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Mario Moronta pidió a Maduro recursos para los médicos en la misa del Santo Cristo

Con una celebración inédita en la historia de la Iglesia venezolana se conmemoraron los 410 años del Santo Cristo de La Grita. Durante la homilía el obispo de San Cristóbal emplazó a Maduro a dotar de insumos de bioseguridad al personal de salud y a liberar a los diputados Juan Requesens, Renzo Prieto y a Deivi Jaimes

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Moronta

Con una homilía celebrada a puerta cerrada en la catedral de San Cristóbal y dirigida por el obispo de la diócesis, monseñor Mario Moronta, se conmemoraron este 6 de agosto los 410 años del Santo Cristo del Rostro Sereno de La Grita.

La eucaristía fue ofrecida a Dios, por Venezuela y muy especialmente por el Táchira. Se imploró por quienes padecen en los hospitales víctimas de la covid-19 y se pidió por el personal de salud que se encuentra en los hospitales venezolanos haciendo frente a la pandemia. También por los funcionarios civiles y de seguridad que están en la calle trabajando.

Ha sido un año bien particular porque en vez de ir la feligresía a peregrinar a La Grita, como era la costumbre, ahora La Grita es ha venido a cada uno de los feligreses a través de los medios de comunicación, destacó el obispo.

Moronta centró su discurso, entre otras cosas, en el árbol de la vida que todo cristiano debe cuidar para que de frutos y el llamado a imitar a Cristo. Monseñor se refirió al papel de la Iglesia católica en medio de la pandemia y señaló que existen personas que creen que nada se está haciendo en estos momentos.

La Iglesia siempre está al lado de los pobres y en estos días se están dando alrededor de 700 almuerzos diarios a quienes están recluidos en los Puntos de Asistencia Social Integral (PASI) o refugios para connacionales que han regresado, dijo el obispo.

“No buscamos aplausos porque lo hacemos con la confianza puesta en Dios y consideramos a los que están golpeados por el hambre, el dolor y por la tragedia de tener que regresar sin nada al país. No los menospreciamos porque los consideramos iguales a nosotros, hijos de Dios y no como le dicen algunos, objetos o desechos”.

Salud y libertad

La conmemoración de los 410 años del Santo Cristo de La Grita sirvió de marco para la consagración del estado Táchira y de los Andes venezolanos, acción religiosa que se hace por primera vez en la historia.

“Nos consagramos todos a ti, y al hacerlo recordamos que somos ‘ofrendas vivas’ como lo fuiste tú ante papá Dios. Sabemos que no nos abandonarás nunca: concédenos la libertad, la justicia y la paz; danos entusiasmo evangelizador y solidaridad decidida; suscita hogares cristianos y muchas vocaciones sacerdotales, religiosas y al compromiso laical”, invocó Moronta.

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En nombre del pueblo del Táchira pidió por mejores condiciones para el personal de salud, condiciones laborales que garanticen la vida en medio de la pandemia.

“Sin ningún compromiso político, quiero hacer una petición al señor Nicolás Maduro: destine los recursos necesarios para que en los hospitales nuestros médicos tengan lo que necesitan, porque no puede ser que se estén exponiendo cuando hacen su servicio”.

Agradeció a Dios por la entrega de los médicos y el personal de salud, quienes arriesgan la vida, pero recalcó que es necesario proveerlos de lo que necesitan en los hospitales.

Los venezolanos presos por motivos políticos ocuparon una parte importante en la homilía en honor al Santo Cristo.

Pidió un gesto de buena voluntad, aunque lo vio como algo difícil, pero espera que lo acepten: “Les quiero pedir de todo corazón a las autoridades que liberen a aquellos que por motivos políticos están detenidos. Que les hagan su juicio, pero en libertad”.

Especialmente pidió por la liberación de los diputados tachirenses Juan Requesens, Renzo Prieto y el joven Deivi Jaimes.

“Menciono a tres que vienen a mi memoria, pero sé que son más. Hagan un gesto de buena voluntad, le hablo al corazón, no le hablo al político, le hablo al hombre que puede tener sentimientos. Hagan ese regalo al Santo Cristo de La Grita, a José Gregorio Hernández, hagan ese regalo al Dios de la vida que está en medio de nosotros”, dijo Moronta.

“Este año la peregrinación virtual, algo inédito debido a la pandemia, nos ha permitido convertir al Táchira, los hogares e instituciones, en santuarios del Santo Cristo. No hay que perder esto que se ha logrado, aunque se abran los caminos y podamos ir muy pronto al Santo Cristo, no dejemos de ser el santuario en donde está presente el amor de Dios».

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