De Interés

La analogía de la nostalgia: Crónica fotográfica de un venezolano en el mundo

El poeta alemán Friedrich von Hardenberg decía que las palabras son la configuración acústica de las ideas; Julio Cortázar, delegado por quórum de las frases melómanas señaló alguna vez que “entre las muchas formas de combatir la nada una de las mejores es hacer fotografías”. En el siglo XXI la fotografía se ha convertido en una de las principales formas de documentar cualquier realidad. Entre tanta tecnología y modelos de cámaras reformados del modelo anterior, las opciones son infinitas. Es poco lo que un lente no puede capturar cuando el que ve a través de él sabe lo que quiere retratar.

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FOTOS: ANDRES SAN JUAN @GUAICAIPUROPOP

En medio de complejidades y botones multifuncionales, el fotógrafo venezolano Andrés San Juan se queda con lo sencillo, con lo individual, con lo tosco y lo saturado, con manos manchadas de tinta y cuartos oscuros de revelado. Él se maneja con la fotografía analógica, no porque sea purista, sino porque confiesa que “no entiende lo digital” . Para los no versados en el tema, esta es la foto resultante de un proceso en el que son indispensables elementos químicos, desde los carretes hasta su revelado.
Su técnica se basa en el fuerce de la película y el cruce del revelado que le permiten obtener un grano denso, alto contraste y colores saturados y alterados. Luego lo intensifica de manera digital, pero desde su lente la textura ‘sucia’ en contraste ya tiene un formato. “Es lo crudo y lo estético, la bella y la bestia, el día a día y el arte”, describe el artista.
Andrés San Juan es un venezolano nativo de los ochenta, del pop de Madonna, del smooth criminal de Michael Jackson y los saltos por mundos entrelazados del bigotudo Mario Bros. Estudió dos años de medicina, pero fue la carrera de Derecho la que le mereció una licenciatura en el 2010.  Poco después se incorporó al mundo de la escritura cinematográfica y se fue a Madrid a estudiar dirección de cine y tv, y dirección de fotografía. A Madrid llegó con su primera cámara, la de su mamá, y empezó a fotografiar para contrapesar el pausado ritmo del mundo del cine. Su vida marcha con la cadencia de las ciudades, las corazonadas y los instintos, se nutre de la gente y sus historias.
«En Madrid la gente no es de allí, es de todas partes. Por eso siempre digo que si soy embajador de Caracas también lo soy de Madrid. Ahora somos una manada rarísima de venezolanos allá», sostiene.
Con carretes de 35 mm Andrés se dedicó a capturar su vida en Sudaca Frames, propuesta que muestra una realidad irreverente y sincera, caras con distintos idiomas y paisajes congelados en el tiempo de sus países. La idea fue ocular la visión de un venezolano afuera.
«Sudaca» viene del término despectivo con el que los españoles se refieren a los latinoamericanos, pero para Andrés ésta no es una ofensa, más bien es su manera de reafirmar su condición de extrajero y viajero obstinado.
Con el primer proyecto fotográfico Sudaca Frames: Madrid en blanco y negro, refleja una realidad que no existiría sin la ciudad de los techos rojos, porque para él “no hay Madrid sin Caracas, todo lo que soy capaz de ver en Madrid se lo agradezco a la vida que tuve aquí”.
Calles, sonrisas, besos espiados, perros  y caras manchadas de helado se mezclan con textos remixeados de su vida en Venezuela. Cuando su proyecto en blanco y negro mostró resultados, compró seis pasajes de un solo golpe a destinos diferentes con la idea de exprimir en siete días todo lo que pudiera de ellos.
Sudacaframes Andrés San Juan
«Un crestado chino se come el resto de la empanada en la universidad. En una entrevista de RCTV le preguntan a Dorangel Vargas si comer es malo»
Sudacaframes Andrés San Juan
«Mi tatarabuelo se coge a mi tatarabuela, en las Islas Canarias dejándole un Bastardo. Mi hermano y yo abrimos con emoción el Nintendo 64 que dejó Santa un 25 por la mañana en la Isla de Margarita».
A pesar de los múltiples oficios por los que ha pasado, Andrés afirma que si  fuera algo «sería escritor». Por eso en el siguiente proyecto Sudaca Frames: Por la carretera (On The Road Project), como en el libro del mismo nombre, documenta su manera única de viajar mientras las palabras van fluyendo y las imágenes se imponen de forma voluntaria ante sus segundos ojos.
«Es una inocencia que intento vivir cómo la vivían los protagonistas del libro: sin parar, sin descansar». 
San Juan recorrió los laberintos de Irlanda, Portugal, Marruecos, Francia, España, Egipto y el sureste asiático (Tailandia, Camboya, Vietnam y Laos) a través de imágenes callejeras. La rutina de sus habitantes se pasea en medio de sus pensamientos que a veces retornan a Caracas, a veces simplemente se acoplan al momento.
Engoriladoweb_1000«Es en Dublin y ya sientes la tensión de su noche. Dropick Murphys te hace el soundtrack mientras esperas que Scorsese y Daniel Day-Lewis se estén metiendo una raya en Sweeney’s Bar. Afuera nieva violencia mientras hablas mal de Thompson con un antropólogo francés. El bar está petado y piensas en Piano Man traducido al castellano. las faldas, los tacones al suelo y los ojos azules sin vida te rodean. Acabas de llegar y ya te sientes sólo. Estás borracho en tradición y buscando un camello entre la gente para que te venda un poco de buen rollo, pero no lo encuentras».
Welcome, this is Ireland.

