolos”, comenta.

Los bikinis fueron un boom. Por sus diseños originales, los bronceados disparejos delataban a quienes vestían Suukala. Después, las fanáticas exigieron otros atuendos. Fue allí cuando Eugenia probaría usar más tela. Traídas de las ferias de China, Japón, Francia y New York, con ellas confecciona faldas, chaquetas, y camisas. Los protagonistas de «Marrakech», su nueva colección.

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El juego de colores hace alusión a Venezuela y sus paisajes. Entre flecos de gamuza y seda se forma el juego perfecto de texturas. “Todo el mundo quiere ese granito de azúcar en su vida” entrevera la joven. “Mi marca partió de aquello que me identifica como persona. También de lo que me gusta vestir. A su vez de todas esas prendas que me encantaría que la gente se atreviera a usar”, dice con orgullo.

El nuevo reto era la combinación perfecta entre actitud y elegancia. Solo quienes tengan suficiente porte —y billetes en sus cuentas— podrán brillar. “Para esta colección traje telas especialmente de Marruecos. Tienen un toque étnico que me fascina. Le dan glow a quienes las usan”, describe. La colección hace eco en la escalada de colores tierra. “La gente busca Suukala para no vestir igual a todo el mundo”, se atreve a decir su creadora.

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Las prendas se pueden encontrar en su taller en La Castellana, al frente del colegio Teresiano y en la tienda Friends en el C.C Santa Fe. Sin embargo, los ojos redondos de Eugenia Toth apuntan a la internacionalización: Miami y algunas islas del Caribe.

«Colorful soul», la piñata de una niña grande

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Eugenia dio a luz el 18 de marzo a “Colorful soul”. Una colección capsula para esas personas que quieren hacer de su vida un viaje de aventura. “Puedes conseguir desde trajes de baño hasta un vestido largo para un matrimonio etiqueta”. Es amplia y divertida. La idea es que la gente se pregunte ¿de qué color es su alma? Para Eugenia es 100% Suukala.

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