Economía

Te compro tu dólar: el negocio del billete feo

El dólar se volvió de forma tácita la moneda de cambio en las principales ciudades del país. Lo que parecía un fenómeno que explotó alrededor de marzo con los apagones nacionales, ahora es rutina. Con diciembre y la época de fiestas en curso, todo aquel papel moneda que esté arrugado, rayado o parcialmente roto probablemente será rechazado por los comerciantes

Te compro tu dólar: negocio del billete feo
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Venezuela cayó en una dolarización de facto, aunque gran parte de la población depende de los productos subsidiados, cada vez es más frecuente que los venezolanos puedan acceder a unos pocos dólares y los precios de ciertos productos ahora solo se establecen en esa moneda extranjera.

Al menos así sucede en Caracas y en todo el país. El dólar se ha vuelto incluso la moneda de circulación en los sectores populares.

Pero con el auge de del dólar como moneda de uso común también se incrementaron las precauciones con respecto a los billetes en circulación. Los bodegones y negocios en ciudades como Caracas, Lechería, Valencia, Maracaibo y Puerto Ordaz, por nombrar solo algunas, han ayudado en la proliferación del dólar como método de pago y también han impuesto restricciones. Varios locales comerciales han optado por no aceptar billetes de dólar que consideren que están en mal estado, feos o que simplemente no sean del agrado, es decir no pasan la inspección ocular, del cajero de turno.

Pero, ¿es lógico o legal que por una pequeña raya o por estar desgastado no se acepte un billete o se impida un intercambio de bienes? ¿A qué se debe el temor de aceptar un billete más usado o que no es inmaculado?

La razón no está completamente clara: algunos comerciantes se atrevieron a decir que después algunos clientes no quieren aceptar un dólar «feo» de vuelta, mientras que otros con posibilidad de depositarlos en bancos del exterior aseguran que les imponen trabas al entregarlos y otros solo dicen que es una cuestión estética.

Sin embargo, la Reserva Federal de Estados Unidos, responsable de que nuevos billetes de dólar entren en circulación y que los viejos salgan del mercado cataloga como un billete “no apto” solo en algunos casos:

  • Si un billete tiene un hueco de más de 19 milímetros cuadrados (aproximadamente el tamaño de una aspirina) no es apto.
  • Los billetes sucios y gastados también se resuelven con sensores.
  • Billetes de cinco, diez y veinte dólares antes de 1996 son automáticamente sacados de circulación, simplemente por su edad.

Con los feos también se hace negocio

Sin embargo, no todo está perdido si se tiene el infortunio de agarrar el billete con una raya en su superficie o el que está viejo y ajado. Llámese emprendimiento, creatividad o viveza criolla, siempre hay alguien que saca partido de la circunstancia adversa.

Que algunos comercios no acepten un dólar en “mal estado” dio oportunidad a un nuevo negocio: comprar billetes dañados, rayados y rotos. Eso sin mencionar las monedas: son contados con los dedos de las manos los establecimientos que están dispuestos a recibir un dime (10 centavos) o siquiera un quarter (25 centavos de dólar estadounidense).

En Venezuela no existe la posibilidad de llegar a una agencia bancaria y depositar billetes de dólar, euros o cualquier moneda extranjera, y las casas de cambio no cuentan con la confianza del público como en otras épocas para servir de alivio a esta situación.

Conseguir a alguien que compre tu dólar rayado o roto no es tan sencillo, aunque es cada vez una práctica más popular, tanto así que hay “empresas” con publicidad paga en redes sociales como Instagram promocionando este negocio.

La dinámica es sencilla. “¿Qué denominación tiene el billete? ¿El billete está feo? ¿Qué tanto?” suelen ser las preguntas que abren el trámite cuando se trata de compradores directos.

Un comerciante del Este de Caracas, que prefirió resguardar su identidad por motivos personales, administra un par de panaderías en los alrededores de Petare y La California, pero además se dedica a “cazar billetes feos” por un valor menor al que dicta el mercado negro, con miras a hacer crecer su negocio.

“Así como hay gente que busca comprar dólares para mandar a sus cuentas en el exterior, o también compran en efectivo para hacer sus negocios acá sin tanto rollo, yo hago lo mismo, pero con billetes que ellos no quieren”, explicó el comerciante caraqueño.

