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La (inminente) eliminación de los Leones: ¿hay que botar gente?

No sé ustedes, pero a mí la pelota venezolana me sumerge en un profundo nihilismo (negación de toda creencia). Los equipos tienen un roster totalmente distinto en octubre, noviembre, diciembre y enero. Imperios como el estadounidense y el japonés determinan quién juega y por cuánto tiempo. Armar una rotación de pitchers es casi una experiencia religiosa. El “Potro” Álvarez se uniformó con los Tigres de Aragua. Hay beisbolistas que, cual enviados divinos, planifican su debut para el Día de la Chinita. Con todo, hay algunos hechos objetivos: Bravos de Margarita es una franquicia sistemáticamente disfuncional que tiene el chance de enterrar al Caracas.

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Desde que el Caracas cambió de manos en abril de 2001 (pasó de las familias Prieto y Morales a la Organización Cisneros, a la que todo el mundo relaciona con mucho, mucho dinero, aunque tengo entendido que la situación accionaria actual no es la misma), el balance es relativamente decepcionante para el equivalente venezolano de los Yanquis: dos títulos en las temporadas 2005-2006 y 2009-2010. Tres si extendemos la muestra a las últimas 20 campañas, una era dominada por los Tigres de Aragua (6 títulos) y el anatema de los caraquistas, los Navegantes del Magallanes (5 títulos), que se han acercado peligrosamente en la cuenta histórica de campeonatos (17 contra 12), por no hablar de los enfrentamientos particulares.
Soy simpatizante del Caracas, pero no de los más antipáticos. Sentarte a analizar este deporte con una mirada un poco más “científica” hace que relativices el fanatismo y te percates de la enorme gravitación de lo azaroso (los milímetros que separan a una bola de un strike o una gran atrapada de un jonrón, la paradójica fragilidad de un brazo capaz de lanzar a 95 millas por hora), sobre todo en muestras cortas: en las Grandes Ligas, San Francisco y Kansas City disputaron hace poco la Serie Mundial a pesar de haber clasificado por los pelos gracias al invento del comodín.

Si tomamos las cinco últimas rondas eliminatorias de la LVBP (incluidos los juegos del miércoles en la inconclusa actual), o sea, las que han seguido a la corona del Caracas en la 2009-2010, los Leones siguen siendo una de las mejores cuatro franquicias, aunque no con un balance para lanzar cohetes (hay mucha paridad, sacando al de arriba y al de abajo):

tabla

De consumarse lo (casi) inevitable, los Leones quedarán fuera de la ronda semifinal por segunda vez en cinco años.

El equipo encabezado en la gerencia por el presidente Luis Ávila y el gerente general Juan Vicente Zerpa es el más ofensivo de la temporada (277 carreras anotadas hasta el miércoles), pero también el más vapuleado (285 permitidas) y, a la defensiva, una de las cuatro novenas con más de 60 errores. Aunque la percepción diga otra cosa (Bob Abreu escogió el peor momento para hacer su gira de despedida a los 40 años), el problema no ha estado en los palos. La ofensiva ha tenido repartidores de leña como el cubano Félix Pérez (365 de promedio al bate, 397 de promedio de llegar a las bases, 571 de slugging, 7 jonrones y 32 remolcadas), Alex González (331/404/579, 7 y 28) y Henry “Pollito” Rodríguez (279/330/405, 4 y 29). El novato Danry Vasquez ha aportado 22 remolcadas y los números sugieren que Daniel Mayora, Jesús Aguilar o Carlos Pérez han sido valiosos no la saquen del parque a cada rato. Pero el picheo, sobre todo el abridor, ha sido un deslave. Digamos que se ha “guairizado”.

Gerencia: ¿culpable o no?

¿Qué dicen los especialistas acerca de la gestión Ávila-Zerpa? “Más allá de la histeria de los fanáticos que están molestos con el rendimiento del equipo, cualquier gerencia hubiera traído a importados como Josh Whitesell o Thomas Pham si hubiera tenido la oportunidad de traerlos”, advierte Carlos Valmore Rodríguez, periodista deportivo, pero agrega: “Las decisiones desacertadas han estado en los planes alternativos para paliar las dificultades que se han presentado. Los pitchers que trajeron recientemente, como el dominicano Kelvin Marte o el japonés Shunsuke Watanabe, no tienen nada en la bola. Botar al manager Dave Hudgens (sustituido a comienzos de noviembre por el boricua Pedro López) fue el típico acto populista para tratar de hacer ver que se estaban tomando decisiones. Hudgens nunca fue la apuesta inicial, sino el dominicano Félix Fermín, arrebatado por los Cardenales de Lara, y vistos los resultados con López, evidentemente Hudgens tampoco era el problema”.

“El cáncer de los Leones fue la imposibilidad que tuvo la gerencia de traer picheo abridor criollo de calidad. No hubo un Franklin Morales, un Guillermo Moscoso, un Víctor Gárate, un Jhoulys Chacín que aportaran los innings que dieron otras temporadas”, agrega Octavio Hernández, también periodista y uno de los pioneros venezolanos del análisis “sabermétrico” (las cifras no tan evidentes a primera vista). Valmore Rodríguez le respalda: “Los Leones siguen teniendo una gran fortaleza en los brazos en comparación con el resto de la LVBP, pero es una fortaleza que en muchas ocasiones no pueden utilizar. En el escenario ideal, podían haber armado una rotación con Carlos Carrasco, Armando Galarraga, Franklin Morales, Gárate o Moscoso. Pero ni siquiera un Galarraga en horas bajas dio un paso al frente. El cuerpo de relevistas es bastante completo, pero luce exhausto debido al fracaso de la rotación y en diciembre tiene más de 5.00 de efectividad. Hay una mezcla de infortunio con falta de respuestas adecuadas”.

