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La positiva terquedad de Laura Guevara

Si algo caracteriza a Laura Guevara es la tenacidad y capacidad para apegarse a su búsqueda. Compositora, cantante, productora audiovisual, actriz, ella es polifacética y terca si de su carrera se trata.

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Sus movimientos en redes sociales y temas en directo, con los que fue forjando su propio camino artístico, la llevaron a destacarse, ya sea por sus colaboraciones, participaciones especiales y ese nombre con el que fue abrazada por los medios especializados.

Acaba de lanzar su álbum homónimo debut, un poco accidentado pero salió. Una selección de doce tracks que durante los poco mas de 50 minutos  de música, intenta compactar una serie de géneros que desembocan en la esencia del pop.

Laura rapea, hurga en el dubreggae, el swing, le hace un  inocente guiño a la cadencia latina, respira la influencia del flamenco, coquetea con la cumbia, se arriesga con el tambor, remoja sus emociones con pinceladas del jazz  y pulsa señales de funk dentro de lo que ha absorbido.

Y es que la srta Guevara tiene un aura capaz de embelesar a sus seguidores, el positivismo implícito en las canciones, el sutil reclamo a la vida y su postura naive ante las circunstancias que afronta en sus letras, convierten este debut en una extensión de su personalidad.

El álbum se presenta como un collage de sensaciones aptas para su puesta en escena en directo. Quizás por eso no intenta ser encasillada a riesgo de querer caer bien en cualquiera de los géneros que desea sostener en su propuesta.

Con «Más feliz«, «Late» y «El constructor» como primeros torpedos promocionales, la expectativa causada por este lanzamiento surte efecto. El pegajoso «Fuego» que supone un performance visual característico de Laura, junto a la seductora «La Luz» tienen polos opuestos en la placa. El dramatismo de «Todas las cosas» se desliga del concepto del disco y le da un giro particular.

A decir verdad el álbum tiene momentos de buen alcance, sin embargo dista de una postura capaz de identificar el verdadero camino de su autora. La instrumentación del disco funge como base del protagonismo vocal de Laura, a ratos excesivo.  Después de casi tres años desde su material en directo, estas canciones necesitaban ver la luz bajo la mirada de un estudio, la serenidad y filtro de una producción.

Su debut generó expectativas y su carisma logra superar toda sensatez crítica que se pueda argumentar. Así es que Laura Guevara sale elegante de la prueba de fuego, la misma que le genera un reto tanto en la puesta en escena de este cancionero de sensaciones positivas, como lo que será su segunda entrega.

Sus notas de prensa anuncian que «allana su camino a las nominaciones de los Latin Grammy 2016«, una predicción arriesgada, no porque no lo merezca, sino por esa afirmación premonitoria ante una academia que recién debe descubrir sus encantos y se torna sensible con los artistas que insinúan posibles nominaciones con antelación.  Aún así vale la pena que de verdad se encuentre en alguno de los renglones ya que le nivel de producción del álbum es destacado.

La cantautora va decidida, se está embarcando en una gira internacional,tiene alistada su nueva banda conformada por Abelardo Bolaño(percusión), José Núñez (batería), Gustavo Medina (guitarra) y Héctor Tosta (bajo eléctrico), todos bajo la dirección musical de José Ignacio Benítez (Domingo en llamas).

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