Señaló que, bajo este esquema, puedes conseguir comprar cada dólar por debajo de lo que indican marcadores web como DolarToday o páginas como PromedioDolarV2 en Twitter.

“A muchos negocios tú llegas con un billete rayado, a veces nada más doblado o arrugado, y no lo quieren, te lo rebotan. Pasas así por tres o cuatro negocios más y te fastidias, quieres salir de ese billete, pero tampoco quieres perder ese dinero”, comentó.

Aclaró que los billetes de grandes denominaciones suele comprarlos por un valor más cercano a los publicados por los indicadores en redes sociales, pero dijo que los pequeños suelen ser los más baratos porque son los de mayor rotación en el país y de los que más cuesta salir.

«Billete de 1, 5, 10 o 20 dólares que esté feo te lo devuelven a la primera, pero si es de 50 o 100 se lo piensan más, porque esos suelen ser más nuevos y al final tienen mayor valor. No hay mucha gente por ahí gastándose 100 dólares», relató.

Algunos negocios, como la reconocida pastelería y bodegón Cine Citta en Bello Monte, ubicada en una zona más céntrica de la capital, han optado por hacer de este método un negocio también, aunque con igualdad de condiciones.

En comparación con la explicación del comerciante de “billetes feos”, Cine Citta ofrece a sus clientes la posibilidad de ir ciertos días de la semana –entre lunes y miércoles– para que utilicen sus billetes “viejos y feos” en su negocio.

Además, no varían la tasa de valor para la “moneda dura”, sino que la aceptan a los valores promediados que calculan para ese día.

Y si nadie los quiere…

Lo que sucede con estos billetes en mal estado no queda claro. Si no circulan abiertamente en Venezuela porque la mayoría de los comercios no los aceptan, ¿por qué estos negocios y algunos particulares los buscan?

El joven comerciante explicó vía telefónica que él tiene la facilidad de viajar constantemente tanto a Estados Unidos como a Panamá, donde estos billetes entran en circulación sin mayor problema siempre que no estén “mutilados”, tal como lo estipula la Reserva Federal del país norteamericano.

“Los billetes dañados pueden ser, normalmente, reemplazados en un banco, mientras que los billetes que han sido mutilados deben ser enviados a la Oficina de Grabado e Impresión de Estados Unidos (U.S. Bureau of Engraving and Printing en inglés) para ser reemplazados”, explica Yahoo Finance en un artículo.

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Un billete dañado puede estar rayado, parcialmente roto o arrugado, pero siempre que mantenga al menos 51% de su cuerpo intacto, podrá ser aceptado sin mayor problema por una entidad bancaria en Estados Unidos y, prácticamente, en cualquier lugar del mundo donde circulen dólares americanos.

Sin embargo, un billete que está parcialmente quemado, mohoso o manchado con sangre, probablemente sea rechazado tanto por los bancos como por la Reserva Federal, por lo que automáticamente pierde su valor.

No se desperdicia nada

Bajo las leyes de la Reserva Federal y las normas bancarias estadounidenses, no hay ninguna excusa para que los comercios venezolanos rechacen billetes estadounidenses, sea cual sea su denominación, solo por estar en mal estado.

Los “ganadores” en esta situación son aquellas personas y empresas que logran canjear esos billetes “viejos y feos” por nuevos, o simplemente depositarlos en sus cuentas en el exterior, manteniendo su valor intacto.

Establecimientos como Cine Citta, en Bello Monte, y Snack Times, que acepta monedas de dólar y se encuentra en Macaracuay, sacan provecho de esta situación y logran captar a una clientela que, en muchas ocasiones, se desespera ante la imposibilidad de usar su dinero.

Hasta ahora, Maduro y su gabinete no han llamado ni autorizado una dolarización de la economía, pero tanto comerciantes como consumidores entienden de forma implícita que transar en la moneda estadounidense es una de las formas más sencillas de hacer negocios en este país.

Sin canales electrónicos confiables para realizar transferencias y pagos electrónicos, bien sea por las pobres plataformas de las entidades bancarias o por las constantes fallas en el sistema eléctrico nacional, los venezolanos que puedan acceder a monedas duras preferirán recurrir a ellas antes que sufrir las penurias de utilizar bolívares.

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