Economía

Ese petróleo venezolano

Los indígenas lo llamaban mene. Los pioneros, aventureros, espontáneos de los años finales del XIX y comienzos del XX difícilmente podían imaginar que casi siglo y medio después seguiríamos condicionados, cuando no determinados, por ese aceite oscuro, cuyos usos económicos apenas podían atisbarse.

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Por Ramón Guillermo Aveledo @Aveledounidad

La relación entre política y petróleo fue el debate y la materia de las decisiones vertebrales en Venezuela. Una historia tejida de intereses y patriotismos, de visiones entrecruzadas y en conflicto, con agentes nacionales y extranjeros. Con hitos, como la Ley de Hidrocarburos de 1943; el fifty/fifty; refinerías en suelo venezolano, OPEP, política de no más concesiones, reversión, nacionalización, internacionalización, apertura. Un signo constante, el control de la industria que luego se desarrolló en control del negocio petrolero.

Unos nombres, Gumersindo Torres, Néstor Luis Pérez, Rómulo Betancourt, Pérez Alfonzo, Uslar Pietri. Y más acá Hernández Acosta, Calderón Berti, Alfonso Ravard, Giusti. Entre otros muchos de varias generaciones.

Después vendría el extravío que algunos siguen llamando revolución, el cual nos deja con menos producción y menos reservas que en 1998; más deuda, que en el caso de PDVSA se ha multiplicado por trece, mientras recibíamos los ingresos más grandes de la historia y nos convertíamos en importadores netos de combustibles; con la caja negra (y vaciada) del FONDEN y el pesado fardo de Petrocaribe. A lo que debe sumarse una nómina que cuadruplica lo necesario, sin contar a más de veinticinco mil tercerizados. Nada fácil, pero tendrá que ser resuelto, para que los venezolanos tengamos futuro.

En estos días, el Instituto Fermín Toro, hizo el Foro La Industria Petrolera en Venezuela, hoy y mañana. Oímos a los profesores Luis Oliveros y Humberto García Larralde, y al estudioso periodista Andrés Rojas Jiménez. Los oímos con preocupación y compromiso. Hay mucho qué hacer, mucho qué cambiar. Lo haremos. Los venezolanos podremos. El cambio que Venezuela aspira y logrará, nos pondrá ante cruciales decisiones relativas a nuestra condición de país petrolero, al manejo de esa industria y a su relación con la economía, es decir con la vida real de la gente real.

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