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"Esos son flamencos malandros": el cautiverio sigue, pero fuera de Tocorón

Tocorón fue su primer cautiverio, ahora lo será el Parque del Este: ¿cómo viven los flamencos de la cárcel del Tren de Aragua? ¿Qué tal está el espacio que les asignaron? ¿Cuál es la apreciación de los visitantes del parque? ¿Hay proteccionistas a cargo de ellos? Aquí lo contamos

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Melany Garcés

En una laguna con agua marrón que da hacia El Ávila, unos cinco flamencos no tan rosados se encuentran dispersos. Sin duda son la nueva atracción del Parque Generalísimo Francisco de Miranda, mejor conocido como Parque del Este. Para comprobarlo, solo hay que ver lo que pasa a su alrededor: algunas personas se acercan para fotografiarlos. Varios se impresionan al ver su quietud y su postura.

«Esos son flamencos malandros«, dice un joven riéndose mientras camina, pues sabe que son las aves que se trasladaron desde el Centro Penitenciario de Aragua, mejor conocido como Tocorón.

Los niños son sus principales admiradores. Se pegan lo más que pueden a la reja para ver bien a las cinco aves. Desde lejos, se puede verlas cabizbajas, tomando agua con plumaje desteñido, casi blanco. Esa característica hace que varios visitantes del parque piensen que los flamencos ya no tienen plumas. Una mamá le señala una de las aves a su hijo y le dice: «Hace poco llegaron, aprovecha a verlos».

Espacio donde se encuentran los flamencos. Todos distribuidos de forma diferente. Foto: Melany Garcés.

Aunque nadie cambia su dinámica de domingo por los flamencos, varios de los que pasan cerca de su nuevo hogar los miran y murmullan: «¿Son de verdad? ¿Eso es un ave?».

Señores de la tercera edad, desde los banquitos cercanos, son quienes más cuestionan su llegada. Algunos se preguntan si el parque les brindará todo lo necesario para que estas aves se recuperen.

De Tocorón a la ciudad

En los alrededores de la laguna que destinaron a los flamencos no se ve ningún empleado del Instituto Nacional de Parques (Inparques) o un cartel con la descripción de los flamencos, como pasa con las otras especies que aún se mantienen en este espacio natural. Habrá que asumir que su reciente y repentina llegada, que se dio el pasado 27 de septiembre, conspira para que toda la logística se cumpla.

Su plumaje abundante ya no está. La gente que los fue a observar espera que los sepan cuidar. Foto: Melany Garcés.

Buscando algún representante de Inparques por el resto del parque, no hallé a uno solo. Pero, uno de los encargados del estacionamiento comentó que había escuchado que «unos animales iban a llegar de Tocorón» hace días, pero no sabía cómo fue el traslado. Me indicó cómo llegar a la coordinación de Inparques, sin embargo estaba cerrada.

Un día antes de este recorrido, la AFP dio a conocer que los flamencos hicieron una cuarentena en el Zoológico de Caricuao antes de que llegar al Parque del Este.

Un tinte rosado al parque, pero el descuido prevalece

Cerca de la laguna, una mujer mayor sonríe al ver a los hoenicopterus (nombre científico). Ella comenta que vino al parque específicamente a verlos. Pero se decepcionó un poco por el descuido del agua del estanque donde los ubicaron.

La emoción en los rostros se evidencia mientras más tiempo dura la contemplación de las aves. Una joven afirma que le encantan que los flamencos estén en el parque, pero que las autoridades deberían acomodarles el área.

La principal crítica es el agua del estanque donde los ubicaron. Está sucia, al igual que donde viven los cocodrilos y tortugas. Foto: Melany Garcés.

A pesar de todo, la impresión de tener cerca a los flamencos no se va. Para algunos se trata de su primer encuentro con las aves; y para los visitantes más contemporáneos ellas son un recordatorio de cuando el parque solía tenerlas bien cuidadas y con un plumaje de un rosado vivo.

Con los cinco flamencos de Tocorón, se reaviva la añoranza de regresar a lo fue alguna vez el Parque del Este, también el país.

¿Cómo era su vida en Tocorón?

Estos cinco flamencos forman parte de los animales que sobrevivieron al desalojo del penal de Tocorón, ocurrido el pasado 20 de septiembre. En esa cárcel, donde nació la organización criminal El tren de Aragua, había restaurantes, piscinas, parques y un zoológico, donde vivían estas aves y otros animales exóticos.

De acuerdo con el libro «El tren de Aragua» de la periodista y escritora venezolana Ronna Rísquez, el zoológico de Tocorón daba a una gran montaña con mucha vegetación. Era un lugar bastante espacioso, con jaulas y adecuaciones especiales según el tipo de animal. Allí se encontraban aves, monos, avestruces, pumas, tucanes, gallinas, caballos, entre otros.

A pesar de que siguen en cautiverio, el poco color rosa de las aves llama la atención de muchos. Al fondo pueden verse personas observándolos. Foto: Melany Garcés.

Durante una visita, Rísquez llegó a ver que todo estaba bien identificado, como si fuese un lugar con atracciones. Cada espacio tenía pequeños carteles que describían las características de cada animal.

Medios de comunicación internacionales, como la BBC, tienen fotos en las que «los flamencos malandros» se ven con una buena postura y su plumaje rosa resplandeciente.

Flamencos en Tocorón. Foto: Glenn Requena para la BBC

Para los cinco flamencos el cautiverio seguirá, solo que en el Parque del Este habrá visitantes que podrían o no saber que un día también fueron reclusos de un zoológico creado por la banda que revolucionó el crimen en Venezuela.

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