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Carvajal, Asensio y Cristiano crean el caos y rescatan al Madrid

Real Madrid salió rejuvenecido de Alemania. El 1-2 no solo lo coloca en una buena posición para avanzar en la Liga de Campeones, sino que devuelve la confianza a una plantilla que se jugará rápidamente la temporada local ante Barcelona. Cuando la noche parecía más oscura, Carvajal y Cristiano se vistieron de héroes.

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Fotografía: EFE

El fanático del Real Madrid se persigna dos veces antes de ver a su equipo. La primera por si le va bien y la segunda por si le va mal. Acostumbrado está a las mayores glorias – representadas en esta etapa por Sergio Ramos- o a las grandes vergüenzas – nunca olvidaremos Alcorcón-,  sabe que cuando se tira la moneda puede saltar el sapo o la rana. Mucho más cuando al frente está el Bayern, que en su país le saca diez puntos al escolta (Leipzig) y suma una escandalosa diferencia de goles (+56).

Pero la cosa no solo va por el torneo local. Con Carlito -el último gran Mohicano en el banquillo blanco-, el Bayern había aplastado al Arsenal, rival reciente con un escandaloso 10-2 global, incluidos cinco goles en Londres. En España el espejo reflejaba tristeza. Los problemas ofensivos del Real Madrid le impedían sacar rédito del partido pendiente contra el Celta. Si no fuera por el resbalón del Barcelona contra el Málaga, la diferencia entre el primero y el segundo no existiera. A eso le sumamos el desgano de los jugadores que aprovechó el Atlético en el derbi, para igualar con una sola jugada de ataque y la trágica lesión de Pepe. Así las cosas, el partido de este miércoles podría definir el futuro de los merengues y del cuerpo técnico.

Ante los constantes problemas creativos, Zidane volvió a apostar por lo de siempre. Blindó el mediocampo con jugadores que limitan el dibujo libre pero generan cierta seguridad, como los oficiales de tránsito durante Semana Santa. Casemiro, Kroos, Modric y Bale tenían como misión limitar los superpoderes de Vidal, Robben, Thiago y Ribery. Y la verdad es que tras un inicio vertiginoso, que acumuló más córners que ocasiones claras, los locales bajaron por segundos el acelerador, entonces el Madrid se sintió cómodo en el Allianz Arena a tal punto que Benzemá, con un cabezazo que hizo lucir a Neuer, pudo haber reescrito la historia.

El susto dado por el francés, el mejor de los tres de adelante antes que llegara ese momentum-Cristiano, tuvo respuesta inmediata y en el sexto tiro de esquina, Vidal apareció como Thor y con un martillazo dejó viendo pajaritos al suplente de emergencia por Pepe, Nacho, y a Keylor, un portero que vive demasiado tiempo debajo de los tres palos. El gol, en el minuto 24, hacía justicia al respeto de Ancelotti por la pelota y el desprecio de Zidane por ella, todo un misterio dado el curriculum como jugador del técnico galo.

Como aquellos boxeadores que se enganchan al rival para tomar aire y replantear la batalla, el Madrid se hacía cada vez más largo e improductivo. Los laterales no se proyectaban, Bale se dedicaba a su labor de tapón en la primera salida del rival y Cristiano se fastidiaba de su soledad. Apenas Benzema insistía en hacer del portugués, aquel que era capaz de entrar al área revolviéndose como serpiente. El esfuerzo se aplaude, pero está claro que aquellos tiempos no volverán.

Al Bayern le alcanzaba con hacer un partido correcto, apoyado en Xabi Alonso, al que todos debemos respetar y admirar por la sencillez de sus decisiones cuando el físico ya le escasea, y a un Vidal fabuloso, tan activo y valeroso como uno de los sargentos de Leónidas en Termopilas. El chileno tuvo el 2-0 en un penalti inexistente tras un balón despejado con el pecho de Carvajal, que el árbitro Nicola Rizoli vio como mano. El cobro desde los 12 pasos fue a parar en Santiago.

Quedó vivo el Madrid y Caravajal asumió la venganza, como Paul Kersey (Charles Bronson) en Death Wish.

La enésima resurrección de Cristiano

Mientras en los restaurantes y Twitter se discutían las opciones del Madrid para darle la vuelta y las del Bayern para sentenciarlo, los estrategas decidieron seguir jugando a lo mismo. La razón asistió a Zidane que vio como hasta el entonces desaparecido Cristiano remataba, más con astucia que con fuerza, un formidable centro de Caravajal. La jugada parte de un buen pase al costado de Casemiro, lo que confirmaba aún más la puesta en escena del técnico calvo.

La del gol fue la primera de una gran cantidad de jugadas en las que el lateral demostró toda su valía. Tal vez no hemos sido justos con él al pensar en los mejores talentos de esa posición. Es probable que pese en el juicio los problemas históricos del Madrid en los costado. Aunque parezca extraño, sin embargo, no fue en este partido donde se vieron. Al menos no como antes. Porque Robben pocas veces superó a Marcelo y Ribery ha perdido una marcha con el paso del tiempo. El resultado fue que Müller, único delantero alemán, se marchó deprimido del campo.

El rápido empate fue una banderilla en el lomo de un toro que fue perdiendo vitalidad de manera acelerada. La expulsión de Javi Martínez por doble amarilla, excesiva para quien escribe, terminó por desordenar el partido. Ilya Prigogine, Premio Nobel de Química, hablaba, refiriéndose a la belleza del caos, que «en mundo donde ya no impera la certidumbre, reestablecemos también la noción de valor. Sin duda, en el siglo XXI veremos el desarrollo de una nueva noción de racionalidad donde razón no estará asociada a certidumbre y probabilidad a ignorancia. En este marco, la creatividad de la naturaleza y sobre todo, la del hombre, encuentran el lugar que les corresponde».

«Potencialidad» es uno de los conceptos que maneja Prigogine y lo explica más o menos así: lejos del equilibrio hay soluciones, potencialidades que no existen cerca del equilibrio. Esa riqueza ayuda a comprender fenómenos complejos, como la historia del clima, de la Tierra y de la vida propia.

Traigo a colación a Prigogine porque más allá de la expulsión de Martínez, fue la salida de Bale y el ingreso de Asensio lo que mejoró al equipo blanco y triplicó las opciones generadas. Fue un cambio inesperado y a la vez caótico. El joven de 21 años, más mediocampista que correlón, entra por esa falta de punta del galés y posiblemente por una lesión (antes de iniciar el segundo tiempo se le vio revisándose la pantorrilla). De sus botas llegó el segundo. Su centro al área fue culminado por Cristiano en un gran demostración de recursos. La pelota, pateada por la zuela, se resbaló juguetona entre las piernas de Neuer, toda una paradoja pues si la eliminatoria no está resuelta se debe a los reflejos del brillante portero.

Pudo tener mayor premio el Madrid. Pero decirlo después de lo visto es especular. Lo objetivo fue que el Bayern se mostró muy vulnerable, sobre todo físicamente. Así que la eliminatoria, al menos a horas de haber finalizado el encuentro, luce muy diferente con respecto al sorteo. ¡Pero ojo! No olvidemos que estamos hablando de alemanes, tan difíciles de eliminar como el Terminator 1000, en el Juicio Final.

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