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7 aprendizajes que deja la Copa América Centenario

Cuando la Vinotinto vuelva a jugar, será en septiembre y solo tendrá un punto en las eliminatorias para Rusia 2018. A nosotros como aficionados se nos viene el verano largo. Parte de la positiva recuperación que ha emprendido Rafael Dudamel podría incluir el rescate de torneos de fútbol menor con presencia de la TV y el carapacho que queda de empresa privada

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Ya Luisma Seijas le tiró el penal a las manos a Sergio Romero y Venezuela le facilitó al menos tres goles a Argentina. Hay que pasar la página. Como aficionados venezolanos podemos elegir entre quedar conformes o frustrados. Para los jugadores la perspectiva es totalmente distinta: es su trabajo, nunca se lo toman tan a pecho y se van de merecidas vacaciones. Lo que se nos viene a nosotros es un poco horrible: presenciar el cierre de la Copa Centenario y calarse la Eurocopa con las cadenas de Nicolás Maduro. La Vinotinto solamente volverá a jugar en septiembre: el martes 1º ante Colombia en Barranquilla y el domingo 6 ante Argentina en Mérida. Venezuela tendrá un punto. Los rivales estarán peleando por ir a Rusia 2018.

Por supuesto, habrá otras motivaciones. Sabremos si habrá o no revocatorio. Estarán los Juegos Olímpicos Río 2016 en agosto, ligaremos a la Vinotinto de baloncesto aunque sus probabilidades de pasar la primera ronda sean pocas, o a una medalla del esgrimista Rubén Limardo, la saltadora Yulimar Rojas, el boxeador Gabriel Maestre o la bicicrocista Stefany Hernández, las principales esperanzas. Estará el Mundial Femenino Sub-17 de Jordania desde el 30 de septiembre, con Deyna Castellanos haciéndome soñar que estoy en el liceo otra vez y echándole los perros. Aquí es cuando venía bien un Mundialito para matar fiebre: hace aproximadamente 30 años, con transmisión de RCTV, nos enterábamos de que teníamos un tremendo prospecto catirito de guardameta de 13 años llamado Rafael Dudamel. Esos niños empezaban a familiarizarse con las cámaras de TV y la presión competitiva.

Tu rival tiene 11 puntos, tú tienes un punto, e igual empieza un partido nuevecito de 90 minutos y siempre quieres ganarlo. Eso es lo bonito del fútbol. Para la Vinotinto siempre habrá algún tipo de estímulo, aunque parezca que lo que viene es un desierto. Algunos aprendizajes que deja la Copa Centenario:

1. El mediocampo ofensivo es el gran debate. También habrá discusiones sobre si, por ejemplo, ha llegado la hora del adiós para Oswaldo Vizcarrondo en la defensa central. Pero en lo que resta de eliminatoria, queda un combate abierto por la creación. Rómulo Otero y Juanpi Añor terminaron jugando un papel mucho menos importante de lo que se pensaba en Estados Unidos. La fórmula de emplear a Luisma Seijas como falso volante ofensivo en los “partidos ante campeones del mundo” terminó siendo predecible. El gran ganador de la Copa Centenario fue Adalberto Peñaranda. Con las deficiencias que pueda tener, un potencial crack.

2. Los jugadores no dejarán de ser lo que son. Antes del partido leí un tweet que decía: “Seijas está en el once inicial, Argentina va a jugar con 12 porque entrega todos los pases al rival”. Levante la mano todo el que no quiera que Luisma juegue un partido más con la Vinotinto. ¿Ya la levantó? Yo prefiero dejarla abajo. Pasarán unas semanas, bajaremos la roncha y Seijas seguirá siendo un jugador importante para Venezuela, con sus defectos y sus virtudes. Lo que en todo caso es cierto es que los futbolistas nunca dejarán de ser otra cosa distinta a lo que son, y así hay que aceptarlo. Tomemos el caso de Alejandro Guerra: su naturaleza es irregular, y eso no va a cambiar. Tanto en la Copa América 2015 como en la Centenario tuvo cierto arco descendente, luego de un inicio fulgurante. ¿Dejará de ser importante para nuestra realidad? No.

3. Rolf Feltscher fue el gran descubrimiento de la Copa. Lo de “gran” no quiere decir que sea un lateral izquierdo extraordinario cuyos cuatro partidos fueron perfectos. De nuevo: Feltscher ofrece ventajas y desventajas. Lo importante es que se consiguió un recambio valioso en una posición crítica para la Vinotinto, la del lateral izquierdo. A lo mejor de aquí a septiembre, Mikel Villanueva revierte la partida. Sin embargo, el defensor probado es Felstcher, a quien por cierto, por su pinta, creo que le habrían llovido contratos publicitarios si la industria privada no viviera un repliegue deplorable en Venezuela.

4. Poco hay que reprochar a Dudamel. Se le puede cuestionar alguno que otro cambio o decisión sobre los onces iniciales, pero en general, recuperó el buen ambiente en la selección y, por las evidencias, parece contar con más herramientas de manejo de grupos y relaciones públicas que su antecesor. ¿Ha habido alguna declaración polémica en las últimas semanas de Laureano González, el presidente de la FVF? No. Parte de lo que ha propiciado Dudamel es un entorno de trabajo más tranquilo. Por supuesto, hay problemas que no se van a resolver de la noche a la mañana. Contra Argentina volvieron los errores infantiles y los despistes en los primeros minutos. Pero una cosa es jugar ante Jamaica y otra tener enfrente a Lionel Messi. En la Copa Centenario, hasta que se demuestre lo contrario, la albiceleste está en otra dimensión.

5. Tomás Rincón está en la pelea por el mejor Vinotinto de la historia. En ese debate entran Juan Arango, José Manuel Rey, Salomón Rondón y alguno que otro semidesconocido para las nuevas generaciones del que no guardamos casi ningún video, como Luis Mendoza. El capitán fue pieza fundamental en el tercer puesto en la Copa América 2011 y también en esta clasificación a cuartos de final. Ante Argentina tampoco fue su mejor presentación, pero en general está claro que puede aportar en la marca, en el traslado y en el armado ofensivo y que nunca baja los brazos, a menos que ande enyesado.

6. Los no convocados también cuentan. Dani Hernández por los momentos es el titular casi indiscutible en el arco, pero algunos no hemos perdido la esperanza de que pueda pasar algo todavía con Alain Baroja (¡apenas tiene 26 años!). O con Andrés Túñez. O con Jhon Murillo. O con Jeffrén Suárez. O con Miku Fedor. O con Mario Rondón. La base de talento es relativamente reducida, pero en ningún caso se limita a los 23 de la Copa Centenario. El gran reto para Dudamel es sostener el progreso del equipo de mayores y al mismo tiempo, en un entorno-país deprimido, articular y estimular un nuevo plan nacional para las categorías menores. ¿Porqué descartar un relanzamiento de los Mundialitos u otro tipo de torneos infantiles de verano, en alianza con la TV y el carapacho que queda de empresa privada?

7. Salomón Rondón es el 007 con licencia para fallar. Es cierto que está jugando en el West Bromwich y no en el Chelsea y que algunos le habíamos perdido la fe con su terrible actuación en el breve ciclo de Chita el Fugaz. No obstante, la Copa Centenario ha servido para recordar que contamos con un delantero de categoría mundial, que puede aportar más allá del duelo cuerpo a cuerpo. También fue un buen torneo (en general) para Josef Martínez, Arquímedes “Tarjeta Amarilla” Figuera o José Manuel Velázquez.

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