El otrora portero asumió el 1 de abril el timón del conjunto venezolano, el único de la Conmebol que no ha asistido a una Copa del Mundo, y que pese a contar con figuras importantes en las principales ligas europeas o sudamericanas ha perdido su identidad de juego.
Desde el final de la eliminatoria a Brasil-2014, Venezuela solo acumula decepciones, incluyendo la Copa América Chile-2015 al mando del laureado entrenador venezolano Noel ‘Chita’ Sanvicente. Y la intención de Dudamel es cambiar esa inercia, transmitiendo un mensaje de fe y optimismo.
La semana pasada Dudamel expresó su optimismo, basado en que «en su gran mayoría los jugadores están terminando en un nivel espectacular, tanto en Sudamérica como en Europa, y eso nos hace ver el futuro de manera muy positiva».
Dudamel, quien atajó con éxito para el colombiano Deportivo Cali y que incluso anotó con Venezuela un gol de tiro libre a Argentina en 1996 en un partido de la eliminatoria a Francia-1998, ha mantenido desde su llegada un discurso basado más en desarrollar el aspecto psicológico de su once, que en renovar esquemas tácticos.
«Tiene que haber un cambio drástico y muy rápido en lo mental», afirmó el entrenador, admitiendo que el reto de Venezuela en la Copa América -ambicioso por demás- es igualar el cuarto lugar alcanzado en el torneo continental de 2011, jugado en Argentina.
Venezuela apuesta al liderazgo y calidad que puedan aportar sus líderes: el atacante del West Bromwich inglés Salomón Rondón, autor de 10 goles en la Premier League; el volante central y pulmón de la zona media Tomás Rincón, del Génova italiano; y el central del Nantes francés Oswaldo Vizcarrondo, cuya jerarquía en la zaga y goles fueron claves para el histórico cuarto lugar.
La paz y el objetivo común –
Aunado a los malos resultados y el bajo rendimiento en la eliminatoria al Mundial -un punto de 18 posibles-, el vestuario vinotinto padeció durante los últimos 12 meses un ambiente a medio camino entre la rebelión y el desconcierto, encadenando errores y goleadas que rememoraban otras épocas, cuando Venezuela era conocida como la ‘cenicienta’ del fútbol sudamericano.
A su llegada a la selección, Dudamel debió afrontar la pacificación del equipo, enredado en acusaciones de los jugadores contra los directivos de la Federación sobre las condiciones de trabajo, en un cuadro de crisis económica que asola al ente federativo, como a todo el país.
La selección también sufrió el ruido generado por las acusaciones de corrupción contra Rafael Esquivel, hombre fuerte de la Federación durante 28 años, y que está siendo enjuiciado en Nueva York por el Fifagate.
«Hay que dejar atrás todo lo que ha sucedido en estas eliminatorias, tenemos que abrirnos al futuro», dijo Dudamel en su presentación.
La Copa América -otrora gancho en un país donde el béisbol es el deporte rey- llega así como la oportunidad para que la vinotinto se reconcilie con su afición.
«Vamos a construir una selección ganadora y nos vamos a entregar plenamente para hacer un gran papel en la Copa América», aseguró el técnico.
La labor está cuesta arriba. Venezuela deberá enfrentar a Jamaica, Uruguay y México en el Grupo C, rivales muy complicados considerando su actual momento.
Embarcado en una gira preparatoria, el equipo venezolano empató 1-1 la semana pasada con la selección de Galicia, un once que pese a tener siete años sin juntarse, dominó casi todo el encuentro y se vio con mucha mas dinámica.
En ese partido la vinotinto jugó con sus líneas muy juntas, más preocupada por su arco que por el del rival, y con una alineación donde el entrenador probó a nuevos jugadores.
El equipo empató el martes con Panamá 0-0 y tiene pendientes amistosos contra Costa Rica y Guatemala, luego de lo cual deberá definir un once inicialista en el que se perfilan como titulares el volante del Huachipato chileno Rómulo Otero, y el atacante del Torino italiano Josef Martínez.
El plan de Dudamel parece ser el lavado de cara, pensando en afrontar decorosamente lo que resta del clasificatorio, aunque prácticamente sin chances de lograr el boleto a Rusia.