Cultura

7 razones por las que debemos ver Birdman

Es la película de la temporada. 119 premios, 131 nominaciones en festivales, la cinta del mexicano Alejandro González Iñárritu es la gran consentida del Oscar, donde pretende 9 estatuillas. ¿Por qué esta cinta protagonizada por Michael Keaton es tan buena? Veamos

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7- Concepto

A pesar de que la han etiquetado como «comedia», tal vez para la comodidad de jueces que así pueden premiarla sin obviar filmes con pretensiones «serias», Birdman es un drama: el de todo hombre que aspira, en el umbral de la vejez, a la inmortalidad. O, al menos, a morir con un poco de respeto. Dice Mario Vargas LLosa que «la cultura se ha convertido en la preocupación de una minoría y con una influencia decreciente en la vida y el conjunto de la sociedad». De allí que se condene la singularidad. Lo entiende a la perfección Michael Keaton cuando argumenta: «Todos llevamos un Birdman adentro, esa vocecita que te critica, te ensalza y te engaña todo el tiempo”. El humor negro que usa Iñárritu no apunta a la tradicional y efímera carcajada, lo cual nos aproximaría más a la evasión que a la reflexión. No. Aquí se aplica siguiendo la línea filosófica del escritor Arland Usher: «El humor es el sentido del absurdo, que es la desesperación que se niega a tomarse en serio a sí misma».

6- Banda Sonora

Fue una gran decepción que no hayan nominado al compositor y baterista Antonio Sánchez por la banda sonora de Birdman. En más de diez festivales, incluidos los respetados Bafta y los Golden Globes, sí tomaron en cuenta a este brilllante trabajo compuesto por 22 temas, que incluyen clásicos de Gustav Mahler, Pyotr Ilych Tchaikovsky y Sergei Rachmaninov. Los solos de batería potencian la fotografía y los estados de ánimo de los personajes.

5- Edward Norton

Norton no aparece en Birdman de gratis. Según sus colegas y directores, trabajar con él es complicado. El actor se defiende diciendo que su compromiso en una película es total, incluyendo críticas a los guiones y a la dirección, «y eso para los buenos profesionales es un beneficio, para los inseguros, un problema». Como fuere, una de sus escenas, en la que muestra una erección real, satiriza esa leyenda. ¿Cuál es la frontera entre la malcriadez y el talento? El artista pasa de un extremo al otro en cuestión de segundos, lo que le ha valido una muy merecida nominación. Queda la interrogante: ¿cuándo actúa y cuándo no?

4- Fotografía

Emmanuel Lubezki ganó el año pasado un Oscar por su maravilloso trabajo en Gravity. Fue el primero tras perder en cinco oportunidades anteriores. Se trata de un constante colaborador de Alfonso Cuarón y Terrence Malik. «El Chivo», como le conocen en el mundo del cine, es responsable de la iluminación de los complicados planos (ver punto 2) que hacen del filme una obra única. El director de fotografía explica la dificultad de su trabajo: «La luz que iluminaba a Michael (Keaton) en el espejo de su camerino crearía una sombra un minuto después si nos movíamos alrededor de la habitación, así que tuvimos que medir todos los cambios de iluminación, asegurarnos de que no se notara ninguna sombra».

3- Guión

Alejandro González Iñárritu, Nicolás Giacobne, Alexander Dinelaris y Armando Bo trabajan en un libro compacto, que se mueve entre la realidad extrema y la fantasía. Birdman es la historia de un actor que le debe su fama a un superhéroe  y que, en el ocaso de su carrera, busca el respeto de la crítica y los espectadores, reinventándose en el teatro. Iñárritu se aleja de la grandilocuencia que torpedeó a interesantes propuestas como «Babel», «Biutiful» o «21 gramos» para dejar que sus actores respiren. Eliminar ese corset es clave para que la sátira no sea inocua. El único lunar que le encuentro al guión es la escena final. Si bien no desentona con la narración, puede tomarse como una licencia para no cerrar el círculo que divide a lo intangible de lo tangible.

2- Plano secuencia

Iñárritu: «Hace muchos años habíamos trabajado en otras cosas, como comerciales, y siempre quisimos hacer un largomentraje. En este acaso quise firmarlo de manera continua, para que fuera narrado desde el punto de vista del personaje. La mejor forma de hacerlo era con la cámara filmando desde su punto de vista. Pero fue muy difícil, pues yo nunca había filmado así antes. Fue como tener que escribir sin comas o puntos, donde el reto es encontrar el ritmo interno, la congruencia y encontrando la realidad a través de los ensayos. En ese sentido, Lubezki fue parte fundamental».

Lubezki: «La toma más larga de la cinta tiene una duración de 15 minutos y las demás 10 minutos. Había ocho personas moviéndose conmigo. Era como un ballet, eso es lo que lo hizo verdaderamente excitante«.

Birdman está filmada como si se hubiera realizado de un solo tiro, sin cortes, lo que la emparenta con ¨La soga» (1948), la famosa obra de Alfred Hitchcock. El director británico deseaba realizar una película en tiempo real, en un sólo y largo plano secuencia, acercando el cine al teatro. La idea, brillante, se complicaba por varias razones. Una de ellas es que cada rollo de película duraba apenas diez minutos, así que cada toma fue de nueve minutos. En ese entonces, las cámaras eran de gran tamaño, por lo que las coreografías que realizaban los actores debían ensayarse hasta el cansancio.

Hitchcock no es el único, por supuesto. Orson Wells en «Touch of Evill» (1959) y Robert Altman en «The Player» (1992) dejaron a las futuras generaciones brillantes planos secuencia. Alfonso Cuarón es uno de los alumnos más aventajados. En «Children of men» (2006) y «Gravity» podemos comprobarlo.

1- Michael Keaton

Pocos recuerdan que el mismo año de «Beetlejuice» (1988), Michael Keaton interpretó en «Clean and sober» a un adicto a las drogas y al alcohol, con graves problemas económicos. El filme es irregular, pero el actual nominado al Oscar se salía de la pantalla, y eso que tenía a Morgan Freeman al lado. Un año después de Batman (1989), lo reitera en «Pacific heights», donde encarna a un maquiavélico inquilino. En 1993 se arriesga -luego de repetir como el hombre murciélago- escogiendo al antigalán, en un filme donde abundaban: «Much ado about nothing». Cerraría los 90s mostrando un sorprendente estado físico en otra película de resultados desiguales «Desperate Measures» (1998). Sin embargo, el inicio de la nueva década lo fue empujando hacia un extraño ostracismo, matizado por prestar su voz a exitosas películas infantiles y series animadas. Fue con el remake de Robocop (2014) que inicia un tímido regreso a las grandes ligas y es Iñárritu quien definitivamente le da la oportunidad de volver a las primeras planas. Es un comeback solo comparable al de John Travolta en «Pulp fiction» (1994).

Sirva este pequeño resumen para las nuevas generaciones que nos leen y dejar constancia de que Keaton intentó por todos los medios de no encasillarse. Él lo explica así: «Yo solía decir que no a casi todo, porque pensé, ya tengo suficiente, ya sé lo que quiero hacer, y yo sé lo que soy capaz». Aún así, siguió siendo «el tipo que interpretó Batman». Tal vez por ello logra lo que logra en este filme. Concluye el intérprete sobre su papel: «Tuve que ir desde lo divertido hasta la molestia; hasta la profunda tristeza y volver a un humor oscuro”. Y se nota, créanme que se nota.

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