Perder una tripa o perder un amor
Ángel salía con una “jevita” que le encantaba. Una tarde, entre retozos y jugueteos, se le ocurrió la brillante idea de hacerle cosquillas en la panza. Entre las risas, Ángel también escuchó un estruendoso peo que se escapaba de lo más profundo de su compañera. Esa fue la última vez que la vio.