Moda

Coco sí leía

Coco Chanel, artífice del famoso traje de sastre en tweed y del perfume con un número 5, fue también una sesuda pensadora. Lectora solícita que, en duermevela, se entregó a las ideas para construir su imperio de lujo y seda

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En la fabulosa Galería Internacional de Arte Moderno Ca’ Pesaro de Venecia, desde el 17 de septiembre hasta el 8 de enero, se llevarán a cabo exhibiciones culturales organizadas por la Maison Chanel. El propósito es evocar y mostrar el espíritu intelectual de Coco. Cada año se conmemora un capítulo: «Culture Chanel». Además, habrá una exposición permanente que contará con textos originales dibujos y bocetos de la célebre fundadora.

La biblioteca de Mademoiselle Chanel la revela como una ferviente lectora. Además, Venecia siempre fue para ella un punto de reflexión y también un lugar de inspiración. La ciudad de San Marco la insufló de buenas ideas. Con esta biblioteca, punto de partida, se construye un nuevo sistema de analogías sensibles y de correspondencias visuales que sacan a la luz pública la relación íntima de la lectura sobre el diseño de la modista. Es decir, el influjo de la literatura obró sobre su moda.

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Libros con infinidades de dedicatorias, archivos, fotografías, pinturas, dibujos, piezas de arte, joyería y perfumes, entre otros bellos artilugios del apartamento de Gabrielle, dialogan con trapos y vestuarios creados por Karl Lagerfeld. La muestra pone al trasluz el vocabulario estético de Coco —que se enriqueció del clasicismo, el barroco, Rusia y, por supuesto, Venecia.

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Desde muy temprana edad Gabrielle Chanel hizo de los libros sus tesoros y guías. Así se lo confió a su gran amigo Paul Morand: “Han sido mis mejores amigos». Pero frecuentar sus ejemplares revela la paradoja: la soledad acompañada de silencio. Las lecturas le permitieron despertar mundos y escapar de su destino, soñar y obtener la fuerza necesaria para escribir su propia historia.

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