Cultura

"El silencio": el teatro que no es teatro quiere decirte algo

En el marco de la primera edición de la Muestra de Dramaturgia Europea se incluye una pieza que es más bien un experimento: "El silencio". Los días 8 y 15 de junio en Café Noisette, 9 y 10 de junio en Café Moisán y 11 y 12 en Aroma di Café/Kakao podrías escuchar el repique de un celular abandonado: ¿vas a contestar la llamada?

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"El Silencio"
Fotos: Cortesía de Gleybert Asencio

En el mundo del arte y la cultura, los hacedores siempre están imaginando qué pueden llevar al público y un buen ejemplo es el experimento social «El silencio», una obra de la escritora francesa Nathalie Sarraute, dirigida por Rafael Barazarte y producida por Alejandra Nali, para la Muestra de Dramaturgia Europea, un evento que en su primera edición trae a Caracas piezas de autores de España, Polonia y Francia.

«El silencio» es un proyecto que -a diferencia de otras piezas que van a salas del Centro Cultural BOD y el Centro Cultural Chacao- será presentado en algunas cafeterías de Caracas: un teléfono ubicado intencionalmente en el lugar suena y alguien del público presente debe contestar esa llamada inesperada. En teoría, quien atienda comenzará a escuchar fragmentos de la obra adaptados a llamada telefónica y es precisamente la reacción lo que le dará la oportunidad al receptor de involucrarse en el experimento social. ¿Funcionará?, ¿alguien contestará?, se cuestionaron los personajes interpretados por Mirian Eloísa Osorio, Alejandra Nali, Hernán Iturbe, Miguel Ángel Carnevali y Mariángeles Roche.

El 25 de abril todos los involucrados en «El silencio» se encontraron en el patio de una casa para hablar de la pieza, formando un círculo de sillas en el que sería el lugar de práctica. El ensayo comenzó a las 4 de la tarde, entre dudas y bajo ensayo y error. Todos tenían preguntas, intentaban comprender cada fragmento.

En medio de la algarabía de las guacamayas de la zona, el director pidió silencio… Dijo a los artistas que cerraran los ojos y respiraran profundo para despejarse de lo cotidiano.

"El Silencio"
Foto: Crisbel Varela

“¿Las voces le levantan el ánimo a Hombre 1 (personaje principal que escucha voces que saben que es un desdichado) o lo atormentan?”, preguntó Mariángeles Roche. El personaje principal de la historia se molesta, se altera, cuestiona y las voces no lo abandonan, son su constante. Fue entonces cuando el director Rafael Barzarte explicó que en la historia Iturbe es el protagonista y el resto de los personajes son voces que él escucha. Todo inmerso en una llamada telefónica que cualquier persona podría contestar.

“No tengan miedo al silencio”, les dijo Barzarte, indicando que para dar la entonación adecuada a cada fragmento las pausas eran importantes. 

Barazarte, quien además dirigió “Animal político” y “Amor de cuarentena”, mencionó que las lecturas y el ir aprendiendo sobre la marcha a internalizar cada personaje era solo parte de una primera etapa, que luego se grabaría para finalmente hacer el experimento social: una llamada telefónica para capturar las reacciones de quienes escucharían los fragmentos de «El silencio». 

"El Silencio"
Fotos: Gleybert Asencio

Tras varios ensayos, el 11 de mayo el escenario para las prácticas cambió. Una casa grande pero acogedora se convirtió en el lugar de encuentros y grabación de las voces. Ese miércoles el ensayo empezó a las 3:21 pm, entre la espera de cada personaje, incluyendo a una de las mujeres participantes, que se retrasó por una falla en el ascensor de su edificio, debido a una fluctuación eléctrica.

A las 4 de la tarde todos estaban alrededor de una pequeña mesa llena de vasos para café, cigarrillos y la computadora que grabaría la dinámica. Ya las confusiones presentes al inicio de los ensayos se habían disipado. Lograron entender el concepto de «El silencio», aún con inseguridades de cómo surgiría el proyecto.

