Willy McKey, señalado por abuso sexual, se quitó la vida en Buenos Aires
De la noche a la mañana, y a partir de las denuncias de una joven que tenía 15 años en ese entonces, Willy McKey pasó de ser considerado "intelectual" a abusador de menores. Durante la tarde de este jueves, El Estímulo confirmó que el poeta y narrador venezolano cometió suicidio en la capital argentina
El poeta y narrador venezolano Willy McKey, señalado por abuso sexual contra al menos una menor de edad, se quitó la vida este jueves 29 de abril en Buenos Aires. La información corrió como rumor y pudo ser confirmada por El Estímulo alrededor de las 6 de la tarde. La versión indica que McKey se lanzó al vacío.
McKey, una de las firmas estelares del portal Prodavinci, poeta premiado y vinculado a múltiples actividades dentro del mundo cultural, vio su vida cambiar repentinamente tras ser acusado -con pruebas y evidencias más que elocuentes- de haberse aprovechado de su condición para manipular y abusar sexualmente de una menor de edad. En medio de la ola de testimonios de víctimas de toda variedad de abusos sexuales que desde hace ya unos días se ventilan en las redes sociales, a la denuncia inicial contra McKey se sumaron otras que revelaban una constante en su accionar: el modus operandi de un acosador.
Ayer, el Ministerio Público rompió su silencio y anunció una investigación que parecía concentrada en los casos de McKey y los músicos Alejandro Sojo y Tony Maestracci.
Las primeras versiones oficiales informan que el escritor se lanzó del noveno piso de un edificio en la avenida Córdoba en el barrio Recoleta.
Hoy, a las 3:36 de la tarde, McKey dejó un último mensaje en Twitter: «No sean esto. Crece adentro y te mata. Perdón».
Lo que salió a flote
Willy McKey sabía lo que había hecho y también sabía lo que se le venía. Y como haría cualquier marca, hizo control de daños, pensó en una estrategia reputacional y redactó unos comunicados con un bonito diseño que parecían ser de mea culpa.
La estrategia se desnudó al instante. Esta vez a Willy no le funcionaron los malabares intelectuales que acostumbraba cuando, como él mismo decía, era una «figura pública», amparada por personas del ámbito cultural que, ahora afirman, nunca se dieron cuenta de nada.
La niña de 16 años contó que fue convocada a la oficina que McKey tenía en Prodavinci, el portal informativo donde trabajaba. Allí la besó. Luego, la citó a un apartamento en Los Ruices que, por lo visto, fingía ser oficina pero era un apartamento de soltero. Fue en ese lugar donde, siempre según cuenta la víctima, estrujó sus genitales y le hizo sexo oral. También la llamaba para que lo escuchara masturbándose. Todo aderezado con muchas y continuas conversaciones por chat donde las intenciones sexuales de McKey -a los 36 años- se ven muy claras, a la vez que simulaba ser un mecenas para una adolescente con aspiraciones culturales.
La joven hoy tiene 21 años y con el nombre ficticio de Pía, hace denuncias bien sustentadas con capturas de las conversaciones. McKey no desmintió nada, más bien lo admitió. Si el hilo de Pía se rigiera por las normas de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, necesitaría una advertencia previa de contenido sexual y de que no es apta para menores. Lo paradójico es que lo vivió siendo ella apenas una adolescente.
He decidido finalmente hablar de mi experiencia de abuso con el escritor venezolano Willy McKey:
Conocí a Willy en el microteatro 2015, yo empezaba a empaparme de una movida intelectual y cultural caraqueña de la que me moría por formar parte. En el 2015, también, tenía 15 años.
Otras jóvenes también denunciaron a McKey por manipulación y abuso sexual. Después de Pía, y se puede ver en los comentarios a sus tuits, varias afirmaron que con ellas se había portado igual: les pedía fotos sugerentes y les ofrecía contactos en el mundo cultural. Una dice que tenía 17 años. El mismo target que Pía.
Prodavinci, el portal-hogar de McKey, de inmediato sacó un comunicado conciso y sin edulcorantes en el que respalda a las víctimas y anunció el retiro del denunciado de todas sus funciones. Otras instituciones también se deslindaron del personaje e incluso le retiraron reconocimientos concedidos.
Los comunicados
Willy McKey publicó tres comunicados de cuidado diseño en su cuenta de Instagram. Solo uno de ellos admite comentarios.
El primero fue antes de la aparición pública de Pía, el segundo poco después y el tercero al día siguiente, es decir, el 28 de abril.
