Opinión

Hay que meterle el hombro al Maczul

El Museo de Arte Contemporáneo del Zulia necesita ayuda. Víctima de continuados robos, requiere del compromiso, las manos y los recursos de quienes quieran rescatar una de las instituciones y uno de los espacios más importantes del occidente del país. No es poca cosa lo que allí se hace, y está en nosotros que perdure

Portada: Humberto Matheus
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Ver una exposición de artes plásticas en salas no acondicionadas con aire climatizado. En Maracaibo. Un sábado al mediodía. Salas enormes. Concebidas, desde el primer boceto, como espacios museísticos. Ámbitos arquitectónicos pensados, ya desde el plano, para ser recorridas en un ambiente templado y asordinado que facilite la concentración. Lugares densamente iluminados, de manera que la pieza se muestre en toda su complejidad y maravilla. Sin ventanas, que pudieran permitir el ingreso de suciedad y sustancias contaminantes. Pueden ser, en suma, salas muy calientes.
En esas condiciones recorrí el Museo de Arte Contemporáneo del Zulia (Maczul). Créanme, puede ser una experiencia muy difícil. Con el agravante de que en Maracaibo no puedes andarte quejando del calor ni haciendo aspavientos para secarte el sudor, así te corra desde la frente y por la espalda. No está bien visto.
Por qué se somete alguien a un trance tal. Muy sencillo. Porque el Maczul es uno de los lugares más extraordinarios de Venezuela. Y no solo porque su infraestructura es una de las más grandes del continente (que no es poca cosa ni echonería, las instituciones culturales necesitan espacio), sino porque es el único museo que nos queda. Y, además, el Maczul es un museo de verdad: con investigación, con propuestas propias, con exposiciones completas, interesantes y muy bien curadas. Como ocurre con los museos de verdad, no puedes visitar ese precioso pedazo de Maracaibo sin salir transformado, estimulado, lleno de imágenes en tu mente.
El arte contemporáneo puede existir sin pintura, sin lienzos, sin bloques de mármol, madera o piedra, sin barro, sin pedestales… Pero hay dos cosas de las que no puede prescindir: libertad y tecnología.
En el Maczul hay libertad. Alguien tuvo la inteligencia de introducir en su directiva varios artistas; y su directora es, de hecho, la artista plástica Lourdes Peñaranda, también arquitecta. Hay, pues, criterio artístico, audacia, conexión con los tiempos, comprensión de los autores invitados a mostrar su trabajo, sensibilidad y juego. Pero ya no hay tecnología… Por eso tuve que ver las exposiciones en un sofocón inenarrable. Porque desde hace dos años no hay aires acondicionados. Se robaron las piezas fundamentales y lo que dejaron se dañó por las constantes fallas del servicio eléctrico.
Pero, además, hubo una exposición completa que no pude ver porque eran obras audiovisuales y resulta que en el tercer robo de julio se robaron todos los televisores de plasma de esa sala. Y la dejaron desierta.
Era un sábado y el enorme edificio estaba vacío. Cuesta abrir los fines de semana.
Cuando fue inaugurado, en 1998, tenía 120 empleados. Ahora su plantilla completa es de solo 33 personas que trabajan prácticamente ad honorem. Tan insignificantes son.
Salarios. Estamos hablando de gente especializada. Increíblemente profesional y talentosa. Pero el presupuesto del Maczul no alcanza para pagar su personal y mucho menos un mantenimiento físico básico. Aún así, es un museo formidable. Nadie más ofrece lo que prodiga ese museo.
En la actualidad están solicitando ayuda para:
▪ Reforzar la seguridad física-técnica. Se necesitan 700 metros de cabilla ½” o tubo para reforzar la malla espacial ubicada en el pórtico, así como las herramientas para hacer el trabajo.
▪ Reponer las herramientas de trabajo y equipos audiovisuales robados: 1 camión cava Toyota tipo furgón blanco (que era el único vehículo con que contaban para trasladar las piezas y prestaba apoyo a museos y centros culturales no solo del Zulia, sino de otros estados); 1 escáner, 6 CPU,6 mouses, 6 teclados, 6 monitores, 6 cables BGA azules, 3 cables de energía para CPU, 3 deshumidificadores, 3 ventiladores de pie, 6 reguladores de voltaje, 4 plasmas Samsung de 50, 4 plasmas Samsung de 24, 4 plasmas samsung de 42, 1 plasma samsung de 36, 1 DVD, 1 video beam, 1 home theatre, 1 máquina de soldar, 2 taladros, 2 esmeriles, 2 compresores de aire, 1 gato hidráulico, 1 amperímetro, 1 tronzador grande de madera, 1 tronzador grande de hierro, 2 manómetros, 1 pico para soldar propano, 2 tester, 2 motor de chillers.
▪ Reparar el aire acondicionado. Un realero, por cierto.
▪ Tratamiento y mantenimiento de áreas verdes del museo, incluyendo iluminación, para que no sirvan de escondite del hampa.
El despojo fue tan grande que el Maczul está en riesgo de cierre. Ya eso es demasiado. Es intolerable. Hay que meterle el hombro. Todos podemos echar una mano. Se puede hacer aportes en la cuenta corriente 01340001630013158789 Rif. J-070452080 en Banesco, a nombre de la Fundación Museo de Arte Contemporáneo, especificar que es una donación.
No es pecar de regionalismo afirmar que el Zulia merece esa ayuda.]]>

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