Vero Herrera: “Conmebol debe ser más exigente con las selecciones femeninas”

Verónica Herrera tiene 16 años, cursa quinto año de bachillerato y quiere estudiar Comunicación Social. Pero que su apariencia dulce no los confunda. Algo la diferencia claramente del resto de las chicas de su generación: Vero es defensa de la selección de fútbol femenina sub-17 y ha asistido a dos mundiales, donde su equipo se ha proclamado, ambas veces, como el cuarto mejor del mundo.

“Estoy orgullosa de haber representado a mi país en Jordania. Fue una experiencia bastante buena y muy distinta a lo que vivimos en Costa Rica”, relata la joven. “En mi primera participación no sabía lo que era competir contra otros países y tenía muchísimas dudas, que aclaraba con otras compañeras. Ahora, tenía más confianza, y podía ser el apoyo de las muchachas que asistían por primera vez”.

Su segunda participación mundialista no sólo le dio bagaje futbolístico. Su criterio es más maduro y su análisis sobre la selección es categórico. “Llegamos lejos en el mundial porque creemos en nuestros sueños y en que podemos lograrlos; sin embargo, es necesario que realicemos giras internacionales, por Europa y Asia, si queremos ser más competitivas”, asegura, y establece diferencias claras.

“Clasificar en América no es tan difícil como en Europa. Aquí, la Conmebol nos exige disputar sólo siete partidos de ida; allá, los equipos deben jugar 19 choques de ida y vuelta. Si Conmebol fuese más exigente, los países americanos no quedarían siempre eliminados en primera ronda”.

No obstante, advierte que el apoyo de los entes locales también es vital para impulsar el desarrollo de las categorías femeninas. “Nuestra preparación fue bastante satisfactoria, pero ha podido ser mejor. Lamentablemente, aún existe un poco de discriminación con respecto a las selecciones masculinas”, asegura.

“Cuando regresamos de Jordania, ninguna autoridad nos esperaba en el aeropuerto. Llegamos y nos fuimos a casa con nuestras familias. Nadie nos contactó ni nos explicó el porqué de su ausencia”.

Sostiene que esta situación debe solucionarse desde el fútbol base. “La Federación Venezolana de Fútbol debe ser más activa a la hora de integrar a las niñas al fútbol. Debería exigir que cada club juegue con al menos una niña en cancha, y que tengan un equipo sub-15, que garanticen un mejor nivel de juego”.

“Estamos aún lejos de los países que son potencia, y que tienen ligas femeninas totalmente profesionalizadas. Si se trabaja en estos aspectos, podemos, poco a poco, evolucionar, competir de forma más pareja y traer medallas”.

“La selección masculina debe creer en su capacidad”

Durante el desarrollo del Mundial de Fútbol sub-17, disputado en Jordania, las redes sociales estallaron con comparaciones entre las representantes femeninas y la selección masculina de mayores. Verónica confiesa su desagrado ante este hecho, y manifiesta su respaldo al combinado.

“A ninguna de nosotras nos gustan las comparaciones, ni con la sub-20, ni con los hombres. Ellos tienen un buen equipo”, afirma. “Sólo deben creer que sí pueden lograrlo, entender que ningún país es más que ellos y, cuando lo hagan, comenzarán los buenos tiempos”.

Con respecto a las nuevas generaciones femeninas, asevera que hay buen material. “He visto jugadoras nacidas en 2001, 2002 y 2003 que tienen nivel y, con el respaldo necesario, pueden luchar un cupo para el Mundial sub-17 de Uruguay”, declara.

“Nosotras, ahora en la sub-20, seguiremos trabajando fuerte para seguir trayendo logros a nuestro país”.

Nuevas etapas, nuevos sueños

Cuando inició en el fútbol, a los cinco años, Vero le decía a sus amigos y compañeros de equipo que un día la verían por televisión, jugando en un mundial.

Cuando decidió dedicarse al fútbol y comenzó a ser convocada a campamentos, a los 12 años, le decía a su madre que un día sería famosa por su nivel de fútbol.

Hoy, a los 16 años, tras dos mundiales y reconocimiento nacional e internacional, Vero anhela asistir al Mundial sub-20 en Francia, en 2018; graduarse de bachiller, estudiar periodismo en Estados Unidos e incursionar en el fútbol alemán.

“Ya estoy en quinto año. Cuando me gradúe, me mudaré a EEUU, donde optaré por una beca y competiré en la liga universitaria. Ya eso está hablado; sólo debemos escoger a cual ir. Luego, trabajaré fuerte para jugar en el Bayern Múnich”.

Sin embargo, asegura que esta etapa de su vida quedará guardada como uno de sus mejores recuerdos. “Estos han sido de los mejores años de mi vida. He conocido personas maravillosas, y es de esas épocas que no regresan. Pero con la sub-20 vamos a seguir. Estoy segura que lograremos más”.