“Los swingers son parejas que amplían su círculo de intimidad dándose la oportunidad de tener sexo con terceros de forma consensual”, abre fuegos Steven Winkler, dueño y fundador de Líbido, un club swinger de la Ciudad de México, cuyo web site es www.libido.mx. “Esto no quiere decir que cada quién es libre de ir por ahí teniendo sexo con personas de forma individual”, aclara la fuente.
El juego swinger se juega en pareja, los dos participan, ya sea de forma activa o pasiva buscando cómplices para realizar sus fantasías. “El qué y hasta dónde quieren llegar lo definen en conjunto. La comunicación y el consentimiento son la base de cualquier actividad swinger”, da cuenta de un juego de manos que tiene sus bases de consenso y sus linderos. Su propia ley.
En el mundo occidental este tipo de prácticas está cada vez más en boga, pero en Venezuela el universo swinger parece más bien apagado, todo es muy under, muy soto voce, muy grado 33. Clímax intentó conversar con uno de los pocos clubes swingers de Caracas, vía Twitter, pero pese a un primer acercamiento exitoso, luego sólo obtuvimos silencio de parte de la fuente. Se trata de Club Swinger Caracas, @ClubSWINGERCAR1 en la red social del pajarito azul.
Pero hay quienes se entregan a la práctica, extremando la seguridad. Rosa y Gabriel son una pareja de cuarentones de la capital venezolana que, luego de algunas conversaciones relajadas entre caldos alicorados, optaron por abrir su cama a otro cuerpo. Mientras piden reservar su verdadera identidad, afirman que es algo esporádico, más una aventura que un modus vivendi.
Comenzó como travesura, una idea peregrina en la mente de él. O al menos eso defiende quien dice estar convencido que lo dijo primeramente “como un chiste” que no encontró resistencia en ella. “Por algo sería”, sonríe malicioso. Eso fue hace tres años, y tardaron casi uno para finalmente intercambiar sudores con un extraño.
Lo hicieron luego de un proceso extremo de selección, que comenzó en redes sociales. “Nos abrimos una cuenta de Twitter con una foto de cuerpos y un nombre combinado; así vimos que hacían en México donde hay muchísimas. Y entonces comenzaron a salir algunos asomados a ofrecerse”, relata la mujer.
Antes de llegar al momento cumbre, conocieron a tres candidatos en persona, en sitio público. Nadie quiere exponerse al hampa, a una estafa, a algo peor. Ninguno de los tres. “Era un muchacho más joven que nosotros, de unos 30 años, y nos dijo que era su primera vez. Cuando ya le dimos, lo hicimos varias veces, siempre en hoteles y siempre con nombres de pila solamente. Tampoco queríamos exponernos demasiado”.
Desde entonces han tenido dos “amiguitos” adicionales, luego de que el primero se fuera del país. Eso sí, ni Gabriel ni Rosa quienes hacer comunidad, tampoco ir a clubes. “Seguro hay gente que se tripea eso, pero nosotros preferimos que sea algo más cuidadoso. Esto no es un país normal y aquí uno va desconfiando siempre”.
Para todos los gustos
Hay varias modalidades en el mundo swinger y distintos grados de interacción. Las prácticas más comunes son el intercambio de parejas hombre-mujer / hombre-mujer y los tríos hombre-mujer-hombre o mujer-hombre-mujer.
Hay otras prácticas menos comunes como el gang bang, que consiste en tres o más hombres con una mujer, reverse gang bang, o sea tres o más mujeres con un hombre. “Una práctica que está creciendo mucho es el cuckold”, explica Winkler al detallar que acá la mujer toma una postura dominante en la relación y puede tener sexo con los hombres que ella quiera, con conocimiento de su pareja; “a estos hombres se les suele llamar corneadores o bulls”.
El hombre de la pareja o cornudo -como se les suele llamar- no participa de ninguna manera y adopta una postura sumisa. Puede estar presente o no mientras su mujer está con sus amantes, pero eso ya depende de cada yunta.
Una variante de esto es Stag & Vixen. ¿En qué consiste? En este caso el hombre no adopta una postura sumisa en la pareja, únicamente disfruta ver a su mujer interactuar con otros hombres. La menos común es cuckquean, y en este caso “el hombre participa con otras mujeres y a su pareja le gusta sólo observar”.
Es claro que no se trata de un estilo de vida sexualmente convencional, ni mucho menos conservador. Winkler relata que “un buen porcentaje de mujeres en el ambiente swinger son bisexuales o se prestan para tener algún tipo de interacción con otras chicas sin que esto quiera decir que sean 100% bisexuales en su día a día, a esto yo les llamo bisociales. Hay parejas que les gusta ver únicamente a las dos chicas interactuar mientras los maridos las observan, esto se le llama blizz”.
