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Los Cachorros preparan un exorcismo en Chicago (+video)

Maldición, condena, pava, hechizo, frustración o superstición… llámelo como usted quiera; lo cierto es que la clasificación que acaban de firmar los Cachorros de Chicago para la serie de campeonato de la Liga Nacional- al eliminar a los Cardenales de San Luis en cuatro juegos- ha vuelto a colocar en la palestra a uno de los episodios más insólitos, graciosos y excéntricos de la historia del beisbol profesional estadounidense.

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Todo ocurrió el 6 de octubre de 1945. Minutos antes de cantarse la voz de play ball para el cuarto juego de la Serie Mundial entre los Tigres de Detroit y Cubs en el Wrigley Field, el dueño de una cantina llamada «La Taberna de Billy Goat» se presentó en el estadio con su excéntrica mascota: Una chiva llamada Murphy.

El dueño de los Cachorros, P. K. Wrigley, le negó la entrada al parque, aludiendo al apestoso olor del animal. El fanático llamado Williams Sianis se molestó y lanzó al aire una condena: «Los Cubs no volverán más nunca a una Serie Mundial». Y de verdad, verdad, más nunca la han logrado disputar.

En 2015 se cumple la bicoca de 70 años sin clasificar a un Clásico de Otoño y 107 años ganar una Serie Mundial. Ningún otro equipo lleva tanto tiempo sin conseguir una corona en las ligas profesionales estadounidenses.

Claro, el conjunto de la Ciudad de los Vientos ha intentado por todos los medios y varias veces acabar con el maleficio, pero hasta ahora no hay resultados que permitan asegurar que funcionó el exorcismo. Todo lo contrario.

En 1973 invitaron a un sobrino de Sianis que se hizo cargo de la taberna de su tío. Para el banquete también se convidó a Sócrates, otra cabra que era mascota del local. El joven y el animal llegaron al escenario en una limosina blanca y caminaron sobre una alfombra roja bajo una sonora ovación, pero tampoco pudieron entrar al parque y los Cachorros volvieron a peder. Strike uno…

Luego, durante el Opening Day de la zafra de 1984, 39 años después de lanzada la maldición, la organización volvió a invitar al sobrino de Sianis junto a Sócrates. Esta vez ambos entraron y disfrutaron del juego desde la tribuna. Ese año pensaron que se acabaría el hechizo, pues concluyeron en el primer lugar de su división, pero luego fueron eliminados por los Padres de San Diego en la serie por el campeonato del viejo circuito. Strike dos…

Para rematar la faena está el infortunio protagonizado en 2003 por el fanático Steve Bartman. El 14 de octubre de aquella temporada Chicago se jugaban el pase a la Serie Mundial contra los Marlins de Florida de Miguel Cabrera, Alex González, Ugueth Urbina, Iván Rodríguez, Luis Castillo, Derrek Lee y compañía. Los oseznos acariciaban la gloria al dominar la serie por 3-2 y contar con el brazo de Mark Prior para el sexto desafío que se disputó en su casa.

Gobernando en la pizarra por 3-0 en la apertura del octavo inning, el público respiraba el triunfo más importante que hayan podido ver del club de sus amores, pero ocurrió lo impensado. Con un out y Juan Pierre corriendo en segunda base, Castillo soltó un manso elevado en zona de foul que Moisés Alou intentó atrapar. El detalle es que la conexión estaba al borde de la tribuna y el fanático Bartman la quiso agarrar, esfumando las opciones de que el jardinero dominicano retuviera la bola en su guante para decretar el out. Y entonces, todo cambió.

Alou se quejó como un niño al que le quitan su juguete favorito, Prior acusó al fanático señalándolo desde el montículo y el público abucheó a morir a Bartman, quien tuvo salir custodiado por la seguridad del estadio. Los Marlins lograron un rally de ocho anotaciones en aquél capítulo, y en el juego siguiente eliminaron a los Cubs para avanzar a la Serie Mundial.

Esta vez los Cachorros están a cuatro victorias de conquistar el banderín de la Liga Nacional por primera vez en 69 años, y a ocho triunfos de romper una sequía de títulos mundiales que acusan desde 1908… ¿Qué ocurrirá? ¿Volverá a triunfar el fantasma de la cabra o se romperá de una vez por todas este maleficio?

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