Más allá de Simba: los leones más famosos de la historia
El estreno de una nueva versión del clásico de Disney “El Rey León” ha puesto de moda a los leones, animales a los que la humanidad ha respetado, temido y venerado a lo largo de su historia.
El estreno de una nueva versión del clásico de Disney “El Rey León” ha puesto de moda a los leones, animales a los que la humanidad ha respetado, temido y venerado a lo largo de su historia.
Desde tiempos inmemoriales, el león ha sido uno de los símbolos más poderosos jamás usados, pues se lo asocia al sol, la luz, el fuego, el valor, la sabiduría, la fecundidad o la virilidad, por no hablar de su condición de “rey de las bestias”. Es uno de los doce signos del zodíaco y su majestuoso porte ha hecho que diversas casas reales, ciudades y países lo adopten como emblema.
Son muchos los leones reales y ficticios que han destacado en la historia, la literatura, el arte y el cine a lo largo de los siglos. Aquí trataremos algunos de los más conocidos.
El grifo
Los mitológicos grifos combinan dos majestades: su mitad delantera es un águila (reina de los cielos) y su cuerpo y patas traseras son las de un león (soberano de las bestias terrestres). Los autores antiguos afirman que eran más grandes que ocho leones, se alimentaban de caballos y bueyes, protegían tesoros y castigaban a los hombres excesivamente avariciosos.
Debido a su doble naturaleza, a los grifos se los consideró en la Edad Media como símbolos de Cristo, humano y divino al mismo tiempo. Dante incluso incluyó uno en el canto del Purgatorio de su “Divina Comedia”.
Otra bestia mitológica con partes de león es la esfinge, temida por sus enigmas (¡pobre del que no supiera resolverlos, pues terminaba en su estómago!) y presente en culturas como la egipcia y la griega. Quizás la más conocida es la que lleva 4.500 años vigilando las pirámides de Guiza. Mide 20 metros de altura y 57 de largo.
El león de Nemea
El hábitat de los leones actuales se limita a algunas zonas del África subsahariana y la India, pero hace siglos abarcaron regiones mucho más amplias. Por ejemplo el león europeo, hoy desaparecido, vivía en buena parte de Europa meridional y mediterránea.
Uno de sus exponentes más famosos fue el gigantesco león de Nemea, quien aterrorizó el sur de Grecia y tenía la piel tan dura que ninguna lanza, flecha, espada o porra era capaz de perforarla. Por ello el héroe Hércules, hijo de Zeus, tuvo que estrangular a la bestia con sus manos hasta matarla y luego usó su piel como armadura.
Leones bíblicos
El león asiático es la única subespecie que vive fuera de África en estado salvaje. Hoy solo subsisten algo más de 600 ejemplares en el bosque de Gir, al noroeste de la India, pero antaño también se los podía encontrar en Turquía, los Balcanes, Irán y el Medio Oriente. Fue temido y venerado por civilizaciones como la asiria y la babilonia, que a menudo los representaron en sus templos y palacios.
La Biblia los menciona en no menos de 150 ocasiones y fueron el emblema de la tribu de Judá, a la que pertenecía Jesucristo, también llamado “el león de Judá”. Asimismo, con toda seguridad perteneció a esta subespecie el león al que el fortachón bíblico Sansón desgarra “como se despedaza un cabrito”, según narra el capítulo 14 del Libro de los Jueces.
León de Berbería
Los romanos fueron los primeros en referirse al león como “rex silvam”, esto es, “rey de la selva”. No obstante, si se considera que el león africano es habitante de sabana, donde la presencia de árboles es escasa, tal distinción suena un tanto fuera de lugar. Lo más probable es que los antiguos se refirieran al león del Atlas o de Berbería, que vivía en los bosques (“silva”) de la cordillera del Atlas, en los actuales Marruecos, Argelia y Túnez.
Esta subespecie de espesa melena negra es la mayor que ha existido nunca, pues superaba los tres metros de largo y pesaba 270 kilogramos. Los emperadores romanos la usaron en espectáculos circenses con gladiadores y cristianos y las monarquías europeas la exhibían como símbolo de poder y estatus. De hecho se han encontrado cráneos de leones en excavaciones realizadas en la Torre de Londres.
Por desgracia la cacería masiva y el desarrollo de armas de fuego llevaron a su extinción en estado salvaje a comienzos del siglo XX. El último avistamiento confirmado es una fotografía tomada desde el aire en 1925. Hoy se conservan algunos ejemplares en varios zoológicos del mundo, pero hay dudas sobre su pureza genética.
El león de san Marcos
Cada uno de los cuatro evangelistas del Nuevo Testamento está representado por un ser alado. En el caso de San Marcos se trata de un león, pues su libro empieza hablando de “una voz que clama en el desierto” (una analogía con el rugido de dicha bestia, antiguo habitante de aquellos parajes) en alusión a Juan el Bautista, precursor de Jesucristo y que, por cierto, se vestía con pieles.
Aunque fue martirizado en Egipto, una famosa tradición asegura que San Marcos está enterrado en Venecia, ciudad de la que es patrón. Por ello, el león alado destaca como el símbolo por excelencia de la urbe de las góndolas. En una de sus garras la bestia sujeta un libro abierto con la inscripción latina: “La paz sea contigo Marcos, mi evangelista. Aquí tu cuerpo va a descansar”.
El león de san Jerónimo
San Jerónimo, traductor de la Biblia y doctor de la iglesia del siglo IV, no figura entre los santos más venerados, pero su importancia en el desarrollo de la teología católica es enorme. El arte suele representarlo en su gabinete de estudio o como penitente en una cueva, en alusión a los largos años que vivió en Tierra Santa, cerca de la gruta de la Natividad de Belén.
