Cultura

La paradisíaca resurrección de Los Amigos Invisibles

Cuando Los Amigos Invisibles lanzó el sencillo "Dame el mambo", hubo emociones encontradas, muchos de sus colegas músicos, así como medios, con discreción, la recibieron con desdén; no era la banda que conocimos, hacía falta algo. El tema escrito y compuesto por el productor y músico Daniel Saa, quien hace las veces de guitarrista invitado en la banda, nos advertía que algo diferente se venía en camino.Así llega El Paradise (2017), el noveno álbum de estudio de Los Amigos Invisibles, una suerte de oda a los años 70s, con un concepto visual que nos acerca a una decadencia nocturna, la que intuitivamente se disfruta sumergido en la complejidad del neón. La banda se aleja de los chistes obvios, sigue en su búsqueda por canciones estructuradas.

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Después de la salida de José Luis Pardo (Guitarra) y Armando Figueredo (Teclados), era evidente que las cosas cambiarían. Julio Briceño (Voz), Juan Manuel Roura (Batería) y principalmente José «Catire» Torres (Bajo) deciden tomar las riendas compositivas e incluso meter mano en las letras, de hecho Maurimix (Percusión), toma distancia, por razones familiares y solo figura en «Contigo«, el track que cierra la placa.

El Paradise cuenta con la participación de las bandas Kinky («Anestesiada«), Elastic Bond («Espérame«), Los Auténticos Decadentes («Aquí nadie está sano«)  y el salsero Oscar D’León («Sabrina«), invitados que aportan la siempre versatilidad y ocurrencias de la banda.

Así es como comenzamos a ver la disposición y habilidad de la banda para salir airosos ante lo que pudo ser un desmembramiento de sus filas indeseado. Hubo que ordenar esquemas, se reunieron con Gil Cerezo (Kinky), Sofía Romero (Elastic Bond), Jorge Spiteri y Carlos Julio Molina aka Trece para co-escribir, ya sean coros, versos, letras, ideas e historias. En eso no tuvieron miedo en abrirse.

Los Amigos Invisibles capturan el sonido de una banda en vivo, así fue como grabaron el disco. Entre technnofunkeuro popdancebossa nova psicodélicamerengue estilizado y baladas estimulantes, lograron mesura entre lo bailable y el pop, aunque para ellos sea lo mismo. El ejercicio de pop inteligente les da frescura y revitaliza su búsqueda.

Temas como «Sabrina«, «Eres mis ganas«, «Aquí nadie sale sano«, «Si no estás tú» y «Cara e´pasamao´«, tienen un equilibro entre pasado y futuro, son canciones que salen del ADN de la banda con un atrevimiento particular.  Puede que no haya lenguaje soez ni bromas de doble sentido como en discos pasados pero la desfachatez sonora y compositiva está aclimatada.

El Paradise asume un reto innegable; se aleja del arraigo y concepción de sus fanáticos contemporáneos pero se apertura hacia una nueva legión de seguidores. Los Amigos Invisibles se revelan como sobrevivientes de un caos que les pudo costar 25 años de carrera y, después del tercer día de incertidumbre, deciden resucitar con un puñado de canciones gestadas en jammings, grabadas en directo y llenas de un mood diferente.

Así consiguen sacar a flote a una nueva formación, renovada; resistente pero con la convicción de seguir como banda, ese ente que a través de más de dos décadas, se mantienen gracias al catálogo de canciones que los hacen potentes en tarima. Desde ese punto de vista son tercos, determinados y toman la ruta de la reinvención. Es a través de este paradise que cambian de piel y superan los obstáculos con un disco sostenible en el tiempo que les toca convivir.

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