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Abierto de Australia: Es la hora del cambio

De entrada, no veamos esto como un anhelo. Más bien pensemos en una obligación, una que, de forma natural, se cumple con el paso de los años para dar salida a generaciones obsoletas y cristalizar el sueño de las raquetas más jóvenes.

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Pero cuando esos viejos exponentes son Roger Federer, Rafael Nadal y Serena Williams, cuesta pensar que el destino torcerá todo en su contra. Sin embargo, si un momento es importante para ver un cambio es precisamente este.

En el caso de la estadounidense, es un hecho que no podrá revalidar su título en Melbourne al anunciar su baja días atrás, abriendo espacio a tenistas ya consolidadas, pero que aún tienen largo camino por recorrer y así seguir sumando experiencia y triunfos.

Simona Halep y Caroline Wozniacki son dos de ellas. Ambas tienen algo en común: han sido número uno (Halep todavía lo es), pero sin tener, hasta le fecha, un Major a su favor. Esta cruz la llevarán hasta que logren consagrarse en un Grand Slam, pero nada está escrito. Karolina Pliskova puede pertenecer a este grupo, aunque su estancia en el trono de la WTA fue más corta.

Tanto la checa como la ucraniana Elina Svitolina lucen como cartas a no descartar, sobre todo cuando a final de zafra mantuvieron sus opciones de quitarle el puesto uno a Halep.

El caso de Garbiñe Muguruza tiene a favor sus coronas del Roland Garros y Wimbledon, pero con altas y bajas en una carrera prometedora en la que el físico sigue despertando dudas. De hecho, su accionar en Australia podría verse condicionado por molestias en el aductor derecho.

Por los hombres, la primera pregunta pasa por la situación física de Novak Djokovic. El serbio vuelve a un torneo de esta talla tras su retiro en Wimbledon 2017 por una lesión en el codo derecho. La falta de actividad podría hacer mella sobre el otrora número uno, pero el hambre de triunfo para un ganador de esta envergadura podría traducirse en un peligro para sus rivales.

Ahora, dos que podrían ganar su primer Major y que, en lo personal, presentan más opciones que el resto de sus compañeros son Nick Kyrgios y Grigor Dimitrov.

El local viene de ser profeta en su tierra, titulándose en Brisbane. Para propios y extraños, Kyrgios es uno de los jugadores más talentosos del circuito, pero cuya madurez en la cancha lo ha marcado para mal. Este recién iniciado calendario parece vaticinar uno histórico para él y su manera de manejar las cosas definiría su camino.

En el caso de Dimitrov, el impacto de ser lo que debía ser apenas se notó el año pasado. Trabajar con la presión de ser comparado con Federer desvió la trayectoria de uno de los jugadores en mejor condición atlética, dueño de herramientas cuya relación entre poder y estética es única, y donde el top 10 parece ser su hábitat natural. Hoy Grigor aparece como tercero en la clasificación (sí, también por las bajar de los principales elementos del ranking) y con la sensación de que esta es su mejor versión.

Federer, Nadal, Djokovic, Venus Williams o Maria Sharapova, veteranos en carrera, tienen a favor la experiencia de mil caídas combinadas, pero de un millón de victorias en su haber. Su condición jamás cambiará, pero sería agradable que el primero de los cuatro torneos de mayor puntuación en el tenis muestre rostros distintos entre sus ganadores.

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