Con frecuencia los artistas incluyen un león acostado junto a Jerónimo, pues según la leyenda el santo extrajo una astilla de la garra de una bestia que llegó hasta su morada. Como agradecimiento, el felino renunció a su naturaleza feroz para vivir en paz junto a su benefactor. Esta versión tiene dos antecedentes clásicos: la historia de Androcles y el león y la fábula del león y el ratón, atribuidas a Esopo.
Don Quijote contra el león
Los melenudos tampoco faltan en la literatura española. Sin ir más lejos, tienen su espacio en el mismísimo “Don Quijote de la Mancha”. En el capítulo XVII de la segunda parte del libro, publicada en 1615, el célebre hidalgo se topa con una carreta que lleva dos leones para el rey de España.
Envalentonado, Don Quijote obliga al carretero a abrir la jaula para luchar con la bestia. El felino se asoma pero no demuestra mayor interés en seguirle el juego, así que le da la espalda y ¡se acuesta! No obstante, el caballero exige que se proclame su hazaña como lograda y que a partir de entonces se lo conozca como “el caballero de los leones”.
Santiago de León de Caracas
El poderoso simbolismo del león lo ha llevado a aparecer en escudos y banderas de numerosos lugares del mundo. La capital venezolana no es la excepción. Aunque fue fundada en 1567, Caracas no tuvo su escudo hasta 1591 por disposición del rey Felipe II.
El león rampante del escudo alude a Pedro Ponce de León, gobernador de la provincia de Venezuela (o quizás a la comunidad española de Castilla y León, patria del fundador de la ciudad, Diego de Losada) y la concha con la cruz de Santiago que la fiera sujeta entre sus garras hacen referencia al apóstol Santiago el Mayor, patrono de España, cuya fiesta se celebra el 25 de julio, día tradicional del nacimiento de Caracas.
El rey de las bestias también es el emblema de uno de los equipos estrella del béisbol venezolano: los Leones del Caracas, fundado el 8 de agosto de 1952 y eterno rival de los Navegantes del Magallanes.
El León de Lucerna
El 10 de agosto de 1792 tuvo lugar uno de los episodios más sangrientos de la Revolución Francesa, cuando una muchedumbre asaltó el palacio parisino de Las Tullerías, residencia de la familia real. En dicha refriega murieron 760 guardias suizos que defendían al monarca Luis XVI.
Décadas más tarde, un antiguo oficial encargó al escultor danés Bertel Thorvaldsen un monumento para honrar a sus compañeros mártires. Thorvaldsen diseñó un león moribundo que se talló en una cantera de piedra arenisca cerca de la ciudad suiza de Lucerna, donde se exhibe desde su conclusión en 1821. La enorme escultura mide 10 metros de largo y seis de altura.
El león de Lucerna ha inspirado otros leones dolientes en el mundo, incluyendo en que decora la tumba del gran poeta nicaragüense Rubén Darío, fallecido en 1916.
Devoradores de hombres de Tsavo
A lo largo de la historia varios leones se han ganado la reputación de “devoradores de hombres”. Los más conocidos son los machos que acabaron con las vidas de al menos 28 obreros que trabajaban en la construcción del ferrocarril Kenia-Uganda en 1898.
Los ataques se prolongaron durante nueve meses hasta que el coronel inglés John Henry Patterson les dio caza. Se trataba de dos ejemplares de la variedad que habita en el río Tsavo, cuyos machos a menudo carecen de melena. El mayor medía casi tres metros de largo. Sus cráneos y cuerpos disecados se exhiben actualmente en el Museo Field de Historia Natural de Chicago.
El león de la MGM
Quizás el león más famoso del siglo XX (con perdón de Simba) sea el que figura en el emblema de la Metro Goldwyn Mayer (MGM), una de las principales productoras cinematográficas de la Era Dorada de Hollywood.
Cinco son los melenudos que han rugido al comienzo de innumerables películas y programas televisivos: “Slats” (1924-1928, el único del período mudo); “Jackie” (1928-1956); “Tanner” (1934-1956, el primero en color); “George” (1956-1958) y por último “Leo” (1958 hasta el presente).
El León Cobarde de Oz
“El Mago de Oz” (1939), es uno de los mayores clásicos de la historia del cine. Generaciones de cinéfilos se han conmovido con las aventuras de la pequeña Dorothy, quien es arrebatada por un tornado desde su Kansas natal al colorido Mundo de Oz. En su empeño por volver a casa recibe la ayuda de un Espantapájaros, un Hombre de Hojalata y…un León Cobarde.
El felino fue encarnado por la estrella de Broadway Bert Lahr, quien debió usar un sofocante traje hecho de piel auténtica de león y que pesaba casi 40 kilos. Aunque fue su papel más recordado, Lahr siempre lamentó el lastre que supuso para su carrera posterior: “Fui encasillado como el león y no hay demasiados papeles en los que se interprete a un león”, dijo en cierta ocasión.
Kimba, el león blanco
Cuando “El Rey león” se estrenó en 1994, Disney proclamó a los cuatro vientos que era su primera producción totalmente original, no basada en material previo. Sin embargo, no fueron pocos los que advirtieron más de una sospechosa semejanza con un anime japonés transmitido tres décadas antes.
Creado por Osamu Tezuka, “Kimba, el león blanco” se emitió entre 1965 y 1967 y sigue las andanzas de un joven felino huérfano de padre que debe hacer sus derechos como rey de la jungla frente a un tiránico león con una cicatriz en el ojo izquierdo. No faltan las malvadas hienas, el pájaro mayordomo o el mandril sabio.
Disney argumenta que se trata de meras coincidencias, tesis que también suscribe Tezuka Productions. La polémica, no obstante, continúa hasta hoy. Los Simpsons incluso se hicieron eco de ella en un episodio emitido en 1995.