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Cuando los goles no son amores

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La historia del fútbol venezolano ha sido muy particular. El espacio que ocupa en los diarios y los noticieros fue, hasta hace poco, un rincón de derrotas y muy pocas alegrías, las cuales por su ocasional frecuencia, se podían catalogar de hazañas.

Sin cambiar mucho en esta dolorosa realidad, el futbolista criollo sí ha progresado indeteniblemente. Su protagonismo en el concierto internacional nos genera una alegría indescriptible cada vez que revisamos esos pequeños vídeos en Twitter que los inmortalizan, sobre todo a los atacantes y los productos de su trabajo: los goles.

Entre el frío invierno del pie de cordillera rancagüina y las playas de Cancún, Giancarlo Maldonado se anotó en la historia como el primer gran artillero venezolano allende nuestras fronteras. El título de goleador de América le hizo acreedor de la Bota de Oro continental en 2007 (compartida nada menos que un titán como Martín Palermo) y la Selección Nacional de Venezuela se beneficiaba de ese divino estado de gracia. Solo el fútbol decretó que el mejor venezolano de todos los tiempos, Juan Arango, le arrebatara el privilegio de ser el goleador histórico vinotinto al hijo de Carlos Fabián.

Pasarían siete años para que otro de acá pugnara por ser el que más goles marcara en una liga de relevancia. Salomón Rondón había dejado la festiva y cálida ciudad andaluza de Málaga para adentrarse en la tártara neblina de Kazán y luego en el frío de San Petersburgo. Ahí, con el poderoso equipo ruso del Zenit, el catiense batallaba sin celos contra la adoración racista de la afición por Alexander Kerzhakov para, junto con el brasileño Hulk, luchar por el título del que más goles marcaba en una campaña, una realidad que lo hacía indiscutiblemente el punta de lanza del combinado nacional que dirigía César Farías, un rol que sigue cumpliendo mientras le toca asimilar el fútbol tacaño de Tony Pulis en el West Brom inglés.

Y de la nada, apareció otro bombardero que ha escalado desde la Segunda División holandesa para ganarse a punta de goles y más goles, la consideración como un importante delantero.

Para sectores de la prensa criolla (entre los que me encuentro) fabricar tantos en la categoría de plata del fútbol neerlandés parecía ser poco mérito para darle la responsabilidad a Christian Santos de ser el compañero de Rondón en el ataque nacional. Hasta el mismo Sanvicente lo puso en duda, pero la presión por los resultados (y una afición que lo pedía a gritos) terminó por llevarlo a darle la oportunidad con la Selección y el guayanés le respondió a su paisano de la única manera que sabe hacer: marcando.

Santos, goleador histórico en su club, lleva quince goles y hoy está metido entre los mejores en ese rango en los Países Bajos, inmerso en un mar de buenos atacantes de equipos de tradición como PSV, Feyenoord o Ajax, club al que este domingo le propinó un lindo tanto para arrebatarle con su NEC un empate nada menos que en la mismísima Ámsterdam. La diferencia de este con los casos de Maldonado y Rondón es que ese mérito (ser goleador) ya no parece bastar para ser tomado en cuenta en la Selección.

Un breve apagón con las redes rivales, inducido por un conflicto con la dirigencia del equipo de Nimega, fue la razón (la única explicable) por la cual Chita le ha dejado fuera en el momento más crítico de la historia reciente del equipo patrio. Por las botas del criollo con más goles en el extranjero (después de Gelmín Rivas, otro delantero inexplicablemente excluido), un derecho que hasta un pasado reciente era razón más que suficiente para ser convocado, no pasará la responsabilidad de encauzar el trayecto de una Vinotinto que navega a la deriva.

Una racha inédita de Miku marcando goles en el Rayo y su esfuerzo por apurar su retorno a las canchas tras una rotura del bíceps femoral, tampoco fue suficiente para dejar su condición de descartado durante todo el trayecto de Eliminatorias. Su milagroso despertar en el Rayo Vallecano luego del ostracismo catarí tampoco atrajo la mirada del seleccionador. Los goles de Ronald Vargas para ganarle a los grandes de Grecia (Olympiacos y Panathinaikos) y el hecho de ser el único extranjero entres los goleadores del campeonato heleno, tampoco lo hizo merecedor de ser llamado.

Solo una fortuita lesión de Mario Rondón pareciera ser la manera como cualquiera de estos hombres de gol consiga un lugar de carambola en los convocados.

A veces, los goles no son amores.

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