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El 1x1 de la Vinotinto frente a México

Lo que el papel pintaba se terminó viendo en la cancha. Venezuela se batió en duro duelo con México por el primer lugar del grupo. Los norteamericanos querían evitar a Argentina y Rafael Dudamel, al menos de boca para afuera, solo quería ganarle a un equipo que traía una racha impactante de imbatibilidad y a un técnico que contaba sus presentaciones con el tri por victorias, hasta hoy.

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Venezuela luchó ante México con armas que no habían sido habituales: se juntó en cortos espacios para defenderse, pero lo hizo sin la pelota y eso afectó el panorama. Este equipo ya patentó que su poder parte de la tenencia y de buscar obsesivamente recuperar la posesión, pero ante una selección tan dinámica como la de Ososrio, el trabajo se puso cuesta arriba.

El gol de Sema Velázquez en los primeros compases del partido despertó a México que fue por todos los medios al arco contrario. Venezuela desesperó al rival con la mejor arma defensiva que tiene: minimizando las virtudes del contrario. Los manitos apelaron a los centros para poder empatar y a pesar de las pérdidas de posición en defensa, la Vinotinto salía bien parada. Solo la fidelidad de “Tecatito” Corona en una jugada individual de atacar por el medio sirvió para que los campeones de Concacaf no sucumbieron en su invicto.

En otro gran demostrativo de fragor colectivo, así se vieron las individualidades:

Dani Hernández: El mejor de Venezuela. Hasta hoy no había sido verdaderamente exigido y en una jugada de segundos bastó para demostrar por qué Dudamel le ha confiado el pórtico. La ubicación y su derroche de experiencia transmite seguridad a todo el grupo defensivo. La virtud de Venezuela de lograr que los rivales no merodeen su zona también depende del control que desde el fondo ejerce su figura.

Alexander González: Comenzó complicándose en los duelos contra Aquino y luego contra “Tecatito” Corona, pero bregó, metió pierna y pudo proyectarse con peligro en varias ocasiones. La ausencia de Roberto Rosales sigue sin notarse gracias a su desempeño. El sacrificio de Alejandro Guerra para relevarle engrosó el buen registro del lateral del Huesca.

Wilker Ángel: Fue de más a menos. La buena ubicación y la capacidad de anticipación se fue diluyendo a medida que avanzaba el partido. México, sin tener entres sus seleccionados jugadores de gran talla, ganó por capacidad de salto en las pelotas paradas a los centrales y Ángel se vio estático. Cortó una pelota de gol con la cabeza en el piso, demostrando la exigencia que de sí mismo hace el nuevo central indiscutiblemente titular de la Selección.

José Manuel Velázquez: Si México no hubiera generado tanto daño a balón parado y Corona no le hubiera pintado la cara en la jugada del gol, el partido de Sema hubiera sido perfecto. Anticipó, relevó, cortó juego y marcó un golazo de antología. Controla la zona como líder de la zaga a pesar que hoy suplió al apercibido habitual general de la defensa, Oswaldo Vizcarrondo. La selección presume de tener tres centrales de completa garantía.

Rolf Felstcher: Al contrario que el resto, fue de menos a más. Le costó un mundo aguantar los regates endiablados de de Lozano, pero a medida que fue pasando el tiempo pudo hacerlo sin mayor problema. No contó con un relevo importante de apoyo en su zona (que competía a Peñaranda y Seijas), pero pudo saber cómo resolver para defender su territorio y en muchos casos, dar pases precisos para asegurar la salida. Nadie duda que ha sido una grandísima elección y decisión del seleccionador de darle la titularidad a un elemento que se había desaparecido de la órbita Vinotinto.

Luis Manuel Seijas: De los titulares, el único que estaba apercibido. Dudamel no quiso arriesgar con la juventud de Yangel Herrera o la intermitencia de Carlos Suárez y le devolvió el rol de 5 al jugador más polivalente de la Selección. Sin embargo, se notó la ausencia de Figuera porque en esa función Seijas no destaca, a pesar que pudo recorrer varios kilómetros ante México en zonas muy defensivas.

Tomás Rincón: Otro partido muy completo de uno de los mejores volantes mixtos del continente. Recogía las pelotas en la recuperación, se desmarcaba, buscaba una zona limpia para entregar con pelota al pie y arrancó en varias ocasiones como un generador de juego. La Copa América ha servido para que el capitán deslumbre pero se nota que su figura brilla más cuando el escudero es Figuera.

Alejandro Guerra: Hizo una jugada para promociones, pero la filigrana tapó la función que le tocó cumplir en el partido: atender los embates por la zona izquierda del ataque mexicano. Pese a demostrar criterio en las salidas, Guerra fue uno de los sacrificados para aguantar la tromba que Osorio generaba con su México por los costados.

Adalberto Peñaranda: Partido raro para él. Generó faltas cumpliendo la misión de buscar apoderarse de la pelota, pero estuvo impreciso en la entrega. Enloqueció a Paul Aguilar, su marcador, pero no lo suficiente como para ser decisivo. Caminó por la cornisa de la expulsión por un buen rato y el Seleccionador le mantuvo hasta el final, confiando en lo incombustible que es el chico de 19 años. La cascada de personalidad que brota de su manejo de balón es su mejor virtud.

Yonathan Del Valle: La apuesta sorpresa a la que apela cada partido Dudamel y fue bastante acertada. Arrastró mucha marca y con su velocidad sorprendió a la muy dinámica defensa mexicana. Como es habitual en él, hizo un par de jugadas de más en esos recortes hacia el medio, pero su labor fue notable.

Christian Santos: Le costó mucho generar peligro, porque no encontraba los espacios que debió generar entre los defensores contrarios. Luchó poco en ataque donde su presencia poco trascendió, pero demostró su gran compromiso con el colectivo al ser la mejor asperjadora de pelotas que eran bombeadas en el área de Dani Hernández. El único de los elegidos que ha quedado en deuda.

Josef Martínez: En el poco tiempo que estuvo en la cancha demostró que hoy por hoy es el jugador que más peligro puede generar en el arco contrario. Falló en la ejecución en un mano a mano (en el que ganó la posición con un movimiento de cambio de ritmo que solo facturan los cracks internacionales) y una grandiosa chilena fue despejada in extremis por el arquero rival. Se nota su hambre de gloria y ya nadie discute que debe ser titular indiscutible.

Salomón Rondón: Batalló poco tiempo pero suficiente para generar una que otra jugada peligrosa. Entró a batirse contra el muro de contención que tenía México en el fondo y desahogó espacios para que pudieran ser aprovechados por Martínez. Guardó combustible para la batalla de cuartos de final

Rómulo Otero: Con tan poco tiempo en la cancha que no le dio oportunidad de generar las habituales faltas para mandar uno de sus endemoniados cobros de tiro libre.

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