El Estímulo

Xavi Hernández: el dueño de todas las respuestas

Terminaba la 2007-2008. La autogestión del vestuario que impuso Frank Rijkaard se había convertido en anarquía, y como consecuencia de ella llegó el caos. Al caos se le reconoce como la respuesta a ese desorden o como el generador de un desorden mayor.

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(Manu Fernández/AP)

En el caso del Barcelona de Ronaldinho, Deco y Eto’o, la primera corriente fue la que prevaleció. Lo único que trajo el caos fue que hasta el mejor de los observadores perdiera vista y perspectiva. En ese estado, claramente identificado por las aves de rapiña, sólo unos pocos se atrevieron a pedirle a Xavi Hernández que continuara y no escuchara los cantos de sirena que llegaban desde Milán. Su familia, Luis Aragonés -para  entonces seleccionador español- y Pep Guardiola jugaron un papel muy importante en todo lo que vino después.

Xavi nunca fue el futbolista «ideal». Nacido en una época de roce, músculos y cuenta kilómetros, el de Terrassa llegó al primer equipo de la mano de Louis van Gaal para entrenar con su modelo a seguir, Guardiola, y luego sustituirlo, en una línea que había señalado Cruyff cuando como entrenador del primer equipo apostó por Amor y Milla. La misma que ha ayudado a educar talentos de la talla de Mikel Arteta, Ivan de la Peña, Thiago, Cesc, Iniesta, Busquets y muchos más.

Estos futbolistas, así como otros más que han brillado en La Masía, maman desde el primer día un concepto fundamental para interpretar el fútbol: este deporte no es físico sino mental. Aquel que piense más rápido y que en su cabeza almacene la mayor cantidad de respuestas a las interrogantes de cada partido, dominará este deporte. Mientras muchos corren, pocos piensan, y son éstos últimos los que realmente sobresalen, aunque Adidas, Nike o Puma digan otra cosa.

Durante los últimos 15 años nadie comprendió mejor el oficio de pensar que Xavi Hernández. Puede que Andrea Pirlo o el mismo Juan Román Riquelme hayan servido de mosqueteros, o que el gol de Iniesta ante Holanda en la final del campeonato del mundo de 2010 tenga mayor peso publicitario, pero nadie como el 6 para personificar esa manera de jugar al fútbol. Ni si quiera el propio Pep -que se lo dice un Guardiolista como pocos- tuvo la influencia mundial que logró el de Terrassa.

Hay un episodio que lo marca como el maquinista que siempre ha sido. En el libro “Senda de Campeones”, de Martí Perarnau, Hernández, un bicho raro en un fútbol en el que todos corren sin saber mucho a dónde y para qué, le explica al escritor y periodista catalán su juego:

Mira, hoy en día el futbol es movimiento constante porque todo el mundo está muy bien físicamente y hay una intensidad muy alta. Si yo paso el balón y me quedo parado y tú me marcas, entonces no hay salida. Por eso se dice siempre lo de toca y sal;. Pues no, A veces es toca y sal;, pero a veces, no. En ocasiones, haces ver que tiras una pared y, en ese caso, es toco y me quedo;. Depende del contrario. Por esta razón, cualquier jugador que viene a Can Barça tarda un mínimo de cuatro meses en adaptarse. Porque a veces es una cosa, pero a veces es la contraria, je je”.

Xavi ha sido justamente eso, un bicho raro que tuvo que luchar mucho para lograr su supervivencia. La historia oficial dirá que Barcelona fue el ecosistema perfecto para que desarrollara sus virtudes, pero la verdad es que si hoy se va por la puerta grande es por su determinación y su voluntad. Se va el 6, que hacía de 4 y que nunca jugó para menos de 8 puntos.

Se va y quienes estaban en la obligación de entender cada una de sus lecciones parecen haber hecho de oídos sordos. Mientras unos piensan en Pogba o Gundogan para sustituirlo, en la Masía aún hay uno que otro jovencito que se va educando en el juego de posición y sueña ser el nuevo Xavi, como él soñó ser alguna vez el nuevo Pep.

Xavi volverá, como entrenador o quizá como guardián de un secreto que muchos dicen conocer pero pocos respetan. Y volverá, más que nada, porque pareciera que con él, el Barcelona, tan dado a echar a sus estrellas de la peor manera, cambia un poquito sus costumbres y hará lo que tiene que hacer con este enorme jugador: lanzarlo a la eternidad.

Gay Talese escribió alguna vez que el deporte es una historia llena de protagonistas que pierden y pierden. Xavi también perdió, aunque mucho menos que sus colegas, y aún podría despedirse levantando un par de copas más. Pero su mayor logro no se cuantifica en trofeos ni medallas; fue su defensa a una manera de jugar y al juego en sí mismo lo que lo han llevado a ocupar un lugar fijo en el Olimpo.

Hoy también perdemos todos. Se nos va un fenómeno de jugador, y con su partida, la panza queda un poquito menos llena de fútbol. Larga vida al cerebro. Sin él nada volverá a ser igual.

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