Andrés Bello, patrono de los escritores venezolanos
Este 29 de noviembre se celebra el Día del Escritor en Venezuela por el nacimiento de Andrés Bello, quien fue mucho más que el maestro del Libertador
Este 29 de noviembre se celebra el Día del Escritor en Venezuela por el nacimiento de Andrés Bello, quien fue mucho más que el maestro del Libertador
Los venezolanos por lo general saben poco sobre Andrés Bello: que fue profesor de Simón Bolívar y que una prestigiosa universidad privada, un liceo y una avenida caraqueña llevan su nombre.
Pero Bello fue mucho más que todo eso, ya que destacó como el primer gran prócer civil de la historia venezolana y latinoamericana. Su influencia en el desarrollo jurídico y cultural del continente llega hasta nuestros días.
La obra completa de Andrés Bello abarca 26 gruesos volúmenes y el adjetivo “bellista” incluso figura en el diccionario de la Real Academia Española.
Con motivo del 238 aniversario de su nacimiento y Día del Escritor en Venezuela, repasamos algunos datos interesantes de su vida y obra.
Andrés de Jesús María y José Bello López nació el 29 de noviembre de 1781 en una casa ubicada en la parroquia caraqueña de Altagracia, cerca de la iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes.
Dicha vivienda sirvió de sede al Ateneo de Caracas entre 1943 y 1958. En la actualidad se alza allí la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, ente adscrito al Ministerio de Educación.
Bello era el mayor de los ocho hijos de una familia de ascendencia canaria. Su padre, Bartolomé Bello, fue abogado y también se desempeñó como cantor e intérprete en la Catedral de Caracas. Asimismo, fue fiscal en Cumaná, donde compuso la “Misa del fiscal”, hoy desaparecida. Falleció en 1804.
Por su parte, el abuelo materno de Andrés Bello fue Juan Pedro López (1724-1787), el artista más importante del período colonial venezolano. Se le atribuyen algo más de 150 obras, entre pinturas, esculturas y retablos, la mayoría de temática religiosa. Entre sus trabajos figura la estatua de “la Fe” que hasta hoy corona la torre de la Catedral de Caracas.
Uno de los primeros tutores de Bello fue Gaspar de Quesada, un fraile mercedario que en su juventud tuvo una crisis de fe, abandonó los hábitos y huyó a la actual Colombia, donde entró al servicio del virrey bajo el nombre de “Carlos Sucre”. Pero tras ser descubierto, confesó la verdad y se le permitió volver a su convento de Caracas.
Desde muy joven, Bello destacó por su gran cultura e intentó sin éxito estudiar Derecho y Medicina. Su fama era tal que varias familias pudientes de Caracas lo contrataron para que diera clases particulares a sus hijos, aunque rara vez lo retribuían más allá de unas simples palabras de agradecimiento.
Entre sus alumnos destacó Simón Bolívar, apenas dos años menor que él y al que impartió lecciones de geografía. Pero según un biógrafo de Bello, Bolívar “dotado de talento, pero de escasa aplicación, aprendió bajo la dirección de Bello muy pocos conocimientos geográficos”.
No obstante, el futuro Libertador obsequió a su profesor “un traje completo, esto es, un pantalón y una casaca de paño”.
A finales de 1799 llegó a Venezuela el sabio alemán Alexander von Humboldt. Era la primera escala de un largo viaje de exploración científica que lo llevaría por varios países latinoamericanos durante los siguientes cinco años.
Durante su permanencia en Caracas, el científico berlinés de 30 años hizo gran amistad con el joven Andrés Bello, de 18, quien incluso se ofreció a acompañarlo en su excursión al cerro Ávila el 2 de enero de 1800. Pero Bello no aguantó el esfuerzo y desistió antes de llegar a la cima.
La primera gran iniciativa sanitaria de la historia humana fue la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna (1803-1806), promovida por la Corona Española para inmunizar contra la viruela a los habitantes de las colonias en América y Filipinas. A la cabeza del proyecto estuvo Francisco Javier Balmis, médico personal del rey Carlos IV.
En las principales ciudades americanas se conformaron juntas de la vacuna para garantizar la continuidad de la labor de Balmis. Andrés Bello fue nombrado secretario de la junta de Caracas en 1804 y para la ocasión escribió “Oda a la vacuna”, uno de sus primeros poemas conocidos.
Por cierto, la primera persona vacunada en Venezuela fue el niño Luis Blanco, nacido en 1802 y fallecido en 1874.
Gracias a sus vastos conocimientos, Andrés Bello trabajó como funcionario en la administración colonial caraqueña. Varios fueron sus logros durante estos años: Redactor de “La Gazeta de Caracas”, el primer periódico venezolano; autor de la primera crítica músico-teatral de Venezuela, a propósito del estreno del drama “La España restaurada” en 1808; y responsable del primer libro impreso en nuestro país: “Calendario manual y guía universal de forasteros en Venezuela para el año de 1810”.
