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Venezuela 2-1 EEUU: La Vinotinto que todo lo puede

Lo que está logrando Venezuela en este Mundial Sub 20 rompe con todos los esquemas acostumbrados en nuestro fútbol. Lo que parece ser un sueño, es una completa realidad. Debemos creerlo, sí y no solo partiendo de los resultados alcanzados por estos muchachos, sino por la convicción que cada uno de ellos muestra de que pueden lograr lo que se proponen. Selección que se muestra firme, que tiene juego, que muestra una idea, que no tiene puntos débiles, características que rompen con cualquier paradigma criollo de combinados nacionales. Hacernos sufrir es el único punto en común con lo tradicional, pero… ¡Qué importa!

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Foto Kim Hee-Chul / EFE

Ante Estados Unidos, Venezuela desplegó todo el arsenal de opciones que tenía guardado en su chistera. 26 ocasiones de gol no es un dato menor. Oportunidades clarísimas, pelotas a los palos y un Klinsmann en estado de gracia que actuaba como un escudo ante el bombardeo Vinotinto. Irreprochable nada, los muchachos lo buscaban de todas las formas y con mucha autoridad despedazaron a los norteamericanos, pero faltaba el gol. Era el mejor partido de los de Dudamel en el campeonato y eso valdría medio si no se respaldaba con los goles y, por ende, el triunfo.
Sin Soteldo en el once y conociendo bien a Dudamel y a esta Selección, era lógico saber que Ronaldo Chacón iría al ataque a acompañar a Peña. Córdova retomó el protagonismo perdido contra Japón y fue un vendaval, gracias a las perfectas habilitaciones de Lucena y Herrera, los motores a gasoil que mueven el alma de este equipo. Peñaranda encaraba, chocaba contra todo el mundo, pisaba la pelota y se mostraba muy referenciado para ser el generador del juego ofensivo, pero su personalidad lo hacía ser el hombre adecuado para que, en el momento preciso, metiera el zarpazo. Y lo hizo.
Venezuela nunca mostró algún tipo de inferioridad ante los cinco rivales que ha enfrentado en el campeonato. Punto muy alto el del aspecto físico, vital para desplegar ese fútbol asfixiante que mostró en toda la primera mitad, donde los gringos salieron vivos inexplicablemente. La presión agobiante provocaba que los criollos ganaran todas las segundas pelotas y que, a partir de ellas, generaran todo el montón de ocasiones que terminaban sin la alegría del gol.
El uso del muy querido VAR ahora comprometía a Venezuela. Un gol anulado y una amarilla que saca a Velázquez de las semifinales fue el parte de guerra generado por el uso de la tecnología, que se agradece en su presencia y utilización, pero que queda la duda en la subjetividad promovida por quién decide que sea considerado revisar tal o cual jugada.
Estados Unidos pudo terminar el partido siendo más peligros y por primera vez en toda la Copa del Mundo, Fariñez dio sensación de inseguridad. Sí, en una sola jugada, en todo el campeonato, el arquero mostró una equivocación y casi el equipo de Tab Ramos manda al traste todo este sueño con un gol en el último minuto, costumbre reciente de los clubes venezolanos que hacía sombra con su fantasma en el partido en Jeonju.
En el alargue, Venezuela retomó el control y con Sosa venido del banco, Dudamel apuntó a una decisión que terminó siendo la jugada más trascendental en el partido: Peñaranda era el hombre que quedaba más cerca del arco y en una perfecta habilitación del mismísimo Sosa, pudo definir con una tranquilidad pasmosa para, por fin, someter al hijo de Jurgen Klinsmann en el arco rival. Golazo para rubricar un enorme partido hecho por un colectivo en el que todos rayaron a un enorme nivel. Y esa es la mayor virtud de las tantas que tiene este grupo: todos rinden de forma excepcional.
El juego sigue sin ser descifrado por el contrario. Alguna componenda rival armada más por corazón que por otra cosa, permitió que Estados Unidos batiera por vez primera a Fariñez en todo el Mundial, pero aunque roto ese celofán estadístico, no fue motivo para que Venezuela diera muestras de alguna equivocación. La Vinotinto va creciendo a medida que se entra el torneo, cada vez mejora en sus facetas y se muestra ante el resto como el equipo que mejor se muestra de los ocho que quedan. Sí, sin exagerar, Venezuela está siendo el equipo que más destaca de todos.
Un aparte para Nahuel Ferraresi. Se ganó el puesto de titular a punta de trabajo. Su padre le financiaba los viajes para que pudiera ir desde Buenos Aires a donde estuviera concentrada la Selección para algún partido amistoso o módulo. La confianza de Dudamel él la retribuye con un soberbio desempeño al lado de un Williams Velázquez intraficable. La madurez que demuestran todos se contagia y por su actitud, pareciera que este grupo tuviera más experiencia que la que pueden ofrecer muchachos que no cumplen aún 20 años.
Sin ánimo de aprovechar el buen momento para crear falsas expectativas, hay que decirlo y ratificarlo: estos muchachos tienen el nivel para lograr el título. No creo que usted tenga duda de eso si ha visto cada partido de este combinado y a sus rivales enfrentados y por enfrentar. Hay elementos para creer que sí se puede alcanzar la máxima gloria en Corea del Sur: trabajo, tiempo, madurez, juego, ideas. Ellos han dado al traste con cualquier preconcepto que se tenga del fútbol venezolano y demuestran que sí existe la posibilidad de conseguir lo que se propone. La gente se empalagó de ganas y estoy convencido que los muchachos no van a defraudar. Que no sea presión, que esas ganas sirvan de motivación como lo han sido hasta hoy.]]>

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