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El debut políticamente incorrecto de YEI

Por diez años Javier García se desempeñó como el frontman de Telegrama, la banda de pop rock que lideró aquella ola de agrupaciones que vio nacer a ViniloVersus, La Vida Boheme, Los Mesoneros y Rawayana. Su sonido catchy, durante una década, daba rienda suelta a su conglomerado conceptual.Bajo el alter ego de YEI, ahora residenciado en Miami y con álbum debut en plan solista bajo el título de Barriendo Escombros Después de la Fiesta (Yei Music, 2016), el artista engrana una serie de ideas y posturas sobre la base de sonoridades que a pesar del uso de sintetizadores, el cargamento lírico le otorga peso orgánico. Una placa que suena a exorcismo de incomodidades personales, la políticas y un ejercicio de influencias musicales que se entrelazan por las motivaciones de YEI.

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Durante los 36 minutos que duran estas once composiciones YEI se burla del amor perfecto, sufre la pérdida, invoca a los escuálidos milicos, dispara a los comunistas, los sobrinos de la narco familia, las niñas sifrinas de buen andar, los bolichicos, usa mensajes presidenciales, le tira al reggaeton, señala a los actores con ínfulas de alcaldes. Tampoco omite su búsqueda con optimismo. El sarcasmo y humor negro es el hilo conductor. Pop, ambient, indie, big beat, trip hop, funk, acid-folk, rock and roll e ingenio sonoro se entremezclan en la propuesta.

Si miramos el triunvirato de canciones liderada por «Los Pérez Dominguez», «El Alma Pesa» y «Folky», la carga política se hace obvia. Destaca su acertada capacidad para construir frases potentes, punzo penetrantes, un dialecto mordaz con total libertad, sin tapujos y placer expresivo. El cáncer, la desigualdad, el racismo, la inmigración, también se escriben aquí. Hasta en «Conceptual» con su minimalismo sonoro, esconde la aversión de una ciudad corrompida que inquieta al compositor.

La ira resuena en «Disfraz» con ese hipnotizante beat introductorio con el que YEI afronta la ambigüedad existencial de los seres humanos. Del otro lado, el track que le da título y abre el disco, oculta una visera de optimismo. Lo mismo ocurre con la festiva «Poster: Las Noches de Barcelona», esa dosis musical de escape discotequero con el que arropa el mensaje.

«Yo lo sé, no es un hit», resume el desparpajo de YEI, su incertidumbre e identidad ahora que se muestra como un músico insertado en el mercado latinoamericano. Una oda introspectiva a su propia situación de caminante, detrás de su instinto.

Barriendo Escombros Después de la Fiesta cuenta con la colaboración de músicos allegados como Álvaro Casas (ex Americania) , Armando Áñez (Recordatorio), Eric Colón Moleiro (Call – On), Vladimir Peña (ex Fauna), entre otros.
Si algo resalta de este álbum, es la honestidad con la que YEI asume el hervidero de composiciones dentro de sus escombros pasados. Esa vorágine de sensaciones posterior a su experiencia grupal, estalló en un proyecto ambicioso, desaliñado en su concepción y comedido en su evolución. No hizo falta la estridencia compositiva, ni riffs pomposos, tampoco distorsionados para irritar. Lo políticamente incorrecto, la incomodidad de su autor, el alejamiento de su zona de confort, sirvió para gestar un álbum sin desperdicio del que, mención aparte, destaca su formato físico. Una apología al buen gusto y ese amor noventoso por los digipack del que YEI no se pudo desprender.

Tal vez durante el barrido posterior a esta fiesta que presume excesos humanos, haya un dolor oculto que está reservado para una segunda entrega. Por ahora, YEI resurge de las cenizas expulsando las contrariedades más notable de su cuaderno compositivo, las que ese baúl inquieto de la sonoridad consiguió su evolución natural.

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