Los grados de interacción se dividen en dos. Soft o soft swap que consiste en besos, caricias y hasta sexo oral. Se permite todo menos la penetración. Y la otra es full o full swap en la que está admitido todo, incluyendo penetración.
-¿Hay límites? ¿Qué está permitido y qué está prohibido?
-Cada pareja pone sus límites, esta es una cuestión muy personal. Aunque no lo crean, hay muchas reglas en nuestro estilo de vida. Nuestra regla de oro es “no es no” y no se pregunta por qué, lo cual quiere decir que si alguien tiene una aproximación con otra persona y esa persona le dice “no, gracias” o hace un ademán que indica que no están interesados, esto se debe respetar y no insistir. La mayoría de las reglas giran en torno al respeto de los demás. No hacer lo que no quisieras que te hagan a ti o a tu pareja.
La discreción como norma
Steven Winkler (@libido.mx en Twitter) comenzó hace casi 20 años en el mundo swinger. Organiza y produce sus eventos, e incluso diseña los artes. “Está estrictamente prohibido contactar a una pareja o persona sin el consentimiento de tu pareja o de la suya con la finalidad de verse a solas. La discreción es primordial para nuestro estilo de vida así que cualquier cosa que suceda dentro del juego swinger debe quedarse ahí. Lo mismo pasa si llegaran a encontrarse a alguien conocido. El sexo protegido es la norma”, aclara el dueño de Líbido. Tomar fotografías y videos no está permitido a menos que los involucrados estén de acuerdo, “ya que se debe ser muy responsable con ese material”.
La gente más proclive al ambiente swinger –dice este mexicano de vida en el borde- son las personas de mentalidad abierta. Son quienes tienen una relación sólida, asegura Winkler, mucho cariño y comunicación con su pareja. El portavoz cuenta cómo en México esto ha crecido como la espuma. También en Colombia y Brasil hay una vorágine. “Yo empecé en el estilo de vida hace 19 años y he visto su evolución y proliferación a lo largo de estos años. El crecimiento del ambiente swinger ha sido exponencial, cada vez hay más información, páginas de contactos especializadas, redes sociales, clubes, fiestas privadas y gente interesada”.
Todo tipo de gente
Winkler explica que el ambiente swinger se da en todos los estratos sociales, y puede ser desde lo más básico o lo más caro, dependiendo de las posibilidades de cada quien. “Sí hay parejas jóvenes aunque en su mayoría el rango de edades oscila en los 30s y los 50s ya que son comúnmente las parejas que cuentan con una relación lo suficientemente estable para incursionar en este estilo de vida. Podemos encontrar gente de todo tipo, desde políticos, altos directivos de empresas, actores, deportistas famosos hasta gente común y corriente”, despacha con tranquilidad.
-¿Cómo es un bar para swingers? ¿Cuáles son los requisitos para entrar a uno?
-Cada club swinger es distinto y tiene sus propias políticas. Como los restaurantes y bares no swingers, también se diferencian por el tipo de clientela a los que están dirigidos. Nosotros sí tenemos un filtro con la finalidad de tener una asistencia más heterogénea de gente con un interés fidedigno por el ambiente swinger. Los que van a nuestros eventos deben llenar una solicitud de clave de acceso proporcionando sus datos generales y una foto. Otros clubes no tienen ningún filtro, dan acceso a cualquiera que esté interesado en visitarlos.
Por lo general los clubes son únicamente para parejas y chicas solas aunque algunos tienen días en los que dan acceso a hombres solos. El ambiente es ligero y cordial a diferencia de lo que muchos pensarían. La gente es sumamente amigable y respetuosa, mucho más que en los bares normales. La gente va a bailar, tomar la copa y platicar aunque con algunas particularidades. Se respira un aire de libertad, por lo general las mujeres visten ropa muy sexy, lencería y la desnudez no es mal vista. Por momentos se pueden ver personas entablando algún tipo de actividad sexual en su mesa o alguna parte del bar, otros prefieren ir al cuarto oscuro.
Algunos bares tienen privados dentro de sus cuartos oscuros que proveen un poco más de privacidad a los asistentes. Cualquiera puede entrar al cuarto oscuro si así lo deciden. Pueden entrar únicamente a ver, pueden tener interacción únicamente entre ellos o con alguien más, esa ya es una decisión personal. Nadie está obligado a nada ni hay compromiso de tener ningún tipo de interacción si no lo desean.
Es importante mencionar que el fenómeno de los cruceros para swingers ha ido creciendo en estos últimos años. Hay agencias de viajes especializadas en viajes swingers, así como grandes resorts swingers que ya también organizan sus propios cruceros.
