Deportes

Vinotinto: optimismo de cara al futuro

Ni la victoria ni la derrota pueden constituirse en el punto de partida del análisis, mucho menos cuando se trata de un proceso que apenas suma horas competitivas. Lo hecho en la Copa América Centenario sirvió de mucho, pero no debe ser visto como un final sino como el punto de inicio para mantener y superar los picos competitivos de esta selección.

Publicidad

Explica Óscar Cano Moreno que «un equipo de fútbol es un sistema social complejo que debe sus características a la interretroacción de sus sujetos integrantes, y de estos con su medio ambiente, al resultado emergente de procesos, de la que trasciende una cultura que guiará las conductas de los propios jugadores que la forjaron». Lo que quiere decir que, para hablar de fútbol hay que hablar de jugadores y lo que de ellos nace. Todo cambio trae consigo nuevas emergencias que se originan justamente de la aparición de un nuevo organismo en ese contexto.

El primer obstáculo en el horizonte criollo fue la lesión de Adalberto Peñaranda. Con el del Granada se buscaba mayor salida y sprints peligrosos por el costado izquierdo. Con la entrada de Luis Seijas se ganaba en experiencia y manejo de la pelota, así como en solidaridad defensiva. Pero Seijas, contrario a lo esperado, no fue volante por izquierda sino que se movió por todo el centro del campo, dejando a Josef Martínez encargado de esa banda, con las consecuencias naturales que nacen de colocar a un futbolista fuera de su hábitat natural.

El gol tempranero hacía suponer que la selección criolla iba a dar muestras de esa resiliencia que ya hemos señalado, pero a la misma vez los triunfos nos encandilaron de tal manera que olvidamos que este es un grupo en plena construcción. No debe interpretarse eso como una crítica sino como un elogio, ya que aún bajo esa condición, el equipo mostró evidencias de un crecimiento realmente importante.

Aún así, y tras el golpe que significó el segundo tanto de Higuaín, este equipo supo crear tres situaciones claras de gol por intermedio de Salomón Rondón y de Rolf Feltscher.

Es esta la cualidad en la que se puede sustentar el optimismo de cara al futuro. Este grupo se mostró capaz de adaptarse y superar obstáculos futbolísticos para llegar hasta cuartos de final. No olvidemos que jugó ante Jamaica como el partido le exigió antes y después de la expulsión; frente a Uruguay evitó la batalla del centro del campo y entendió que la clave pasaba por promover rápidas transiciones con Peñaranda y Martínez; y contra México aguantó el tipo y generó situaciones de gol suficientes para poner en apuros a la selección mejor trabajada de este torneo.

Ahora bien, tampoco hay que dejar de lado que a pesar de recibir apenas un gol en los tres partidos de la fase de grupo, el equipo permitió 38 situaciones de gol, algo que debe ser corregido en el futuro inmediato, no con cambio de nombres sino con mayores cuotas de trabajo, algo que no abunda en las selecciones nacionales y que es definitivamente el mayor enemigo de cualquier seleccionador.

Pero este torneo deja muy buenas sensaciones pensando en tiempos por venir, así como la consagración de algunos futbolistas de cara a las eliminatorias. Arquímedes Figuera y Wilker Ángel ya son indiscutibles en esta versión vinotinto, aún cuando ambos venían del ciclo de Noel Sanvicente, mientras que Rolf Feltscher se convirtió en un acierto de Rafael Dudamel. El regreso de Dani Hernández sumó competencia a un puesto que parecía destinado para José Contreras.

También se debe rescatar la aparición de Jeremías Álvarez en su función de coach. Su trabajo, apoyado en la autoridad de Rafael Dudamel, fue fundamental. Este grupo de futbolistas estaba sumergido en un insoportable conflicto con la dirigencia, y alejarlos de ese foco de distracción no era tarea sencilla. Aunado a ello, Álvarez ayudó a levantar la moral del grupo y los guió hasta viejos niveles competitivos, así como a la aceptación de la disciplina del seleccionador.

Nadie sabe como será el futuro, pero lo más importante de esta aparición vinotinto se puede encontrar en las palabras de Eduard Punset, citado por Cano Moreno: «son los conocimientos que se extraen a partir de las interrelaciones entre los miembros del grupo los que mantienen el proyecto». Dudamel vivió la convivencia con este grupo y también conoce qué pueden aportar aquellos que se quedaron fuera del torneo continental; su objetivo será potenciar lo encontrado y proteger el ecosistema que nació en esta larga etapa que comenzó hace casi un mes. Ahí radica la clave del futuro inmediato de esta selección.

Publicidad
Publicidad