De Interés

Rubi Guerra, cronista del narcotráfico

Con la reedición de El discreto enemigo, el escritor venezolano se reconecta con sus años de periodista investigador. Una novela, la que ahora lo regresa a las librerías, es espejo del delito generalizado en Sucre, donde el autor disfruta su vida y se enfrenta a sus sombras

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No escribe de noche, prefiere las madrugadas y teniendo al frente una pared vacía. De hecho, esa es la imagen que tiene Celina, su única hija: siempre sentado en una computadora escribiendo; además de una foto, tamaño carnet en blanco y negro, de los años mozos de su padre que guarda en su monedero. Adriana, su esposa, es la primera lectora de sus manuscritos. En ellos plasma sus cuentos largos y novelas cortas, enmarcados en sus eternos paisajes: la meseta de Guanipa y el mar.

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