Una pareja muy traviesa
En su trinchera, Diego Velázquez y Mariana Mhar son una pareja de swingers del DF, en México. Mariana comenta que “éramos novios cuando tomamos la decisión de explorar el mundo swinger. Actualmente tenemos veintidós años juntos, pero cuando iniciamos este viaje llevábamos alrededor de dos años”.
De su lado, Diego relata que se conocieron muy jóvenes y empezaron a salir juntos muy pronto. Como es natural a esa edad, eran inquietos y muy curiosos. Les gustaba probar variantes sexuales e ir tachando experiencias de su bucket list. “Así dimos con el mundo swinger. La verdad es que, hasta la fecha, todavía discutimos sobre a cuál de los dos se le ocurrió la idea; yo digo que a ella, ella dice que a mí. El punto es que lo probamos y no nos convenció a la primera. Más bien fue un proceso largo y paulatino en el que sabíamos que había algo ahí para nosotros, pero aún no lográbamos encontrarlo. Eran otros tiempos y había muchas menos opciones que ahora. Probablemente nos tomó más de diez años entrar de lleno y asumirnos como swingers”, deja caer todo antifaz al suelo.
Ahora hasta tienen el blog jardindeadultos.net, un canal en Youtube llamado ¡Mariana no da consejos! y dos cuentas en Twitter: @DiegoconMariana y @JardinDeAdultos.
-¿Qué ha aportado a su vida en pareja la experiencia swinger? ¿Se quieren más? ¿Se conocen mejor? ¿Disfrutan más la vida en pareja desde que son swingers?
Mariana: Una de las cosas más significativas es el tema de la confianza y la seguridad en mi propia pareja. Nos ha permitido desarrollar una mejor comunicación entre nosotros y esa comunicación, desde luego, ha hecho más disfrutable nuestra vida en pareja.
Diego: Para estas alturas, te podría decir que casi todo. Nuestra vida gira mucho en torno al ambiente swinger: la mayor parte de nuestras amistades, nuestra vida social, nuestras vacaciones, en fin. El swinging nos enseñó a comunicarnos mejor, a ser más empáticos y mucho más conscientes el uno del otro.
Por lo general, no son ellos quienes dan el primer paso. “Normalmente, lo que nos ocurre es que conocemos gente a la que hacemos parte de nuestro grupo de amistades. Para mí es importante poder establecer algún tipo de comunicación, algún tipo de charla que nos permita saber que hay puntos en común. Más que el cachondeo, eso es lo que me hace romper el hielo, lo que me ayuda a abrirme más para poder dar el siguiente paso hacia la cama”.
Malísimos para ligar
Diego echa mano del humor para exorcizar la tensión que le produce la pregunta: “Hay que confesar que somos malísimos para ligar. Dicho lo anterior, puedo decirte que el proceso es muy parecido a lo que sucede cuando sólo se trata de dos. Hay redes sociales especializadas para conocer parejas, hay clubes, hay hoteles dedicados a la comunidad”.
Cualquiera de esas opciones es terreno fértil para ligar, dice el entrevistado. Diego deja en claro que hay una etapa de coqueteo en la que los cuatro “miden sus opciones” y muchas veces la persona se sorprende sintiendo la misma cosquilla que en la época de la soltería; “eso es parte de lo rico”.
-Cuando están en la cama con otra pareja: ¿Cómo separan los sentimientos del mero disfrute sexual? ¿No hay un poquito de celos acá?
Mariana: Tenemos la claridad de que cuando estamos con otra pareja estamos jugando, estamos estableciendo un juego meramente sexual. Los celos no están presentes ni durante, ni después, ni antes. No forman parte de nuestra relación. No tenemos permitido hacerlo solos, generalmente estamos en pareja.
Diego: Aunque la cultura se esfuerza en hacernos creer que la sexualidad está inherentemente ligada a los sentimientos, eso no es verdad. Lo sabe el ama de casa aburrida que tiene sexo por compromiso una vez por semana mientras piensa en que al techo le hace falta pintura.
-En un plano netamente sexual, ¿qué siente una pareja swinger cuando su amante está en otras manos? ¿En qué consiste el gozo, el placer, el deleite?
Mariana: Lo que yo disfruto más es poder ver a Diego disfrutar. Me gusta verlo contento haciendo lo que le gusta y haciendo disfrutar a otras mujeres.
Diego: Es difícil asegurar lo que sienten todos los swingers, cada quien es diferente y buscamos cosas distintas en estas aventuras. A mí me emociona mucho. Soy muy feliz cuando veo feliz a la mujer que amo. Si ella disfruta, yo también.