Radiografía de instalaciones deportivas de Venezuela: solo brilla el baloncesto

Un recinto deportivo debería cumplir con lineamientos específicos de mantenimiento y contar con un estado óptimo para el entrenamiento y estadía de sus atletas. La situación adquiere relevancia si estos espacios, además, forman parte de la preparación de una nación durante su ciclo olímpico.

En el interior del país, decenas de instalaciones fungen como el segundo hogar de variedad de deportistas. No obstante, el desequilibrio a la hora de entrenar es evidente. Muchos se preparan en el paraíso, mientras otros deben luchar contra la desidia de los encargados de mantener los complejos deportivos en buen estado.

Domo Bolivariano de Barquisimeto

El exterior del domo podría no impresionar a muchos. Una fachada simple con motivos deportivos no deslumbra a quienes transitan por la urbanización Terepaima, de la capital larense. Sin embargo, una vez dentro de sus instalaciones, su imponencia asombra, encanta y deleita a cualquier fanático –o no- del baloncesto y el deporte general. Un cordial personal de vigilancia, mantenimiento y gerencia del recinto le da un plus importante al sitio.

“Jorge Hernández, presidente de Guaros de Lara, ha hecho una inversión bastante importante en la restauración del domo”, señala, sin precisar monto, José David Hernández, hermano del dirigente y adjunto al cargo. “Aliados con la Federación Venezolana de Baloncesto, hicimos los cambios necesarios para cumplir con las exigencias mínimas de la FIBA, para ser capaces de albergar torneos de talla mundial”.

Y lo que está a la vista no necesita anteojos. Sus pizarras lucen relucientes, su tabloncillo y sus asientos parecen recién instalados, la zona de prensa es casi una sala de redacción y las áreas comunes no dejan nada que desear. Pero, sin duda, la mejor parte del Domo Bolivariano es para los protagonistas de la partida: sus atletas.

El camerino del combinado local es el sueño de cualquier deportista. Grandes televisores, camas para masaje y fisioterapia, baños relucientes y hasta mesas de pool aguardan por el quinteto de la casa, en un sitio que no debe envidiar nada a los tocadores del “mejor baloncesto del mundo”.

“Durante los últimos trabajos realizados, restauramos los camerinos de visitantes, construimos tres nuevos y adaptamos el camerino de Guaros. Todo para el beneficio del equipo y el fanático. Sin duda, a mi parecer, es el mejor gimnasio de Latinoamérica”.

¿Pudo esto influir en el desempeño de la selección nacional durante su preparación en la ruta olímpica? Para Hernández la respuesta es sí.

“Cuando los atletas se sienten cómodos, cuentan con los implementos, tienen una estadía agradable, sin duda, van a responder mejor. Son detalles que no se ven, pero hacen la diferencia”.

El dirigente asegura que el respaldo de Fevebaloncesto, Mindeporte y el Estado ha sido vital durante el proceso. “Hemos trabajado con un objetivo común, y aquí están los resultados”.

La gerencia del equipo no para, y pretende sumar puestos de comida y la restauración de los baños para el público al recinto que cuenta, incluso, con una capilla, donde los jugadores pueden conseguir también una motivación espiritual.

Sala de armas Jacinto Lara

A pocas cuadras del Domo, en Barquisimeto, otro recinto fue testigo del entrenamiento de un clasificado olímpico: Antonio Leal. El esgrimista debió prepararse en tierras crepusculares, debido a la falta de recursos que le impidió entrenar en suelo foráneo.

Sin embargo, un floretista que lleve a cabo su ruta olímpica en este precario espacio está preparado para cualquier reto.

Falta de iluminación –por ausencia de bombillos- un acceso amable para el hampa y un incómodo espacio para el público son solo parte de lo que se visualiza al ingresar.

Un poco más allá, la situación es más grave. Baños no aptos, fallas en el sistema de aire acondicionado, un deficiente estado de la sala de entrenadores y área de musculación y una desabastecida enfermería, convierte el sitio en un desagüe de esperanza.

“Aquí entrenan alrededor de 350 atletas, pertenecientes a la Asociación de Esgrima de Lara y distintos clubes. Con el aporte mensual que hacen logramos costear el mantenimiento de la sala, pero no es suficiente”, señala Ender Medina, entrenador de la delegación local infantil.

El técnico asegura que los recursos para la restauración “no bajan desde hace tiempo”, y que las pistas que poseen son parte de una donación de Corpoelec.

“Aquí también entrenaban Isis Jiménez y Silvio Fernández (ambos clasificados a Río). Solo pedimos un poco de respaldo de la federación”.

Complejo de Piscinas Bolivarianas

Dos guaros más se sumaron a la fiesta olímpica desde la plataforma de clavados: Robert Páez y Jesús Liranzo. Los atletas entrenaban hasta hace poco en el Complejo de Piscinas Bolivarianas de Barquisimeto, un sitio con tres piletas que sufren la actual crisis nacional.

