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Atrapamoscas Turimiquire, el ave que se ocultó 120 años en las montañas del noreste de Venezuela

La última vez que lo vieron fue en 2005 y hasta hace un mes lo creyeron extinto, sin embargo, no era el caso. El Atrapamoscas Turimiquire o "Shrek" solo estaba escondido de los cambios ambientales en las montañas más altas de las serranías de Monagas, ubicadas al menos a 850 metros sobre el nivel del mar

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Atrapamoscas Turimiquire

Una expedición de biólogos, liderados por el ornitólogo venezolano David Ascanio y la American Bird Conservancy (ABC), redescubrió el Atrapamoscas del Turimiquire en mayo pasado en las montañas de Monagas, al noreste de Venezuela.

Esta ave, cuyo nombre científico es Phyllomyias urichi se describió por primera vez en 1899, cuando solo se conocían dos registros más. El segundo avistamiento fue en la década de los cuarenta y el tercero en el año 2005, por el mismo Ascanio. Desde ese momento, no hubo otro encuentro y la comunidad ornitóloga lo creyó extinto.

Sin embargo, tras 6 días de investigación profunda en los Macizos de Bergartín y Caripe, zonas montañosas y alejadas del país, los especialistas lograron observar y atrapar en fotografías y sonidos su comportamiento. Algo que se convirtió en un logro y un motivo para buscar formas de protegerlos.

¿Por qué estaba perdido el Turimiquire?

De acuerdo con las evidencias, las talas indiscriminadas de bosques nublados en Venezuela son el motivo por el cual el Atrapamoscas de Turimiquire parecía ya no existir. Su hábitat, al menos donde Ascanio los encontró hace 16 años, lo destruyeron para convertirlo en pastizales a pesar de ubicarse a 850 y 1.100 metros sobre el nivel del mar.

Es decir, a pesar de ser bosques muy altos, y aparentemente intocables, el impacto ambiental puso en riesgo a las aves; por ende los conservacionistas los asumieron inexistentes hasta la expedición que inició el 11 de mayo de 2021.

A partir de ese día, 5 investigadores acompañaron a David Ascanio a recorrer la ruta que había marcado en sus notas de campo en 2005, cuando vio por última vez a los Atrapamoscas Turimiquire.

En ellas describía zonas boscosas con denso dosel, es decir, las capas de hojas que sobresalen de los árboles. No obstante, para el momento de la búsqueda, estaban totalmente destruidas. Por lo tanto, se vieron obligados a adentrarse en bosques de otras zonas cercanas. Optaron por la cuenca del río Caripe, entre Caripe y Yucucual-Mata de Mango, en el Macizo de Caripe, en Monagas, para intentar dar con ellos.

En el proceso, los investigadores encontraron un camino real, usado por agricultores, que los llevó a un «prometedor» tramo de bosque porque era parecido al que había sido destruido.

Atrapamoscas Turimiquire. Foto cortesía Re:Wild

¿Qué vieron allí?

Durante las primeras 10 horas de búsqueda, casi nada. Pero al final de la tarde ocurrió lo que deseaban, «una pareja de estas pequeñas aves color verde olivo se abalanzó y se posó en una rama de la parte baja del dosel». Y a la mañana siguiente, encontraron otra pareja de las cuales pudieron grabar sus cantos por primera vez.

Con estos avistamientos, los ornitólogos tuvieron la oportunidad de describir nuevos aspectos del comportamiento del Atrapamoscas de Turimiquire y detallar su aspecto con mayor precisión.

Algunos de las características son:

  • «El ave mueve la cola hacia arriba un comportamiento habitual de varias reinitas y otros atrapamoscas», detallaron los especialistas. De acuerdo con la web unión de ornitólogos, esta es una manera de comunicarse entre pares, «ya sea para interacciones agresivas o como parte del cortejo». También para transmitir a depredadores que ya los han detectado.
  • Solo habitan en bosques con árboles emergentes, es decir, los que sobresalen por encima del dosel medio del bosque.
  • El atrapamoscas de Turimiquire también tiene una línea apenas perceptible debajo de su pico. Según los ornitólogos, este es «un detalle difícil de detectar en los ejemplares de museo». Además, nunca se reseñó en las descripciones e ilustraciones de la especie.

Tras el encuentro, el líder de la expedición, David Ascanio, manifestó lo siguiente: «Es como un pequeño ‘Shrek’ por su color verde oliva (…) Tiene un canto estridente y no es tan llamativo como muchas otras aves del mismo bosque, pero si está allí, significa que el bosque está sano. Sin duda alguna, está en sintonía con la presencia de todas estas maravillosas aves del bosque y otras especies. Cuando lo encontramos, no pudimos contener la emoción».

El ornitólogo menciona a otras aves, pues en ese bosque también encontraron al Quetzal Dorado (Pharomachrus fulgidus); la Granicera Hermosa (Pipreola formosa); y el Colibrí Coludo de Venezuela (Aglaiocercus berlepschi), que se encuentra en peligro de extinción.

El potencial del encuentro

John C. Mittermeier, director de divulgación de especies amenazadas de la American Bird Conservancy, dijo sobre el hallazgo: «El Atrapamoscas de Turimiquire es una de las pocas aves de toda Sudamérica que nadie había podido encontrar en los últimos 10 años, por lo que es muy emocionante que David y su equipo hayan redescubierto esta especie perdida».

Del mismo agregó: «Gracias al descubrimiento del equipo, ya sabemos con certeza el aspecto, el canto y dónde vive esta ave. Podemos utilizar esta información para empezar a tomar medidas para protegerla».

Atrapamoscas Turimiquire. Foto cortesía Re:Wild

Por otra parte, Lina Valencia, coordinadora del país andino para Re:Wild, una organización encargada de la difusión de información ambiental y protección animal, señaló: «Es asombroso que estos bosques aún alberguen sorpresas y especies prácticamente desconocidas. (…) Las expediciones a zonas remotas, como el Macizo de Caripe, son extremadamente difíciles, pero es realmente alentador encontrar una especie tan rara como el Atrapamoscas del Turimiquire».

Resumen de bitácora

Para dar con el Atrapamoscas de Turimiquire, el equipo de expedición visitó tres lugares. En la segunda localidad, la lluvia impidió la búsqueda; en la tercera, como se dijo antes, el bosque se taló para uso agrícola.

Los ornitólogos creen que quizás la zona Yucual – Mata de Mango es uno de los únicos sitios donde aún habita esta ave. Los demás bosques de la Serranía de Turimiquire ya no existen.

En su viaje, Ascanio pudo conversar con la comunidad local para contribuir a que el bosque se convierta en un destino para los observadores de aves y el turismo de naturaleza. Su deseo es que eso contribuya a «proteger las numerosas especies únicas que tienen en este hermoso bosque como hogar y de esta manera se perpetúe su protección».

Con información de Re:Wild, Selvas Tropicales.Org y Unión de Ornitólogos

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