Los flamencos provenientes de Tocorón continúan falleciendo. Eran cinco y ahora solo quedan tres. El silencio sobre sus muertes genera más dudas sobre su estadía en el Parque del Este: ¿reciben buenos cuidados? ¿Cuál sería el mejor lugar para ellos? Aquí damos algunas respuestas
Los flamencos que fueron trasladados al Parque del Este tras la intervención del Centro Penitenciario de Aragua (Tocorón) han pasado de ser cinco a tres. Llegaron a finales de septiembre, pero sobrevivir en cautiverio no ha sido una posibilidad para ellas: el 13 de octubre falleció una de las aves. Este 31 de octubre murió otro.
La denuncia de sus muertes la han hecho visitantes del parque en redes sociales. Mientras que las autoridades, como el Instituto Nacional de Parques (Inparques) y el Ministerio de Ecosocialismo (Minec), mantienen el silencio sobre una de sus labores: el resguardo y monitoreo de la fauna que movilizan.
La llegada de los flamencos de Tocorón ha estado rodeada de varias preguntas, especialmente cómo fue su traslado y si en el Parque del Este cuenta con los recursos para que tengan una vida un poco más larga. Hace pocos días, El Estímulo conversó con David Ascanio, ornitólogo y fotógrafo para saber si conocía el proceso. Sin embargo, afirmó que no manejaba información.
Lo mismo dijo Marieta Hernández, presidenta de la Sociedad Conservacionista Audubon de Venezuela, al newsletter Arepita.
David Ascanio comentó que trasladar a los flamencos de su hábitat a un parque es un proceso complicado. Desde su punto de vista, a los flamencos les ha costado adaptarse y una de las razones es que el Parque del Este no fue construido para mantener en cautiverio a este tipo de aves.
Si no existe una adecuación que cumpla los parámetros, por ejemplo para alimentarse, entonces su día a día será complicado.
«Yo tengo la certeza de que el personal del parque hace lo mejor que puede con las herramientas que tienen», destaca a pesar de todo el ornitólogo, quien además considera que el Parque del Este podría ser un espacio adecuado si se destinaran los recursos necesarios para cada especie que lo habita.
Solo para entrar en contexto, Ascanio pone de ejemplo al Zoológico Leslie Pantin, un lugar que tiene flamencos desde hace mucho y se ubica en el estado Aragua. Allí, con los Phoenicopterus (su nombre científico) se busca garantizar su buen cuidado y reproducción.
María Eugenia Pisani, una activista ambiental que también dirige un restaurante dentro del parque llamado Las Corocoras, cree que el equipo de fauna en el Parque del Este ha hecho el mejor trabajo posible.
Asegura que el equipo ha buscado garantizarles una dieta adecuada a los flamencos y que esta consiste en una mezcla que 1/3 de zanahorias, 1/3 de pimentón rojo y 1/3 de camarones enteros. A esto también se le agrega cachamarina, un alimento concentrado que se usa para alimentar especies como las truchas. Explica Pisani: «Eso nos da 300 gramos de pasta, que es la ración diaria de 1 flamenco».
«Los flamencos ahora están libres en el parque vuelan de un lado a otro», expresa la activista.
Sin embargo, por los momentos, solo queda seguir monitoreando a los tres flamencos que aún viven para ver si continuando dando vuelo por este parque.
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Si bien han generado mucha curiosidad, las dudas sobre su cuidado continúan: ¿Cómo es su alimentación? ¿Es adecuado tenerlas en cautiverio? ¿Ellas pueden migrar? El Estímulo habló con un experto y una persona que hace vida en el Parque del Este para responder estas preguntas
