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Caracas FC: No es soplar y hacer botellas

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dudamel

Pocos creerían que Caracas hoy, a falta de seis fechas para terminar la ronda regular del Torneo Apertura y en vísperas de nada menos que del clasico, estaría fuera de los puestos de clasificación a Cuartos de Final. Y es que a pesar de que el pasado reciente no es nada alentador, las esperanzas puestas y cifradas en la mano de Noel Sanvicente invitaban a convencerse que con el DT más ganador era muy probable que las épocas de alegrías retornaran de inmediato al cuadro más ganador del país. Sin embargo, nada estaba más alejado de la realidad actual del cuadro rojo.

Sanvicente ha vuelto al Caracas bajo una figura distinta a la que él mismo labró en sus dos anteriores etapas: hoy es una especie de agente depurador, un personaje que bajo su supervisión hizo del equipo capitalino un modelo inagotable de producción de futbolistas, que sirvió para que la estructura financiera de la entidad de los Valentiner no dependiera exclusivamente del bolsillo de la familia alemana. Los resultados del primer equipo, cuya conformación innegablemente posee nombres importantes en el fútbol local pero está lejos de los potentes cuadros regentados por la ola árabe o del rival por antonomasia, el Deportivo Táchira, no inquietan en sobremanera a los dueños del rojo. Aunque sabedores de la necesaria y urgente recuperación del principal tinte que exhibía (ser un equipo ganador), en Caracas importa, primeramente, que los muebles estén en el lugar que deben estar.

En boca del propio Sanvicente, al ser consultado sobre la situación que encontró en las categorías menores tras su regreso, la calificación es de devastadora. Puertas adentro (algo que muchos aficionados, frustrados porque su equipo deambula por la zona media – baja de la tabla, no ven) el ex seleccionador ha iniciado una reestructuración total, decisión privilegiada por encima del propio andar del primer equipo. Sanear la estructura de cuerpo técnico de las diferentes divisiones formativas ha sido el primer e inmediato paso. Bajo su mirada, será necesario que los entrenadores trabajen nuevamente pensando en la proyección de sus jugadores y no la de autopromoverse partiendo exclusivamente de la búsqueda de resultados. Por eso, ya hay caras nuevas.

Empleados con cargos gerenciales que hacían​ de agentes de propios jugadores del club, técnicos que asesoraban a otros equipos y un descuido del seguimiento y atención privilegiada que en otrora brindaba la institución de la Cota 905 a sus juveniles, fue el parte de guerra que recibió el de San Félix en su tercer periplo como técnico en el rojo. En algo más de siete años, el descarrilamiento del camino del éxito deportivo fue acompañado por una no casual caída en la promoción de jóvenes valores, una actividad de la que presumía Caracas. La inagotable cantera hoy apenas exhibe solo un elemento de sobrada calidad para la exportación como Wuilker Fariñez (tampoco es casual que haya sido el propio Sanvicente quien lo tomara en cuenta para la Selección absoluta cuando era un completo desconocido).

No debe causar extrañeza que un DT como Sanvicente haya ordenado la adquisición de un jugador norma como el internacional Sub 17 Eduardo Fereira para reforzar el primer equipo. Es a todas luces incomprensible que la cantera del club no haya podido parir un lateral derecho de garantía y tengan que echar mano de afuera para poder mantener la competitividad.

La estampida ha sido brutal. Jugar en las menores del Caracas dejó de ser el sueño para los mejores juveniles del país y sus agentes. Otros, han tenido que «emigrar» para encontrar el despegue definitivo. Espantados por las condiciones, valores como el de hoy en Táchira Samuel Sosa tuvieron que dejar la disciplina del equipo capitalino para revalorizarse en otra casa. Un gran foul que hoy disfruta el enemigo.

En este panorama, la encomienda de Chita es altamente exigente: responder con resultados en el primer equipo al momento que reconstruye una estructura desvalijada. Él sabe que puede. Lo ha demostrado: en Barinas, en muy poco tiempo, construyó un emporio de talento a la par de alcanzar títulos. Una afrenta más complicada que la que ahora tiene por delante en su querido Caracas.

Las acciones están en pleno desarrollo y bajo su figura de coordinador general de las categorías formativas a la par de su cargo de DT del primer equipo, está trabajando contra reloj. Acciones rápidas están siendo ejecutadas, como entrenar con más de quince muchachos con el primer equipo para darles competitividad.

Sanvicente no varía en sus conceptos: la fría madrugada en la Cota 905 lo recibe diariamente para iniciar la planificación del día. Conocer sus jugadores, encontrar los puntos débiles, corregirlos, visitar a los muchachos en la casa club, ver los partidos de la Serie Oro, atender personalmente la demanda de cada efectivo… Así transcurre el día a día de un inagotable técnico que debe también encontrar el juego que se perdió en el primer equipo y con fichajes muy modestos y su «puros criollos», encontrar el rumbo perdido.

Paso a paso. Institucionalmente hay necesidades que atender jerárquicamente y en cuatro meses no se pueden alcanzar resultados inmediatos. Habrá que ver si la exigencia no agota a Chita, guapo en estas lides. Personalmente creo que, más tarde que temprano, Noel hará despertar un gigante acribillado.

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