De Interés

Sin tetas no hay futuro

No estoy en contra de las operaciones de cirugía plástica. La cirugía plástica ha contribuido a que millones de personas en todo el mundo se sientan mejor consigo mismas. Lo que sí encuentro inverosímil es que en Venezuela el éxito de una mujer dependa en buena medida de si tiene unas tetas enormes, para no hablar del derrière, que no es el tema de este artículo.

Publicidad
tetas

El grado de frivolidad es inmensurable y aún mujeres que se sienten liberadas caen en el perverso juego de sentirse menos si no tienen unas tetas enormes que mostrar. Ya las quinceañeras no quieren fiesta, ni viaje. Quieren hacerse las tetas. Y los padres las “complacen”. ¿Qué mensaje les transmiten a esas niñas? ¿No es acaso la educación la herramienta para surgir? No, por supuesto que no. Son un buen par de tetas, y mientras más grandes, mejor.

Hace años, conocí a una joven secretaria en una empresa en el centro del país donde me contrataron para dar varias charlas. Tuve bastante contacto con ella pues como trabajaba en recursos humanos tenía a su cargo la logística de las reuniones con el personal. Era una chica despierta, inteligente y trabajadora. Un día que almorzamos juntas, pude indagar más sobre ella. Me contó que vivía en un barrio, pero que su meta era salir de él lo más rápido posible. Cuando le pregunté que cómo pensaba hacer, me respondió con mucha franqueza: “estoy ahorrando para hacerme las tetas. Luego me empataré con un viejo que tenga real, que me financiará los estudios”. Inútil tratarla de convencer de que podía estudiar en una universidad pública mientras trabajaba… “¿cómo vas a entregarte a un hombre que tal vez hasta te dé asco?”, le pregunté. “Asco me han dado muchas cosas en mi vida”, me respondió, “así que qué es una raya más pa´un tigre”… Y añadió “pero yo voy a estudiar, no se preocupe”.

Un año después me la conseguí en un restaurante con un hombre que podía ser su abuelo. La reconocí porque se acercó a saludarme. No solo se había operado los senos. Se había hecho un complete makeover. “Bueno, ahora tienes que estudiar”, le dije. “Sí, pero no por ahora… mi viejito me da todo lo que necesito”…

Ese concepto de buscarse a un hombre que les dé todo lo que necesitan está acendrado en el alma de muchas mujeres. Recuerdo el patético caso de la esposa del Inca Valero, cuando la hospitalizaron en Mérida. Los médicos de inmediato llamaron a la policía, al notar que se encontraban ante un caso grave de violencia doméstica. El Inca fue hecho preso. Pero la joven retiró los cargos y declaró que los golpes se los había dado ella misma cuando se cayó de una escalera. Hubo reportes de que su misma madre la convenció de que lo hiciera: “si te tiene como una reina”. Tres meses después, la muchacha estaba muerta, asesinada por su marido.

Esos padres que mercadean a las hijas -¡y a los hijos!- deberían estar presos. Me recuerdan a los papás de los niños que Michael Jackson “invitaba” a dormir en su casa. ¿Quién en su sano juicio puede mandar a un niño a dormir en la casa de un engendro como era Michael Jackson? Yo, primero muerta, antes que mandar a una de mis hijas a una cosa de ésas. Pero muchos lo hicieron tal vez a sabiendas de que “algo” pasaría, un “algo” que les daría el pretexto para demandarlo por pedófilo y así “arreglar” sus vidas para siempre, a costa de arruinarle la suya al chamo.

En Venezuela sabemos que muchas niñas están activas sexualmente incluso antes de la menarquia. Cuando nos dicen que una niña de diecisiete años es una niña, sí que lo es en términos de edad, pero en términos de experiencia le da palos a una mayor de edad que haya crecido en un ambiente protegido. Las maquillaron prácticamente desde que nacieron, las obligaron a bailar como unas rumberas a los tres años, desde los cinco les pusieron ropa tan escotada y tan pegada a sus cuerpos que no insinuaban nada, todo estaba allí a la vista… Y a los nueve lloraron porque a la niña la violó un vecino, un primo, o hasta el mismo papá.

Las que tuvieron la suerte de no ser violadas, crecieron creyendo que un par de tetas les resolvería su futuro. Y a algunas les ha funcionado, quizás porque estamos en Venezuela y nos arropa el subdesarrollo. Una inmigrante africana y para más señas, musulmana, hizo renunciar a Dominique Strauss-Kahn, presidente del Fondo Monetario Internacional, por intento de violación. Aquí a los viejos verdes y pervertidos les dan palmaditas por la espalda, miradas de envidia y admiración… y hasta aplausos en cadena nacional.

Publicidad
Publicidad