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Alí ladrón y los cuarenta “babanes”

En el cuento de “Las mil y una noches” Alí Babá era un pobre leñador persa que descubre una cueva donde una banda de ladrones escondía los tesoros que robaba.

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En la versión venezolana, muy empeorada, todos son “babanes”. Y la cueva del tesoro, ésa que se abría a la voz de “ábrete sésamo” está vacía: la saquearon inmisericordemente.

Pero esos “babanes” no tienen a dónde ir… Sus alternativas no son nada alentadoras. No creo que en Cuba los vayan a proteger una vez cerrado el chorro de dólares y menos después de la apertura –cada vez más abierta- hacia los gringos. ¿Adónde van a ir? ¿A Rusia o a Bielorrusia? ¡Qué frío! Además, de aquí a que aprendan ruso, pasarán más de mil años… ¿A Zimbabue? ¡Será para morirse por la sequía! ¿A Corea del Norte? ¡Ni de broma! El loquito de allá los puede mandar a matar solo por mirarlo feo.

En fin, no son muchas las alternativas. Alguien pudiera sugerir que en Bolivia, Ecuador o Nicaragua los recibirán, pero esos países no se van a echar encima al mundo civilizado, que es el que les da de comer. En otras palabras, que si les piden que los extraditen, lo harán sin que les tiemble el pulso.

Los “babanes”, entonces, tienen que restearse hasta el final “sea como sea”. Ese panorama es nada alentador. Porque en ese resteo es mucho lo que se pueden llevar por delante. Y como el fondo no tiene fondo, podemos estar mucho peor. De hecho, ya lo estamos viviendo. Si 2015 nos pareció patético, será una maravilla si lo comparamos con lo que puede pasar en 2016.

Cuando Diosdado Cabello dijo que el loquero era Chávez, muchos se burlaron. Pero tenía razón: Chávez era la persona más sensata a su alrededor cuando las cosas se le complicaban: así se rindió el 4F, renunció el 11A y reconoció que había perdido el referéndum constitucional. Pero Chávez ya no está y Maduro está manejando el país sin tener ni idea de cómo se maneja, ironías del destino. Con decisiones sacadas de la manga, recules y un dogmatismo ilimitado, cada día caemos más en la espiral de la escasez, del empobrecimiento general y la ruina. Y para remate, la inseguridad campea en todos los órdenes.

Los “babanes” saben que su única opción es quedarse en la cueva de Alí ladrón, pero para eso necesitan radicalizar la situación aún mucho más, sembrando terror para paralizar a la gente. Pero es una jugada riesgosa, porque las personas arrinconadas tampoco tienen nada que perder y pueden dar una patada, un empujón, en fin, tener una reacción desesperada que termine por arrinconar a los arrinconadores.

Solo espero que después de que eso pase y cuando las aguas retomen su curso –que lo retomarán- más nunca tengamos a esos ñángaras “babanes” en el poder. Su incapacidad para gobernar sólo se equipara a su enorme capacidad para destruir. Sus ansias de poder y dinero y su desparpajo al meterle mano al tesoro nacional, dejaron pálidos a cualesquiera otros corruptos en la historia de Venezuela. Su siembra de odio por causas que nos eran ajenas, es imperdonable.

Sé que saldremos de esto. El precio es alto y será más alto mientras más tiempo pase. Preparémonos para lo peor y esperemos lo mejor. No hay mal que dure cien años… ¡ni cuerpo que lo resista!

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