Espectáculos

50 años de Serrat en la tarima

El artista español eligió cual "director de casting" a los más de 30 colaboradores que participaron en su "antología desordenada" que publicará Sony Music hoy.

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Fotografía de AP

Casi cincuenta años han transcurrido desde que Joan Manuel Serrat apareció por primera vez en público como artista, medio siglo de canciones de éxito de las que no se siente «ni amo ni rehén», razón quizás por la que ha decidido compartirlas con otros artistas en una «antología personal y desordenada».

Como un «director de casting», él mismo llamó a las más de tres decenas de colaboradores a los que le unía «el afecto o, como mínimo, la simpatía» y les entregó el tema que, en su opinión, mejor les cuadraba.

«Nadie dijo no», aseguró Joan Manuel Serrat. Contó, entre otros, con Alejandro Sanz («Romance de Curro El Palmo»), Joaquín Sabina («Me gusta todo de ti»), Mina («Sin piedad»), Miguel Poveda («El meu carrer»), Luis Eduardo Aute («Y el amor»), Calle 13 («Algo personal»), Estopa («Me’n vaig a peu») y Pablo Alborán («Paraules d’amor»).

«Antología desordenada» (Sony Music) se publica el 4 de noviembre con cuatro discos y 50 canciones, tantas como años transcurridos desde que debutara un 18 de febrero de 1965 en el estudio Toreski de Radio Barcelona, y es fruto de un trabajo «muy, muy intenso» que le ha retenido durante nueve meses en el estudio.

«No se trata de una recopilación de canciones, sino de una puesta al día de las mismas», advirtió el músico catalán en una multitudinaria rueda de prensa celebrada en la Casa de América de Madrid para presentar este lanzamiento. El artista aseguró que depende de su humor cuál le gusta más:

No sabría decir cuál es mi mejor canción, porque depende de mi estado de ánimo. A ‘Mediterráneo’ le tengo mucha estima, entre otras cosas, porque mis canciones populares me han permitido avanzar. No me siento rehén de ellas ni amo. Me gusta que vuelen y que dejen de ser mías. (…) Siempre y cuando me sigan pagando los derechos de autor.

De su extensísima carrera, lo mejor ha sido «llegar aquí», señala. «Y de lo peor, no me acuerdo», afirma.

No obstante, en el libro que acompaña este lanzamiento sí relata en primera persona momentos duros, como aquella polémica renuncia a interpretar «La, la, la» en Eurovisión, después de que no lograra convencer a las altas instancias de que le dejaran cantar en catalán.

«No era mi lugar. Pensaba que políticamente para el Gobierno era de una gran rentabilidad que lo autorizara, para dar una imagen de tolerancia que en aquel momento no existía. Pero la renuncia no fue lo difícil. Lo difícil fueron los días posteriores para mi familia y para mí», recuerda en una charla con Efe.

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