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¿Duerme usted feliz, señor Maduro?

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En marzo de 2014 Nicolás Maduro le dijo a la periodista Christiane Amanpour que él dormía tranquilo: “duermo feliz, duermo como un niño. Tengo tranquilidad espiritual y sobre todo la tengo porque sé que he sido leal y que estoy cumpliendo con el legado de ese hombre maravilloso, de ese gigante que es Hugo Chávez».

El legado de Hugo Chávez es un país colapsado en todos los ámbitos porque su sucesor ha sido peor que él, que ya es bastante decir. Los únicos motores que están encendidos son los de la corrupción y la inseguridad. Y el del caradurismo, por supuesto.

Me da curiosidad saber si Maduro, más de dos años después sigue durmiendo feliz. Ya no puedo decir siquiera que como un niño, porque hay muchos niños en Venezuela que no duermen porque están enfermos y no consiguen medicamentos para paliar sus males. O niños que sencillamente no tienen qué comer y se acuestan con el estómago vacío.

Las fotos de los niños con cáncer suplicando dólares para pagar sus quimioterapias destrozan el corazón. Me imagino que Maduro las habrá visto, como las hemos visto prácticamente todos los ciudadanos. Y yo le pregunto ¿qué ha hecho usted por esos niños?… ¿mandar a declarar a su ministra de salud las sandeces que declara?… ¿Duerme usted feliz, señor Maduro, después de haber visto esas fotos?…

Las colas cada vez más grandes en las puertas de los supermercados y farmacias cada vez más vacíos, hablan de una crisis de dimensiones colosales. Pero el gobierno se niega a declarar la crisis humanitaria. La canciller Delcy Rodríguez tiene el tupé de declarar que Venezuela puede alimentar a tres países más, en el acto más impactante de desconocimiento de la realidad que hayamos tenido en Venezuela. No sé si será que a ella también le traen comida de Aruba, Curazao o Panamá…

Otro tanto hizo el Embajador ante la OEA, Bernardo Álvarez, a principios de abril, cuando dijo que era “alegre e irresponsable” asegurar que en Venezuela hay una crisis humanitaria por falta de medicamentos, que lo que había era “falta de disponibilidad” por la baja de los precios del petróleo. ¡Cómo se nota que no vive aquí!… El tema de la guerra económica sigue en el tapete de los chavistas para excusar lo inexcusable y explicar lo inexplicable. Ese cuento tal vez se lo crean todavía personas con poco grado de instrucción, pero los altos jerarcas saben perfectamente lo que está pasando en Venezuela. Maduro lo sabe… ¿Y sigue durmiendo feliz?…

La inseguridad nos ha convertido en el país más peligroso y violento del mundo. Tenemos partes de guerra y no estamos en guerra. Las morgues no se dan abasto para recibir cadáveres. Los malandros están más armados que las fuerzas de seguridad del Estado y lo demuestran cada vez que pueden, incluso desde las mismas cárceles. Y usted, señor Maduro… ¿duerme feliz?… ¿Será que cree que siempre va a tener guardaespaldas, carros blindados y escoltas?…

La crisis eléctrica –causada no por El Niño, sino por el robo que en el sector eléctrico han llevado a cabo de bolichicos y boliburgueses para abajo- está acabando con lo poco que queda del aparato productivo y el comercio venezolano. En el interior es terrible lo que están padeciendo, para mantener a Caracas “aguantada”. Como en una cultura primitiva, el gobierno debe tener a sus babalaos bailando la danza de la lluvia, porque es lo único que en estos momentos los puede salvar de la oscurana. ¿Y usted, señor Maduro, duerme feliz? Seguramente hasta con aire acondicionado…

La Ley de Propiedad a beneficiarios de la Gran Misión Vivienda Venezuela que la AN aprobó es para darle al pueblo más pobre la opción real de ser propietarios y no simples adjudicatarios de sus viviendas. Y sabiendo esto, usted se ha dedicado a convencerlos de que no es bueno que sean propietarios. Incluso ha amenazado con no construir más viviendas. ¿De verdad duerme feliz, señor Maduro?

El requisito del 1% de las firmas estadales para iniciar el proceso revocatorio (inventado por el CNE para hacer más engorroso el proceso) se alcanzó diez mil veces más de lo que se necesitaba. Y usted, señor Maduro, ¿sigue durmiendo feliz?

Ya que duerme tan feliz, quédese dormido. No se despierte, no hable, no piense, no invente. Hágale el favor al país. Hace menos daño dormido que despierto.

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