Tras los sucesos del 19 de abril de 1810, Andrés Bello siguió trabajando para la Junta Suprema conformada tras la renuncia del Capitán General Vicente Emparan. El joven intelectual participó del fervor independentista. Una teoría incluso le atribuye la letra del “Gloria al Bravo Pueblo”, actual himno nacional venezolano. El asunto sigue siendo tema de debate hasta hoy.
Misión diplomática, creación y penurias
Con el fin de obtener el apoyo de Inglaterra a la causa independentista, la Junta envió a Londres una misión diplomática integrada por Simón Bolívar, Luis López Méndez y Andrés Bello. Este último, entonces de 29 años, no regresaría jamás a Venezuela ni volvería a ver a su madre, Ana Antonia López, quien falleció en 1856 a los 92 años. Había tenido a su ilustre hijo a los 17.
Aunque la misión no tuvo el éxito esperado, Bello vivió en Londres durante los siguientes 19 años. Durante tan largo tiempo se casó, enviudó y tuvo sus primeros tres hijos. Trabajó en las legaciones de Colombia y Chile, dio clases particulares, investigó en el Museo Británico y pasó grandes penurias económicas. En una carta llegó a afirmar: “Veo delante de mí, no digo la pobreza, que ni a mí ni a mi familia nos espantaría, pues ya estamos hechos a tolerarla, sino la mendicidad”.
Los años londinenses también fueron de creación intelectual, en los que Bello escribió sus poemas más famosos: “Alocución a la poesía” y “Silva a la agricultura de la zona tórrida”, considerados los primeros manifiestos de la independencia artística e intelectual de América latina.
En 1829, a los 48 años, Andrés Bello aceptó una invitación gubernamental para emigrar a Chile, país en el que viviría los restantes 36 años de su vida, los más productivos de su trayectoria intelectual.
En Chile, Bello fue senador, diplomático, jurista y educador. Escribió el primer tratado de derecho internacional de Latinoamérica y un Código Civil que entró en vigencia en 1857 tras dos décadas de trabajo y que tuvo gran influencia en diversos países latinoamericanos, entre ellos Venezuela.
También publicó en 1847 su influyente “Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos”. La preocupación de Bello con respecto a la pureza y unidad del idioma sirvió de tema a un conocido sketch del programa humorístico venezolano “Cheverísimo” y protagonizado por el actor Jorge Tuero, fallecido en diciembre de 1999 durante la tragedia de Vargas.
En 1843, Andrés Bello fundó la Universidad de Chile, la más antigua del país, y fue su rector durante el resto de su vida.
De esta época datan sus retratos más conocidos, como el realizado por el artista francés Raymond Quinsac Monvoisin en 1844, cuando Bello tenía 63 años. El venezolano posó con su medalla de rector universitario.
Esta obra figura en el billete de 20 mil pesos, el más alto del cono monetario chileno.
Otro retrato icónico de Bello, de autor desconocido y fechado en 1850, se exhibe en la Biblioteca Nacional de Venezuela.
También se conservan algunas fotos. Una de ellas muestra a Bello con su segunda esposa en su biblioteca, donde llegó a atesorar hasta 20.000 volúmenes.
Andrés Bello se casó dos veces con mujeres inglesas. En 1814 contrajo matrimonio con Mary Ann Boyland, fallecida en 1821. Tres años más tarde, el venezolano se unió a Isabel Antonia Dunn, con quien permanecería hasta su muerte.
En total, Bello tuvo 15 hijos y vio morir a nueve de ellos. El fallecimiento de su hija Lola en 1843 a la edad de nueve años fue la inspiración para su poema “La oración por todos”, concebido como una imitación del autor francés Víctor Hugo, pero que la crítica considera superior al original.
En sus últimos años, Bello pareció diversos problemas de salud. Llegó a perder el uso de las piernas a raíz de una paraplejia, lo que lo recluyó en su casa. Falleció el domingo el domingo 15 de octubre a las 7:45 de la mañana, seis semanas antes de cumplir 84 años. Sus restos descansan en el Cementerio General de Santiago.
En 1981 se inauguró en el Panteón Nacional de Caracas un monumento en honor a Andrés Bello, obra del escultor español Manuel de la Fuente, cuyo trabajo más famoso es la Virgen de la Paz de Trujillo, la segunda estatua mariana más grande del mundo, solo superada por el Manto de María, ubicada en Barquisimeto.
Los descendientes de Andrés Bello destacaron en la política y cultura chilena durante el siglo XX. Uno de ellos fue Jorge Edwards, designado en 1971 como encargado de negocios en Cuba por el régimen de Salvador Allende. Pero la dictadura castrista lo expulsó tras apenas tres meses por su amistad con algunos intelectuales disidentes.
Edwards plasmó su experiencia cubana en el libro: “Persona non grata” (1973), en el que recoge una frase de Fidel Castro digna de antología: “Si ustedes tienen problemas, pídanme ayuda. Nosotros seremos malos para producir, pero para pelear sí que somos buenos”.