Verónica Ruiz del Vizo, estratega en Mercadeo Digital, fue una de las especialistas que desgranó la táctica de McKey, en un hilo que puede leer aquí:
Se que debes estar leyendo @WillyMcKey. Sabes la relación cercana y amigos en común. Desde mi profesión hablo, porque hoy tengo el corazón roto.
Quiero decir públicamente que me preocupa tu estrategia de redes sociales. La selección de los colores en tus publicaciones.
— Veronica Ruiz del Vizo (@VeroRuizdelVizo) April 29, 2021
Entre las respuestas destaca la de @angelicadudier que atina a decir que el violeta, tono usado en los comunicados, es el color de la lucha feminista.
El escritor Jorge Gómez y la analista Naky Soto son otras voces que se alzan contra McKey:
Todo indigna en lo de Willy McKey. Desde el delito mismo denunciado por la agraviada hasta el provecho que ya ha calculado sacar de todo esto una Fiscalía que escurre otros casos bajo la alfombra. Pero lo de los 3 «copys» en clave pasivo-agresiva es, en una palabra, increíble. https://t.co/JUXrS3lk3O
El primer comunicado lo hizo antes el día antes de las denuncias de Pía. Se tituló: «Quizás yo también he sido un abusador».
Escudó esta supuesta autoreflexión en que su pareja, Jennifer G., apoyaba al movimiento #YoTeCreo, que se formó para apoyar a las víctimas de abuso sexual.
Sin embargo, entre las conversaciones que filtró Pía, aparece una en que el mismo McKey le dice que otras mujeres «están diciendo» que cometió abuso sexual. Ella le hace preguntas, él le da algunos detalles y le dice que «Jennifer (su pareja) se quiere morir».
Finalmente, ella le pregunta si tiene miedo que diga algo y McKey le responde con un «No. Creo que la singularidad de nuestra relación es otra».
Aquí están las capturas:
Comunicado #2: «Estupro»
En el segundo post, justo después de las denuncias, admite los hechos pero con justificativos y atenuantes. Además, recurre a la palabra «estupro», de poco uso en el lenguaje coloquial, y que significa tener actos sexuales con menores de edad, valiéndose del engaño o de la superioridad. El detalle es que el estupro desvía el foco en un elemento importante: supone la existencia de consenso.
Es probable que este, el segundo, sea el comentario más honesto de McKey. Confiesa que durante su relación con Pía, él ya estaba con Jennifer, «mi pareja hasta hoy».
Pero también suelta que Pía, a pesar de los «haber pasado por situación de estupro» siguió «manteniéndolo en su círculo de referencias y contactos constantes». ¿Qué quiso decir realmente? ¿Que Pía lo aceptaba hasta que denunció?
También es el único comunicado que admite comentarios. Ninguno lo apoya.
Comunicado #3: Consecuencias
El tercero ha sido el más criticado, por la superioridad moral que McKey revela. Es el que provocó el crítico hilo de Verónica Ruiz.
Primero, porque se ofrece como vínculo entre Pía y los especialistas que ella consulte para superar la situación. Segundo, porque pretende erigirse como vocero para ayudar a «visibilizar una situación que está normalizada» (otro justificativo a su proceder).
Más pinceladas de McKey
La catarata de comentarios sobre Willy McKey es abundante pero dos de ellos pueden dibujar más este rasgo de personalidad. Uno es de Leonardo Baffi quien, aunque cuenta un hecho que parece nimio ante la magnitud del abuso de menores, revela a un McKey que recurre a la burla, a través de la palabra, para obtener una satisfacción desleal:
El segundo comentario es de Beatnhey Rondón, periodista del área cultural, quien le espeta conductas negativas profesionales:
Pero quizás el más triste reflejo de la naturalización del abuso sexual es un video del podcast Que se vayan todos en el que participan Willy McKey, Rey Veccionache y José Rafael Briceño, en el que culpan a las mujeres de «calientaguevos», justificando el descontrol de los hombres. Incluso Briceño llega a compararlas con alguien que le da «perico (droga) a un niño». Ayer, el podcast anunció el retiro de McKey y, paradójicamente, se solidarizó con las víctimas. Después de eso, Briceño solo tuiteó promociones de su stand-up comedy.
A continuación, el video:
Este es el que ahora quiere venir a darnos clases de cómo debemos actuar ante el abuso sexual y el ciberacoso. pic.twitter.com/XbIWdACyhz
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