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Ganarle a Argentina es un estado espiritual

Tendemos a ver los goles como fenómenos aislados y azarosos del resto del funcionamiento de un equipo de fútbol, pero la plasticidad de los tres que ha anotado la Vinotinto sugieren una atmósfera de tranquilidad mental. Sin embargo, el mediocampo tendrá que mantenerse mucho más entero y con posesión que ante México.

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Lo primero que usted querrá que yo le conteste es: ¿puede la Vinotinto ganarle a Argentina en cuartos de final (sábado 7:00 pm). Le voy a responder con dos frases que, si usted es fanático de fútbol, ya se las sabe: 1. A esta altura, todo es posible. 2. Argentina, hasta ahora, es el principal favorito para ganar la Copa Centenario, y no solo por la camiseta.

María Corina Machado dijo hace unos días que la rebelión contra el gobierno de Nicolás Maduro era un “estado espiritual”, más que salir a quemar cauchos. Disculpe la mención política en un texto que supuestamente es un escapismo de la realidad.

Voy a decir algo que es sacrílego, pero que tampoco demasiado nuevo, sobre todo viniendo de boca de un madridista: me ha gustado más el “estado espiritual” de Argentina cuando no ha estado Messi en cancha, a pesar del hat trick del mejor del mundo a Panamá (Bolivia lo secó, y quizás es lo único por lo que será recordada Bolivia). Es un equipo más normal, sereno y solidario.

Si yo fuera Gerardo Martino, reservaría a Messi para el segundo tiempo si la cosa se pone fea en el primero ante Venezuela. Mentira. Esa no me lo creo ni yo mismo. La verdad es que Messi genera un dilema, pero Argentina puede decir como Iron Man en la película de The Avengers: “Nosotros tenemos al Hulk”. Mejor tener a Messi que no tenerlo. Con el teórico once que saldrá ante la Vinotinto (el mismo del segundo tiempo ante Panamá), un 4-2-3-1 con Messi detrás del delantero, el número 10 tendrá más libertad de movimiento que recostado en la banda derecha. Pero algo ganas, algo cedes. Con Messi, el mediocampo de Argentina se desequilibra ligeramente. Ever Banega tendrá que ayudar más a Mascherano en las tareas defensivas.

De la Vinotinto de Rafael Dudamel se ha dicho que, ponga a quien ponga, todos más o menos han respondido (hasta Yonathan del Valle fue un decente titular, y con eso digo todo). No hay una casta sagrada, más allá de los indiscutibles. Pues bien, en Argentina ha ocurrido más o menos lo mismo. En lo personal, me gustó más el suplente Matías Kranevitter que Mascherano, por ejemplo. Erik Lamela probablemente no desentonará demasiado en el supuesto de que le toque disfrazarse de Ángel Di María.

Posibles debilidades de Argentina: un Mascherano demasiado solo para enfrentar una posible combinación de toques de Venezuela, tipo el gol de Jamaica. No sé si me cae mal porque me recuerda a Zeta, el bajista de Soda Stereo, pero Gabriel Mercado no es un lateral derecho demasiado excelso, aunque sí bastante vitalista en las proyecciones. Marcos Rojo, el lateral en la izquierda, deja huecos cuando se va al ataque, por supuesto, pero la dolorosa contraparte es lo que hace cuando se va al ataque. Es el Marcelo blanco.

Para la Vinotinto, ganarle a Argentina también pasa por un “estado espiritual”. Con frecuencia, analizamos los goles como freaks o fenómenos azarosos y aislados del resto del funcionamiento de un equipo. Sin embargo, los tres goles de la Venezuela de Dudamel (la fulminante combinación de pases ante Jamaica, la genial acción en la mitad del campo de Alejandro Guerra que genera el tanto de Salomón Rondón ante Uruguay, la tijera de José Manuel Velázquez que culmina una acción de tiro libre ante México) sugieren que dentro de la selección de Dudamel se ha generado un ambiente mental que propicia esos atrevimientos, esos desplantes.

La victoria ante Argentina pasa por allí, por esa tranquilidad que propicia la osadía. Por supuesto, pasa por Tomás Rincón, para mí ya entre los mejores jugadores de la Vinotinto de todos los tiempos en cualquier posición, pero también porque Venezuela no ceda casi por completo la posesión como lo hizo en el segundo tiempo ante México. Es muy fácil decirlo desde un teclado de computadora, pero hay que encontrar el equilibrio entre defender de manera perfecta, golpear a Argentina en su único error y luego sostener con un Wonder-Bra la entereza, el despliegue y el juego de toque de todo el mediocampo, no solo de Rincón. Adalberto Peñaranda es un crack en formación por lo que hace en una baldosa (en terreno corto, pues), pero en su faceta de repliegue defensivo deja dudas. Lo mismo pasa un poco, lógicamente, con Alejandro Guerra.

