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¿En manos de Maduro se desmorona el legado?

Recientemente en el evento de Ecoanalítica al que fui invitado como ponente por parte de Visor 360 Consultores, me sentaron al lado  de Luis Vicente León, y aproveché la oportunidad de preguntarle cómo estaba Chávez en sus mediciones de opinión pública, y con un tono casi de solidaridad me dijo: "Ha bajado", yo preocupado le pregunté cuánto y me respondió, de 61% a 55%. Quizá no lo notó, pero mi cara fue más de alivio que de indignación, porque pensé que Maduro y su nefasta gestión lo había arrastrado más.

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De manera más reciente, VeneBarómetro publicó cifras sobre la popularidad del legado del presidente Chávez, claramente otra dimensión del asunto. Ante la pregunta de qué tanto está de acuerdo la gente sobre defender y preservar el legado de Chávez, el 42% respondió de manera favorable.

Si lo anterior lo contrastamos con los números de popularidad de Maduro (19%) y el Psuv (21%), y el inmenso rechazo al gobierno (80%) no sólo podemos concluir que hay Chávez pa’ rato, sino también podemos deducir la extraordinaria inteligencia del pueblo venezolano que tiene muy claro que un cosa fue Chávez y otra Maduro, a pesar de que Chávez pidiese que Maduro fuera el responsable del legado, cosa que no ha cumplido y todos los venezolanos lo saben.

Sin embargo no podemos ser tan optimistas. Sin expresión orgánica de una visión crítica del chavismo, y sin el emerger de un nuevo referente política será imposible mantener el recuerdo favorable de Chávez, y peor aún, difícilmente el chavismo podrá rearticularse en un proyecto de izquierda renovada, que tome lo bueno del legado y que supere los elementos negativos del mismo, que son bastantes también.

Han insurgido algunos actores políticos que hoy permiten generar la posibilidad del surgimiento de una alternativa despolarizada, ejemplo de ello Marea Socialista, con inclusión chavista pero con una mirada amplia desde la izquierda, el asunto es que estos fenómenos no se decretan, se construyen y son procesos sociales complejos y a veces lentos, mientras que el país se nos desmorona por culpa del gobierno de los peores (kakistocracia).

Es por lo anterior que llevar el pulso de los acontecimientos es determinante, en especial porque el único catalizador que puede acelerar los procesos políticos del país, es el derivado de la presión social en sus diversas expresiones. Es en este punto que la MUD está extraviada y sin tino.

No es con la obsesión de salir de Maduro que se canaliza el sentir social, aunque pueda ser un paso importante, es con propuestas y generación de esperanza de soluciones a la crisis como se vincula el sentir social con lo político, y un actor alternativo puede ser ese factor que interprete de manera más acertada el clamor popular, desde la izquierda.

Mientras esto pasa, no podemos permitir que el legado se desmorone en las manos del kakistócrata y su equipo de alacranes, como los llamó Müller Rojas en su momento. 

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