Porcelanas que requieren restauración, pues son causantes de constantes cortes en las extremidades inferiores de los nadadores; humedad en los baños, pasillos y oficinas, y falta de iluminación y hasta lámparas, que limitan los entrenamientos vespertinos, se suman a problemas incluso más preocupantes, como el reciente robo de rejillas de bronce ubicadas alrededor de las piscinas y la escasez de cloro para el mantenimiento de las mismas.

“Actualmente, todo el presupuesto se consume en la adquisición de químicos para limpiar el agua”, comenta Marisela Alvarado, integrante de la Asociación de Deportes Acuáticos de Lara. “El coordinador, Andlis Méndez, ha tenido que viajar incluso a otros estados para comprarlos y se consiguen carísimos”, asegura.

Esto, sin duda, ha afectado el rendimiento de quienes entrenan en el complejo, pues en diciembre y enero debió cerrar sus puertas por falta de recursos para mantenerlo.

Su número de atletas fluctúa. Muchas madres ya no traen a sus niños por el estado que a veces presenta el agua de las piletas; otros no tienen otra opción: el complejo es el único de cinco recintos larenses que aún funciona.

“Añoro aquellos tiempos cuando las piscinas vivían azulitas”, rememora Alvarado, quien acude al lugar desde que su pequeño hijo era atleta. “Con lo que cobramos, más el aporte de la Federación Venezolana de Deportes Acuáticos (Feveda) logramos mantener las instalaciones. Pero no es suficiente; necesitamos más respaldo”.

Polideportivo Venalum

Puerto Ordaz, cuna de exóticos atractivos naturales, tierra del río Caroní y el delicioso Lau-Lau. Es aquí, en la “ciudad planificada” donde nació, creció y se desarrolló como judoca Elvismar Rodríguez, la única nativa de la disciplina clasificada a los Juegos Olímpicos de Río.

El polideportivo Venalum, ubicado en Unare II, es su segundo hogar, y una muestra clara de que instalaciones óptimas producen atletas óptimos.

“Todo aquí funciona correctamente. Los baños están en buen estado, las áreas comunes, los cambiadores y el tatami, que fue donado por la Federación Internacional de Judo están en perfectas condiciones”, asegura Kilmar Campos, entrenador de la joven de tan solo 19 años.

Su transitar a los JJOO no fue sencillo. Delicados conflictos con Fevejudo retrasaron su ruta a la magna justa. No obstante, el apoyo de sus técnicos y un adecuado recinto para prepararse rindieron sus frutos.

Es por ello, probablemente, que el área de entrenamiento se mantiene como una tacita de plata. Tras cada ardua jornada de trabajo, entre instructores y alumnos se cubre la superficie hasta el siguiente día, y cada espacio recibe un trato digno de la instalación que parió a semejante atleta.

No obstante, la situación cambia en los baños y otros sitios específicos del recinto, donde la humedad hace de las suyas. En el área de caballeros, incluso, una tubería expuesta es el único recuerdo un tercer urinario que ya no existe. Pequeños detalles que suman y deben ser resueltos para brindar un espacio óptimo a los deportistas de alto rendimiento y su generación de relevo.

Centro Nacional de Taekwondo

En el Paseo Colón, de Puerto La Cruz, hace vida el Centro Nacional de Taekwondo, un discreto edificio de fachada simple, cuna de Edgar Contreras: el único criollo del deporte de combate que selló su cupo a Río.

Bajo la administración de la federación nacional de la disciplina, el recinto oriental ha demostrado que una buena gestión brinda frutos que, poco a poco, serán apreciados en la importante camada de atletas que se forman en sus espacios.

Desde que se entra, se percibe un clima de organización. Lugares limpios, un personal cordial, baños en excelente condición y un tatami digno de apreciar, no solo por su óptimo estado, sino también por la calidad de los talentos que se forman sobre él.

Cuenta con dos salas de entrenamiento: una para la selección nacional, pulcra, amplia y agradable. Una más pequeña para los pequeños de los clubes adscritos a la asociación, pero con todas las comodidades; en esta, funciona también la sala de musculación.

Un pequeño patio invita al esparcimiento, y dirige a los atletas, a través de una escalera, a la terraza donde se lleva a cabo la construcción de habitaciones para los deportistas, la más reciente inversión del maestro Hung Ki Kim, presidente de la federación, y un nativo de Corea del Sur, de criollas costumbres y acento, que encontró en nuestras tierras el lugar perfecto para desarrollar su pasión por el deporte.

Cuenta también con residencias para la delegación nacional de mayores, bajo la premisa de que espacios óptimos brindan al atleta la motivación para dar los mejores resultados. ¿Funciona? Claro que sí. Edgar trae al taekwondo local de regreso a los JJOO, después su última participación en Beijing 2008, hace ocho años.