El caso de Carrasco, que terminó como sorprendente miembro estelar de la rotación de los Indios de Cleveland en 2014, es emblemático de uno de los axiomas de la LVBP: no conviene poseer muchos consagrados. Que lo digan los Tigres de Aragua, que armaron una dinastía entre 2003 y 2012 principalmente con peloteros que nunca se consolidaron en Grandes Ligas, como Víctor Moreno, Alex Delgado, Luis Maza, Ronny Cedeño, Alex Romero o Héctor Giménez.

“La pata coja de esta gerencia es el manejo de las relaciones públicas”, se lanza José Javier Montilla, director de la base de datos Purapelota.com, aunque no parezca un factor que tenga relación con el rendimiento en el terreno. “Luis Ávila ha sido un desastre y un hazmerreír en sus declaraciones, con razonamientos como aquel de que ‘hemos perdido unos juegos muy mal perdidos’. Juan Vicente Zerpa no se queda atrás y el pasado sábado dio una entrevista de antología en Meridiano TV que está ya en Youtube.com, no creo que su sonrisita desafiante haya dejado muy contenta a la afición. De los cambios de peloteros con otras novenas, el fracaso más sonado ha sido el que envió a Carlos Rivero (actualmente líder jonronero de la LVBP con Cardenales) a Bravos por el lanzador Fernando Nieve, que más nunca atendió el teléfono como ha hecho antes con otros equipos. Pero a mí lo que me parece el error más tremendo es el trato con los managers”, sostiene Montilla. En los últimos 20 años, los Leones han cambiado ocho veces de timonel en plena temporada. Entre las cabezas que han rodado están las de campeones como Carlos Subero y Hudgens.

¿Y qué dice la audiencia?

El martes 16 en la noche, antes del juego contra las Águilas, me acerqué a uno de los lugares más temidos del beisbol venezolano: la tribuna del estadio Universitario, por los lados de tercera. Se dice que los que se sientan allí, con sus rechiflas, han convertido en rehén de sus caprichos a la volátil gerencia de los Leones. Los periodistas, reconozcámoslo, solemos mirar por debajo del hombro a los aficionados: los consideramos viscerales y superficiales. Pero los que pagan las entradas y acuden a los juegos no deberían estar siempre tan equivocados. Estas fueron algunas de las voces que recogí, y a las que quizás conviene escuchar:

Cristian Peinado (técnico en electromedicina): “En los Leones es evidente una mala planificación. ¿Qué pasa si tú plan A no funciona? La importación siempre puede ser una lotería. Nadie hace cambio de peloteros para perder. Pero aquí se trajo a jugadores que no funcionaron y ni siquiera hubo un plan B. No tenemos picheo abridor. Hay culpa de los jugadores: Jesús Aguilar este año no ha hecho nada y Daniel Mayora ha sido el rey de los dobleplays. Pero en una compañía seria, cuando los resultados no se dan, lo primeros que renuncian son los gerentes”.

Enrique García (abogado): “Se cometieron 35 errores en los primeros 26 juegos y así no hay equipo que pueda ganar. Es una situación general: la directiva por la mala importación que ha traído, los jugadores por no tener actitud ganadora y los dos managers por no haber ordenado las jugadas adecuadas ni usar bien a los pitchers. Sustituiría primero a la gerencia, y de allí vendrían otros cambios estructurales. Prefiero un manager venezolano y joven antes que un extranjero que no conoce la liga”.
Iván Perdomo (estudiante): “A los muchachos que han tenido buen rendimiento, como Danry Vásquez, los hemos visto sentados en los últimos juegos. Las incorporaciones de Bob Abreu, Franklin Gutiérrez y Jesús Guzmán se produjeron de manera tardía. Hudgens no debió iniciar la temporada con los Leones. A los jugadores los veo desanimados. La gerencia debió traer mejores importados”.

Papita, maní y tostón

La película más taquillera de la historia del cine venezolano contó la historia de un caraquista de La Pastora enamorado de una magallanera sifrina (un poco a contracorriente de los estereotipos). Las comparaciones con el archirrival son odiosas, sobre todo a la luz de dos títulos inmediatos.“Esta gerencia del Magallanes bicampeón estuvo no hace mucho en la picota, a pesar de que Navegantes es el equipo con más recursos en toda la liga para pagar sueldos a jugadores, debido a su condición de fundación que no reparte dividendos entre accionistas”, recuerda Valmore Rodríguez, y completa: “Vaya que ha sido atacado el gerente deportivo Luis Blasini en sus distintas etapas como gerente deportivo, por ejemplo con los cambios que hizo con Zulia. Pero quizás ha sido más sagaz que los gerentes de los Leones para conseguir importados y que se obtengan los permisos para los criollos de sus organizaciones en Estados Unidos. Y Magallanes tiene mucha más estabilidad debido a la presencia del manager Carlos García. Caracas carece de un tipo así, un líder de clubhouse que controle la cueva. Claro, el manager no ejecuta las acciones en le terreno, pero de alguna forma incide en el juego”.

Los Navegantes han distado de tener un eliminatoria soñada, pero en enero empieza otra cosa totalmente distinta y el barquito deja de ser chiquitico.

Como aficionado del Caracas, he escrito un par de miles de palabras y sigo teniendo muchísimas dudas. Gerenciar beisbol en Venezuela es una fiesta de locos. Es un mito pensar que todo tiempo pasado fue mejor y prenderle velas a San Vizquel, San Urbano Lugo, San Galarraga, San Antonio Armas y San Alfarito. Pero opino: me gustaría que se marchara Luis Ávila, aunque solo sea por el hecho de que no contribuye a hacernos un equipo más simpático.

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