En París, los diseñadores apelan a la creatividad para mostrar sus creaciones, en esta época de pandemia. Stéphane Rolland reveló una colección pura, con patronajes redondos y de formas orgánicas, esculturales y sensuales que esconden cortes certeros, ovoides y cinéticos
Dentro del marco de la semana de la Alta Costura que se está llevando a cabo en París y, a raíz de la pandemia y el distanciamiento social, los diseñadores y las casas de la moda han tenido que buscar, a través de diversas formas creativas, la nueva manera de compartir sus colecciones con clientas, editores y público en general.
En este caso, el gran diseñador Stéphane Rolland decidió crear un film de su autoría para mostrar cada una de sus creaciones, con su musa eterna Nieves Álvarez.
El vestido es una forma de expresión que traduce el tiempo en el que vivimos. Expresa nuestro ser en su totalidad.
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Esta colección Otoño Invierno 2020-21 ha tomado la forma de un cocoon, protector y envolvente nuestra nueva realidad.
En la pureza de las construcciones a través de patronajes redondos y de formas orgánicas, esculturales y sensuales se esconden cortes certeros, ovoides y cinéticos.
Vestidos estilo poncho en crepé espumoso cortado en blanco y negro revela la pierna desde muy arriba cubierta de negro.
Bragas o jumpsuits estilo Harem inspirados en el medio Oriente que se cubren con el misterio de un abrigo de fina organza o quizás de un chaleco en espiral con capucha.
Una cascada de arabescos de gazar de seda color tinta se suelta de un vestido largo en crepe negro elegantísimo…
De la simplicidad nace la opulencia.
Caviar de oro bordado con maestría y presicion sobre una soberbia capa de gazar y crepe plisado, o desde una ventana de poliuretano ahumado desde donde nacen destellos de topacios y cuarzos revela un vestido que parece una verdadera escultura.
Desde lo alto de un brazo forrado en muselina negra se posa como si nada una tiara de vidrio soplado esmeralda, cada detalle ha sido minuciosamente trabajado.
Los más expertos maestros vidrieros de París hicieron posibles estas diminutas creaciones para la colección.
Diadema de citrinos para una larga toga de crepe amarillo sol o la corona de topacios para decorar el busto de un vestido en crepe satén color caramelo.
Es así como nace el próximo invierno: bello, Fuerte y luminoso, reflejo de una personalidad construida, de un cuerpo libre de sus movimientos más amplios, el invierno para una mujer reina según este gran creador y artista en toda su expresión, Stéphane Rolland.
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