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El optimismo contagioso de Álvaro Pérez-Kattar

 El libro ¿Optimista, yo?  Ilustra cómo la afición por ver el lado bueno de las cosas no siempre es una condición sospechosa Los optimistas no son muy bien recibidos en este siglo, esa disposición por reconocer la estampa más favorable de las cosas puede resultar repelente para una generación cautiva de un eterno discurso que augura caminos mejores en boca de algunos y una desesperanza paralizante en lenguas de otros. Luego están los eternos realistas, aquellos seres racionales con los pies en el suelo que ajustan su conducta y su practicidad a la realidad cambiante y sonante. Álvaro Pérez-Kattar pertenecía a esta especie, a los que critican las frases de Coelho y se burlan del horóscopo. Su realidad cambió cuando  el 23 de diciembre del 2010 al salir de su programa de radio ,‘Piense y Hágase Rico’ en Planeta 105.3 , un accidente de moto lo dejó inconsciente por tres días y al borde de la muerte. Una craneotomía y cinco años después  sigue sin recordar lo ocurrido, ha aprendido a vivir con el hecho de que esos recuerdos no van a volver. Los recuerdos no volvieron, pero otras mutaciones emergieron a raíz del accidente: Álvaro era un optimista y no lo sabía, y no un optimista cualquiera, en su libro Kattar se diagnostica como un “Optimista crónico”. “El optimismo  es un ejercicio diario, yo me propongo hacerlo todos los días porque comprendí que es bueno para ayudarme en los momentos más difíciles, haber sido optimista me salvó la vida y me permitió superar ese accidente de moto sin secuelas graves, lo  asumí como parte de mi estilo de vida y me propongo serlo de manera crónica, eso no quiere decir que no pase por periodos de infelicidad, que no me molesten las cosas o que no me entristezca de vez en cuando, quiere decir que me propongo todos los días entrenar mi mente  para que esta también tenga  una propensión constante hacia el optimismo, que para mí es una propensión constante al éxito en cualquier cosa que me proponga” El optimismo no solo es acoplable a las personas, los países también reciben su buena dosis, así lo afirma Álvaro cuando dice que el optimismo “también puede sanar países”; sin embargo, este es un proceso que comienza de manera individual, tomando al toro por lo cachos “una persona que toma responsabilidad y sabe que temas inciden en su propia realidad es optimista” #AquíNoSeHablaMalDeVenezuela Álvaro es además el creador de un proyecto que surgió como la catarsis de un venezolano frustrado por las críticas de amigos que como muchos migraron a otros horizontes, un buen día colocó una foto en su cuenta de Instagram con esta máxima: #AquíNoSeHablaMalDeVenezuela, de ahí en adelante se creó una cadena  de publicaciones de todas partes del país que sumados al movimiento convirtieron a un simple “hashtag” en una campaña de respeto y autoestima nacional. Creo que el país es mucho más que una coyuntura y que una crisis, ya hemos posteado más de 50 fotos con textos largos que explican estos  asuntos relativos a nuestra manera de ver las cosas, publicaciones que invitan a inspirarse, a crear arraigo  y a tomar responsabilidad por parte de los venezolanos, más que una campaña o un movimiento ya es algo que le pertenece a la gente.

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Foto: Álvaro Camacho

Los venezolanos en nuestra histórica pretensión de solucionar nuestros problemas de elección en elección de cargos públicos, solemos olvidar algo muy importante: todos los días hacemos elecciones que construyen o destruyen al país. Depositamos esperanzas de cambio o consolidación de ideas políticas en un evento de un día y al votar [o no hacerlo] solo asumimos la postura del momento, ignorando todo lo que hemos decidido una y otra vez los 365 días del año y el impacto que eso tiene para Venezuela. Las grandes transformaciones que nuestro país necesita, empiezan con nuestras propias acciones: con nuestra capacidad o incapacidad de ser incorruptibles, de mirar el interés superior de la nación, de hacer algo por alguien o por algo, de poner cada uno nuestro grano de arena. Elegimos todos los días vivir en Venezuela desde la queja o desde la gratitud. Elegimos despotricar de nuestro país u honrarle. Elegimos ser parte de los que juzgan o de los que construyen. Y cada día, con cada elección, estamos construyendo el presente y el futuro. Votar por un diputado es cuestión de un día, un aporte más, una decisión más [muy importante, claro está], que se suma a las elecciones que verdaderamente transformarán para bien o para mal a este país maravilloso llamado Venezuela. Hoy deposita las expectativas de cambio, en ti. {Menciona a quien creas que debe leer esto} #AquiNoSeHablaMalDeVenezuela #6D Una foto publicada por Álvaro Pérez-Kattar (@alvarorpk) el

El reto de los 21 días El siguiente es un reto diseñado por el autor con ejercicios practicados por él en diferentes etapas de su vida, una compilación de actividades reunidas en 21 días que conforman la parte final de su libro y que exponen la posibilidad de ayudar a la persona a convertirse en alguien más optimista. ¿Por qué 21 días? porque está comprobado que este el tiempo que le toma al cerebro re-programar una conducta. Por cada día se incluye un consejo y una práctica aplicable al plazo indicado. Por ejemplo: Día 3) Potencia tu naturaleza dadora: el ejercicio consiste en iniciar una cadena de favores, asegurarse de que la buena acción que realices se repita en una cadena  que se mantenga el mayor tiempo posible. Día 13) En un mundo acelerado es necesario buscar una pausa: el ejercicio consiste en una detox de tecnología, la propuesta radica en deshacerte por dos días de tu celular y de las redes sociales. Actualmente Álvaro trabaja en Circuito Éxitos Unión Radio de lunes a viernes de 8 a 10pm además de dedicarse a recorrer el país dictando dos conferencias: Enciende tu Luz con Daniela Bascopé y El Poder del Optimismo con la participación especial de campeón mundial de Caracas António Díaz, mientras tanto  barajea la posibilidad de escribir un libro de optimismo para emprendedores .

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