“Hombre 1” se quitó los zapatos para leer una vez más su personaje, dejó ver sus medias blancas y la comodidad que sentía. Mientras una de las mujeres que interpretaba las voces se quejaba de haber perdido 14 lápices a lo largo de los ensayos.

“¿Dónde está mi lápiz?, preguntaba por toda la casa Mirian Eloisa Osorio, riendo y señalando que todos se le habían perdido.

Ese mismo día el director celebró por los avances y por ser la primera prueba de sonido para empezar las grabaciones oficiales. “La idea también es divertirnos un rato”, le manifestó al equipo.

Para el 18 de mayo era el turno de grabación del llamado “Hombre 1”, en un estudio lleno de instrumentos, libros y pinturas. Los personajes pasaron horas, incluso noches, grabando las llamadas telefónicas que el público podrá escuchar el 8 y 15 de junio en Café Noisette, 9 y 10 de junio en Café Moisán y finalmente en Aroma di Café/Kakao el 11 y 12 de junio a las 4:00 pm.

"El Silencio"

Cuando Barazarte relató la idea de la llamada telefónica, todo parecía confuso. Surgieron en aquel entonces preguntas sobre cómo se lograría que las personas atendieran la llamada, si quienes escucharan el fragmento aparentemente sin sentido se quedarían al teléfono, si el experimento sería un fracaso y sobre todo cuáles serían las reacciones. El objetivo es evitar que cuelguen, pero parte de la dificultad que ven es la inseguridad que podría sentir quien está del otro lado del teléfono al escuchar a un extraño.

“Si yo voy a un café y tengo que contestar la llamada de un extraño, no lo haría, tal vez colgaría”, admitió una de las voces.

“Nosotros le propusimos a Francia un estudio de la dramaturgia de Sarraute, que es hacer dinámicas en base a lo que ha escrito Sarraute, con las personas. Es todo un proyecto al que llamamos: El estudio de la dramaturgia de madame Sarraute”, reveló el director.

"El Silencio"

¿Qué diría Nathalie Sarraute si viera que su obra, «El silencio», es hoy un experimento social que se vive en algunos cafés de Caracas? Tal vez estaría maravillada por el ingenio, o consternada con semejante idea de llevar su pieza a espacios no convencionales. La verdad es que esto no se sabrá, pero lo que sí es el resultado final de una idea que comenzó a forjarse en el patio de una casa, entre confusiones, desaciertos y aprendizaje.

En la descripción de Sarraute durante una entrevista para El País en 1979, «El silencio», bajo su dinámica original de ser una pieza para ser escuchada y no vista, “era teatro y no era teatro”. 

“Y, así, apareció El silencio, en 1964. Me habían pedido un guión para Radio Stuttgart. Fue un reto: apareció una obra que era teatro y no era teatro, que simplemente era diálogo, en torno a ese cierto silencio insoportable, esas cosas que nunca expresamos en la vida real”, dijo en aquel entonces la escritora.

Ante la afirmación de Sarraute, sobre que «El silencio» era y no era teatro, Barazarte señaló que para él no lo es, sino que más bien se trata de un experimento social. 

“Esto no es teatro, esto es una forma de llevar una historia o de llevar un fragmento de una pieza teatral a otro espacio no convencional. El teatro necesita un público, un escenario. Algunos pueden decir que el escenario son los teléfonos, la escenografía las sillas, el público es quien contesta… Pero es que el teatro necesita de ese contacto tanto del actor hablando, como el público respondiendo con su energía. Aquí no pasa, aquí nos agarramos de algunos elementos teatrales pero no es teatro y yo estoy clarísimo en eso. A mí me interesa lo que piensa la dramaturga, como resolvió el tema de los tropismos, que son los movimientos que surgen cuando el otro piensa por la otra persona. Es un experimento social para ver cómo reacciona la gente. Es llevar de alguna manera a otros espacios un pedacito de teatro”, concluyó Barazarte.

Y así fue el proceso para hacer un “teatro que no es teatro”, donde hay actores sin vestuario y una narrativa diferente que buscará dejar a todos atentos a cualquier llamada. ¿Contestarás?

Texto: Crisbel Varela

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