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«Gente sin caras, pensamientos psicopáticos. Caminar sin camino mientras unos obreros arreglan un carrusel y un skin reza frente a la iglesia. La gente camina gritando animada aunque restos de vomito se aferren a su barbilla. Alguien llora en un esquina mientras hordas de puños cerrados y cuellos tensos acaban su Guinness. Un café con lástima, Un negro insultado en un Kebab lleno de árabes. Tierra sin blues donde al dolor no le va la armónica por más que los ojos descansen en el culo de una botella».
«Tanta carretera te hace cambiar, hubo un momento en que perdí el porqué lo hacía. Ya ni siquiera sabía, yo simplemente seguía», mantiene el fotógrafo.
Recuerda que en Egipto vio por primera vez la vía láctea sin nada que la ensuciara. Fueron 36 horas para entrar y salir del desierto, le dio la media vuelta en seis días. «Me manejaba con lo que pudiera, inglés, español machucado.  Al final si quieres comunicarte te comunicas» sostiene.
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«180 km/h y 40 km por encima de lo requerido para dejar una estela de fuego y viajar en el tiempo.
La caderas de una latina se acomodan en el asiento.
La Lonely Planet me cuenta que Jimmy Hendrix no pasó en Essaouria más que un solo día y de paso.
Los mitos en zoom out. El tú a tú pierde el contexto entre callejones y turbantes.
Un rezo abraza a la ciudad. Muchos se quitan los zapatos para entrar a un edificio.
La ciudad no se detiene. La palabras, el esfuerzo, la vida hecha calle».

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«Por la mañana visitamos poco y no fuimos tras hacernos colegas de la pareja que recién conocíamos. Contactos, Direcciones y la promesa de volver a vernos. Agdz, Tamnougalt, Tamezmoute, Tinzoulin, Zamora y el Valle del Draa. La palmeras, las escuelas en la nada, la gente recogiendo agua. Las mujeres esperando en la curvas ser vistas. Estoicas. Flipantes. Los burros, la tierra, el río y las montañas reflejadas en los inocentes ojos de los niños que te detienen a saludar. 
La tierra flota en el espacio y estamos dando vueltas a 23.5º». 
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«Agadir es un Bajón brutal. Dice la guía que hay que surfear una ola, pero esta ciudad es para quien no sabe imaginar. Es Caracas sin los malandros. El recepcionista del hotel está loco. Me habla de cagarse encima por el conflicto de las dos cabezas que tiene todo hombre. Le hago una foto que no sale y me quedo con un dibujo. Regreso y antes de dormir muevo la cama hasta la puerta haciendo una barrera. Heredando la loquera de mi padre me protejo.
La muerte en Venezuela es una picada de mosquito, un borracho manejando, llegar y que el hospital este petado, un malandro y un tiro mientras bajamos a la playa a beber ron. Es como pedirle a un Australiano que se meta en un pantano de Madrid sin que pregunté con acento ¿Hay aquí animales peligrosos?». 
Embajadores del talento venezolano en el exterior 
Para San Juan es necesario que en Venezuela se sepa lo que se produce desde el exterior. Los motivos no son tanto monetarios como afectivos.
«Yo quiero que la gente vea lo que estamos haciendo afuera. No es por dinero, recuerda que yo gano en euros. Quiero que la gente lea y se entere, hay muchos venezolanos afuera haciendo cosas brillantes y no siento que haya esa cobertura para alentar a la gente desde aquí», dice.
El fotógrafo tenía más de un año sin regresar a Caracas y siente que en la capital lo único que ha cambiado son los colores. «Cuando lo digo la gente se ríe, pero yo siento a la ciudad más tranquila, más desahogada. Yo volvería si no hubiese violencia, es lo único que me jode» afirma.
«Cuando yo me fui para estudiar, en realidad llegué sin saber nada, me quedé en el primer hotel que encontré y comencé a buscar piso. El año en que me fui Cadivi todavía aprobaba dinero para estudiar carreras artísticas, si lo hacías bien podías vivir sin pagar nada extra. Incluso paseé perros para rebuscarme,  todavía los acepto solo por la cuestión del karma y porque me ayudaron cuando estuve mal», recuerda.
«Me voy para la guerra»
«Cuando termine esto me voy para la guerra» sentencia sin previo aviso, como si estuviera comprando otro pasaje para viajar alrededor del mundo; pero no, él está convencido.  «Hay un proyecto de cine que tengo en México que me puede tomar dos años de trabajo entero, cuando eso se acabe yo me voy para la guerra», reafirma.
El plan es ir a Turquía para llegar a la frontera con Siria, es una necesidad disfrazada de intención. «Yo necesito hacer fotografía de guerra, necesito saber de qué estoy hecho».
Sudaca Frames: Madrid en blanco y negro y Sudaca Frames: On The Road Project fueron publicados como libros de fotografía en Madrid. Actualmente Andrés busca que editoriales venezolanas acepten hacer lo mismo en el país.
«Guicaipuro Pop es una muestra, un registro de que existo, de que estoy ‘pasando’. Es el retrato vivo de mi miedo a morir sin haber hecho nada que evite que me arrepienta de viejo. Mi trabajo retrata la calle, vive en la calle, no juzga, comparte», explica el artista.
Para presentar su propuesta artística, de la mano de Cultura Chacao, Andrés ofrecerá la Charla: Sumando Lectores – Sudaca Frames, el próximo 13 de abril. Para mayor información acerca de los eventos, visite: http://cultura.chacao.gob.ve/
Todo el material fotográfico y los textos que le corresponden a estos son propiedad de Andrés San Juan, para ver el material completo puede acceder a www.guaicaipuropop.com
Instagram @guaicaipuropop
Twitter @guaicaipuropop

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