Deportes

Cristiano Ronaldo eleva a Portugal

Portugal, sin enamorar, vuelve a una final de Eurocopa gracias a un Cristiano Ronaldo oportuno. Gales extraña demasiado a Ramsey. El 2-0 fue justo dado lo que propusieron ambas oncenas.

Publicidad
EFE

Se puede ganar un partido por un accidente futbolístico (una mano, un desvío), pero es imposible llegar a una final de un torneo de calidad gracias a ello. De tal forma que debemos dejar de buscarle explicaciones esotéricas a la clasificación de Portugal. Es finalista porque cumplió con los requisitos cuando las diferentes instancias lo exigían. Antes del partido, cuando se hablaba de los lusos, se imponía la teoría de la injusticia. «No ha ganado ni un juego», decían. Pues ahora sí lo hizo, y con autoridad. Gales, en cambio, quedó en deuda.

Se planteó el partido como un duelo entre los dos jugadores madridistas: Cristiano y Bale. Las tarjetas, al final, darían como ganador al portugués. Su gol en el minuto 50 resolvió el acertijo. Conectó de cabeza un tiro de esquina cobrado a dos toques por Raphael Guerreiro. Su salto fue tan imponente, que pudo haberse tomado un té antes de decidir empujar la pelota con la frente. Igual de impresionante fue su inteligencia para sacarse la marca de Williams y Chester.

El gol envalentonó a Portugal y dejó grogui Gales. De allí se explica el segundo tanto de los finalistas. Cristiano se acomodó afuera del área, disparó y la trayectoria del balón fue hacia el centro del área donde Nani desvió con criterio para desacomodar a Hennessey. A partir de allí no hubo más juego. Pero volvamos al inicio

La x a despejar en la ecuación del partido era cuál ausencia pesaría más: la de Pepe o Ramsey. Olvidándonos del resultado, que muchas veces permite sacar conclusiones erradas, siempre se vio a Portugal más cómodo. Y no es cualquier cosa, hasta ahora el central del Real Madrid se erigía como el mejor jugador de su selección. Atento a los centros y asumiendo roles de «5», Pepe había servido de escudero cuando los goles no llegaban. Por su lado, Ramsey había destacado contra Bélgica y era una carta fija en el 11 de Coleman, pero una mano evitable le valió la amarilla que le impidió jugar hoy. ¿Cuál fue la consecuencia en el juego?

Bruno Alves, un veterano de 34 años, fue la ficha elegida para el centro de la defensa y fue uno de los mejores del partido. En el minuto 61, incluso, sacó con destreza de bailarina un balón al área que pudo terminar en gol. Gales, en cambio, no pudo conseguir un socio para Bale. Una jugada retrata esto último. Corría el minuto 23 cuando recuperó un balón en propia cancha y tuvo que recorrer casi toda la cancha para finalizar la jugada de la peor forma: un disparo al arco. De manera inexplicable «buscó» a los defensas rivales en lugar de desbordar y generar más espacio para sus compañeros. La pifia se justifica bajo una sencilla premisa: se sentía el salvador. Y en efecto, no había nadie más que él.

De hecho, la jugada de mayor peligro y la gran oportunidad que tuvo Gales de descontar llegó desde un disparo lejano pero envenenado de Bale. Rui Patricio supo desviar para completar un partido que lo encumbra como uno de los mejores arqueros del torneo. La cruz fue Hennessey, quien dio un rebote tras remate de Nani, al centro, y Danilo no supo cómo dirigir. Era el 3-0 que daría una imagen muy ofensiva de Portugal y tampoco es para tanto.

Pero no fue solo la ausencia de Ramsey lo que definió el futuro de Gales. Ante un equipo que adolece de un «9», pero que controla el mediocampo desde los zapatos de Renato, decidieron aglomerar hasta 9 jugadores en defensa, pegados a su arquero. Eso facilitó el plan de Portugal, al que solo le bastó defenderse con el balón. Porque cuando los volantes de corte recuperaban y realizaban el primer pase a Bale o Ronbson-Kanu, quedaba toda una pradera por conquistar. El arco, pues, estaba tan lejos que el rival podía rearmarse sin exigirse. Nunca tuvo el perdedor una oportunidad de uno contra uno, ni superioridades númericas en fase ofensiva. Como consecuencia, el poquito ataque galés se reservaba a algún shut de Bale.

Los cambios también establecen las diferencias en ideas en uno y otro bando. Con Moutinho, André Gomes y Quaresma (todos ingresaron luego de los 70 minutos), Portugal pudo haber ampliado la ventaja y conquistó terreno presionando en salida a un equipo desesperado, que siguió dependiendo de Bale a pesar del ingreso de Williams, Vokes y Church.

Se instala pues Portugal en la final, con un Cristiano pletórico, que iguala a Platini (9 goles) en la historia de los máximos anotadores de la Eurocopa. Y suben las acciones de Fernando Santos, un técnico que clasificó a su selección sin ganar ningún partido en la primera ronda, no obstante fue solidificando su idea futbolística partido por partido y rival por rival. Porque debemos tenerlo claro de una vez: estos jugadores no entran al campo a experimentar. Siguen un plan de acción que rinde frutos. Aunque le falte el postre, Portugal cumple como un menú ejecutivo: llena con sopa, seco y jugo.

Publicidad
Publicidad