Juan Luis Landaeta, el venezolano que expone en sus pinturas lo mejor de sus poesías
El escritor, pintor y abogado, Juan Luis Landaeta, combina su amor por la poesía con sus habilidades con el pincel en diferentes obras que marcan pauta en las galerías de arte alrededor del mundo.
El artista nacido en Caracas y criado en Maracay confiesa que su principal motivación para estudiar Derecho en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) era irse a vivir a la capital, donde se graduó como abogado, pero enfocado en comenzar su carrera en el arte.
Desde temprana edad, el artista comparte haber tenido una conexión con el arte. La escritura fue su primera parada, llegando a participar en varios concursos de poesía, conquistando el primer lugar de muchos. Esto lo preparó para seguir desarrollando su amor por las artes y así publicar sus dos poemarios en Estados Unidos.
Luego de que terminó sus estudios, Landaeta decidió seguir abriéndose espacio en el área de la literatura y participó en un concurso por una beca en el extranjero. Resultó ganador y pudo aplicar para dos universidades en Estados Unidos. Así fue como Landaeta pasó de ser un joven recién graduado en Derecho a ser la nueva promesa del arte venezolano, realizando una maestría en la Universidad de Nueva York (NYU).
El arte se apodera de la gran manzana
Una de sus obras más importantes es Jardín Desierto (2017). La exhibición viene de una selección de más de 500 dibujos realizados desde el 2010. Muestra las 25 obras relatando los dos lados contradictorios: el jardín siendo un lugar con mucha vida y lleno de colores; y el desierto, que el artista lo explica como un sitio variable. Esta fue su primera exposición individual donde comenzó a combinar la pintura con su poesía.
“Esta exposición habla más con Litoral central (uno de sus dos poemarios), habla del jardín de la UCAB, de la oscuridad absoluta que te impide ver. La luz es tan intensa que no tiene color”, comentó Landaeta, haciendo recordar palabras de Armando Reverón, histórico artista plástico venezolano y considerado un maestro de la luz.
El pintor asegura que es privilegiado por combinar tres artes: la escritura, la pintura y la música. Sin embargo, aseguró que antes de mezclar todas necesita dominarlas a fondo.
La escritura es un dibujo, según dice Landaeta, porque cuando uno aprende a trazar el alfabeto está también dibujando. Por esta razón -considera- es que no se le hace tan extraño el escribir y pintar. Recalca que, aunque son mensajes y disciplinas diferentes, es afortunado por ser capaz combinarlas.
A la hora de conseguir inspiración no necesita de mucho, solo darle rienda suelta a los sentidos. «Hay que ser lector, percibir y educar al ojo para ser pintor”, explicó.
“No voy con algo planeado, planeo la técnica, los materiales, los elementos que voy a usar. El artista tiene que estar al borde del naufragio», dijo.
El arte como inmigrante
Landaeta explicó que como ciudadano y como inmigrante él puede hablar de la situación en Venezuela, pero no es algo de lo que se inspire para diseñar sus piezas.
“Yo hablo de mi país como ciudadano. No quiero que mi obra sea un panfleto. Sí está en mí, no significa que no lo sienta”.
Esta distancia a la hora de tomar el pincel, no inhibe a Landaeta de extrañar a su tierra y de agredecerle las «muchas cosas» que le ofreció a lo largo de formación.
«Me llevé el desparpajo; las montañas de Maracay; las obras completas de Ramos Sucre y la Universidad Central de Venezuela», dijo con nostalgia.
Una de sus obras más recientes es La identidad de la línea, la cual fue una de las siete exhibiciones presentadas en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que cada año realiza una convocatoria para promover a los artistas latinoamericanos. El venezolano abrió la temporada de primavera de este año.
Los 10 cuadros que se presentaron están enmarcadas dentro del género del expresionismo abstracto, el cual se define como un «movimiento pictórico de la abstracción». Jardín desierto también está enmarcada en este género.
“El arte abstracto parte con muchas limitaciones. Hay un ideal de perfección. La abstracción ha sido una manera de descomponer al mundo y siempre se queda con lo mínimo. Me gusta que el lenguaje no sea universal”, resaltó.
La música también forma parte fundamental de su carrera. Hace casi dos años, realizó una composición junto a Linda Brieño, una compositora venezolana que fue galardonada como Productora del Año en los Premio Grammy Latino, siendo la primera mujer en ganar esta categoría.
La canción que se titula Soy lo que decido fue dedicada en memoria de todos los caídos durante las protestas en Venezuela en abril de 2017.
Landaeta le comentó al El Estímulo que uno de sus proyectos más recientes es el que tiene en conjunto con la empresa Atarraya Works, una compañía que se dedica al diseño y a la impresión de figuras en láser.
Las obras realizadas en Jardín Desierto serán llevadas a impresiones 3-D con material de acrílico y serán expuestas en los próximos meses.
Landaeta definió su arte como: «La mejor operación de transformación que existe. Una idea que se hace obra o una obra que solo existe en el reino de las ideas. La transformación es material, espiritual, pero eterna. Se hace con lo que tenemos y lo que nos falta.
Sus obras están disponibles a través de sus redes sociales @landaetartwork
Trump habló de la banda de origen venezolano, "una de las bandas de inmigrantes más mortíferas y despiadadas", dijo en el mitin de Nueva York. Ni las estadísticas policiales ni los estudios sostienen tales afirmaciones
Su hermana, la también cantante Floria Márquez, cuenta cómo el intérprete dio sus primeros pasos en la música, pese a la férrea oposición de su mamá. Formó parte de una generación artística, la de comienzos de la década de los años 60, que aportó a estrellas de la música de la estatura de Henry Stephen, José Luis Rodríguez, Cherry Navarro, Chelique Sarabia, Trino Mora, Mirla y Hugo Blanco, entre otras, y a exponentes del rock venezolano, como Los Supersónicos, Los Darts y Los Impala, grupo del que formó parte
El cantautor venezolano Rudy Márquez, quien formó parte de agrupaciones legendarias como Los Impala, Los 007 y Los Dangers, antes de emprender una fructífera carrera en solitario con la que enamoró al público, fue diagnosticado hace un mes de cáncer. Este miércoles falleció en Medellín a la edad de 81 años