Eso de que “Argentina lleva encima la presión de no haber ganado ningún torneo importante desde la Copa América 1991” siempre es relativo. Hasta ahora, ha sido el mejor en Estados Unidos. Con frecuencia hay batacazos, pero todavía son estadísticamente predominantes los no-batacazos.

Estados Unidos vs Ecuador (jueves, 9:30 pm)

Voy a Ecuador. Es un equipo cansino, visualmente incluso fastidioso, al que frecuentemente se le subestima por la ventaja con la que cuenta al jugar en Quito. Pero Christian Noboa y Jefferson Montero han sido de los mejores mediocampistas del torneo. Parece un once experimentado, mentalmente sereno y confiable para aguantar a Estados Unidos, que viene creciendo, pero no tiene mucho más allá de un portero y dos centrales sólidos, un definidor frío (Dempsey) y dos jugadores en las bandas ligeramente diferentes del resto (Wood y Zardes).

Colombia vs Perú (viernes, 8:00 pm)

Hasta que se demuestre lo contrario, a pesar de la pifia ante Costa Rica, Colombia es uno de los tres favoritos al título con Argentina y México. Si los titulares juegan como, por ejemplo, en el primer tiempo para Paraguay, hay Sustagen para el sueño colombiano. Para mí Santiago Arias ha sido uno de los mejores laterales del torneo. Perú clasificó de primero con bastante suerte, y no solo por la manopla de Raúl Ruidiaz: realmente generó muy pocas ocasiones ante Brasil. De todos modos tiene a Christian Cueva, a Paolo Guerrero y a Pedro Gallese, probablemente el mejor guardameta de la Copa Centenario.

México vs Chile (sábado ,10:00 pm)

Voy a México, más que por un jugador X o Y o por el entrenador colombiano de turno, sino por lo que lleva tradicionalmente en el ADN. México es la Holanda del fútbol latinoamericano, por su ductilidad táctica y su siempre escasa disposición para especular. Puede ganar o perder, pero generalmente lo hace en su ley. Además es el verdadero anfitrión. Por supuesto, el veterano Rafael Márquez es un líbero majestuoso (aunque lento) en el centro de la defensa y Chicharito un delantero fastidioso, pero ojo sobre todo con el juego por las bandas de Jesús Manuel Corona (el del golazo ante la Vinotinto), Hirving Lozano o Javier Aquino. También con el sacrificio y los relevos de Miguel Layún y Andrés Guardado. Chile llega con un Alexis Sánchez crecido. Pero siento que le hace falta el “estado espiritual”, esa especie de esteroide mental que inyectaba el entrenador Jorge Sampaoli con su estrés permanente.

Los eliminados

Solo voy a decir un par de cosas: podremos hacer los siempre subyacentes chistes racistas sobre los bolivianos o alegar que siempre les ha beneficiado la altura de La Paz. En todo caso, recemos para que la Vinotinto jamás atraviese un bajón generacional tan atroz como el que hoy sufre la selección del altiplano, casi al nivel de Haití. La Panamá de “Bolillo” Gómez, de lo mejorcito de Centroamérica. Fue un equipo abierto y divertido de ver. Soy enemigo acérrimo de Dunga, creo que tiene la cabeza más cuadrada que Herman Munster, y sin embargo, Brasil mostraba cierta trayectoria ascendente. Quizás el todoterreno Renato Augusto merece jugar en una liga que no sea la de China. Igual nadie extrañará a la Canarinha y su generación perdida. Hasta la tumusa de Willian sufrió de disfunción eréctil.

Un posible once ideal de la primera fase

Portero: Pedro Gallese (Perú)

Defensas: Santiago Arias (Colombia), Wilker Ángel (Venezuela), Rogelio Funes Mori (Argentina) y Marcos Rojo (Argentina)

Mediocampistas: Edwin Cardona (Colombia), Tomás Rincón (Venezuela), Ever Banega (Argentina) y Jefferson Montero (Ecuador)

Delanteros: Josef Martínez (Venezuela), Carlos Bacca (Colombia)

Suplentes:
Dani Hernández (Venezuela), Nicolás Otamendi (Argentina),Diego Godín (Uruguay), Rolf Feltscher (Venezuela), Christian Noboa (Ecuador), Miguel Layún (México), Jesús Manuel Corona (México), Lionel Messi (Argentina), Christian Cueva (Perú), Nicolás Gaitán (Argentina) y Paolo Guerrero (Perú)  

 

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