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Mario Malavé, el venezolano que apuesta por el futbol femenino

Fanático del Barcelona y fiel creyente en la Vinotinto, a sus 31 años y con una destacada carrera como emprendedor tecnológico suma su talento a Mercury/13, holding que invertirá en la compra de clubes deportivos solo de mujeres

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¿El futbol en su cabeza? Desde siempre, desde que tiene memoria. “Es la única constante en mi vida”, asegura Mario Malavé, el exitoso emprendedor tecnológico venezolano que a sus 31 años fue nombrado Co-CEO en Mercury/13, grupo que planea invertir 100 millones de dólares en la compra de clubes de futbol femenino y que incluye como miembros fundadores a la exportera italiana Arianna Criscione y a la exdelantera inglesa Eni Aluko, quien fue directora deportiva del Aston Villa y del Angel City.

Su historia, como la de muchos venezolanos de estos tiempos, está marcada por dos situaciones: delincuencia y migración. Al adolescente que vivió toda su vida en la Floresta, que estudió de primer grado a quinto año en el colegio Santiago de León y que estaba prácticamente listo para iniciar estudios de ciencias políticas en la misma universidad donde lo hicieron sus padres y uno de sus abuelos, la Universidad Central de Venezuela, su mamá le dijo un día: tienes que irte del país. El detonante fue una terrible experiencia de secuestro exprés vivida por su primo más cercano. Dejó Caracas y con 16 años se fue solo a Nueva York.

A la capital del mundo llegó con el cielo como límite. “Muchos periodistas americanos se quedan impactados con mi historia, me preguntan si migrar fue difícil y la verdad es que no. Con la situación del país en 2009, me sentí inmensamente afortunado de poder buscar una vida mejor; tenía tantos amigos en Caracas con deseos de irse y no podían y yo tuve el privilegio de hacerlo”, rememora, al tiempo que agradece el haber nacido y crecido en Caracas y ser descendiente de inmigrantes italianos porque eso lo dotó de una mente abierta para disfrutar al máximo la multiculturalidad que se experimenta en una ciudad como Nueva York, y lo hizo también una resiliente.

A los 16 años, Mario Malavé emigró

De la Universidad de Nueva York salió graduado magna cum laude en Economía y Ciencias Políticas. Cinco años después, tras trabajar en banca de inversión y en el sector capital de riesgo, cursó una maestría en dirección de empresas en la Escuela de Negocios de Harvard, casa de estudios a la que ingresó presentando un ensayo sobre la reinvención y la importancia de sacarle provecho a las circunstancias que no se pueden cambiar en lugar de negarse a aceptarlas. Luego pasó dos años en Silicon Valley.

Su pasión

“Venezuela siempre será un país de beisbol pero yo soy de esa generación que está obsesionada con el fútbol”, dice entusiasmado y de inmediato se sumerge en un mar de recuerdos: cuando salía del colegio a jugar o a ver un partido de la Champions, su primera visita al Camp Nou, porque es fanático hasta los huesos del FC Barcelona, y los Clásicos a los que tuvo la suerte de asistir.

Entre sus futbolistas favoritos resalta a Ronaldinho y a toda esa generación del fútbol brasilero. “Ellos hacían cosas en el campo que yo nunca había visto y siempre con una sonrisa, parecía más un baile que un partido”, recuerda. Y si de la Vinotinto se trata, la emoción es casi incontenible. “La sufrí”, exclama, “veía todos los partidos y aunque sabía que perderíamos seguía el juego hasta lo último, anhelando que metieran un gol en un córner para lograr el empate. Creo que en ese momento había la intensión pero no la calidad. Los proyectos en fútbol tienen que ser a largo plazo, de desarrollo de talento. Los jugadores que están hoy en la Vinotinto, que es la selección más competitiva que hemos tenido, a mi edad estaban entrenándose, en la academia, muchos en Europa. Siempre lo digo, moriría feliz si la Vinotinto llega a un Mundial”.

Una apuesta por el futbol femenino

Como si quedaran dudas de su pasión por el balompié, Mario agrega: “Ese amor por el futbol lo he llevado conmigo a lo largo de mi carrera”. Su paso por Harvard le permitió entablar sólidas conexiones en los ámbitos deportivo y tecnológico, llegando a colaborar con atletas como Justin Morrow, el ex jugador de fútbol reconocido por la Major League Soccer, y Brian Hoyer, jugador de fútbol americano.

Su trabajo es también su pasión

Su entusiasmo por el balón y sus estudios profesionales los pudo unir con éxito, primero como cofundador y CEO de Wagr, una startup de apuestas deportivas adquirida por Yahoo Sports, por la que figuró en 2022 en la lista Forbes 30 Under 30 como uno de los más destacados en el área de social media, y ahora como Co-CEO de Mercury/13 junto a la greco-argentina Victoire Cogevina Reynal, exvicepresidenta de Fútbol Femenino en Onefootball y ferviente defensora de una disciplina deportiva que crece a pasos agigantados. Según datos de la FIFA relativas al 2023, más de 16 millones de mujeres y niñas juegan fútbol federado, cifra que ha aumentado en casi un 25 % en comparación con 2019.

Mercury/13, que debe su nombre al grupo de 13 mujeres que a pesar de pasar la prueba de astronautas en 1960 no se les permitió trabajar para la NASA, ya tiene negociaciones avanzadas para equipos de primera división en España, Italia y más. Su plan es apostar por equipos con un alto potencial de promoción y comercialización

A Victoire la conoció porque tenían como inversor principal en sus respectivas empresas al empresario estadounidense Alexis Ohanian, el esposo de la tenista Serena Williams. “Los dos son emprendedores latinos haciendo startups en el mundo del deporte. ¡Se tienen que conocer!”, les dijo. “Nos reunimos para tomarnos un café y fue como vernos en un espejo. Creamos una amistad muy bonita, casi instantáneamente, y en ese momento tuve la certeza de que algún día trabajaríamos juntos”, detalla.

La oportunidad llegó a través de una relación que califica de simbiótica en la que cada uno aporta lo mejor de sí: Mario, su experiencia profesional en el manejo de fondos y de inversión aplicada ahora a los equipos deportivos, y Victoire la visión comercial y el branding, en un momento importante del balompié femenino, con récords de asistencia a la pasada Copa Mundial Femenina de la FIFA celebrada en Australia y Nueva Zelanda, al que considera se le ha tratado injustamente por ese afán de compararlo con el masculino que suma ya más de cien años como organización y negocio. “Creo que ambos tenemos las destrezas para materializar esa oportunidad de crecimiento y consolidación que el fútbol femenino se merece al tiempo que promovemos un movimiento de igualdad, de paridad de género”, manifiesta.

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